Empate técnico y estrategia política
Ante
el empate técnico que reflejan las encuestas sobre la intención de voto en las
próximas elecciones del 26 de junio, entre el PSOE y Unidos Podemos, se puede
reflexionar sobre lo que puede suceder. Si se confirma que la izquierda
emergente supera en casi un millón de votos al Partido Socialista, las
consecuencias son claras. El partido progresista de la Transición, muy
probablemente, no podrá superar la investidura, ya que Ciudadanos en esta
última encuesta ha perdido 3 décimas respecto a las pasadas elecciones.
Y
si la tendencia no varía de forma significativa, sería inviable la supuesta o
hipotética coalición o pacto de gobierno entre el PSOE y el partido de Rivera.
Considero
que, sin coalición de los socialistas con Unidos Podemos, la situación política
después de las elecciones seguirá bloqueada. Porque el número de escaños de
Ciudadanos y PSOE, frente a los escaños que logrará el PP y la izquierda
emergente, dibujará un mapa político que no hará posible un gobierno ni de los
populares ni de Pedro Sánchez con el único apoyo de Rivera.
En
este sentido, el Partido Popular ve, muy claramente, que el adversario
fundamental para poder gobernar es Unidos Podemos, y creo que acierta. Se
podría decir que, si no cambian mucho las cosas, en las pocas semanas que
restan, sin la izquierda emergente no se podrá formar gobierno.
¿Está
dispuesto el PSOE a volver a repetir una
estrategia de negociación que se ha demostrado que conduce al estancamiento
político? Parece que sí, al escuchar y leer las declaraciones de sus dirigentes
estos últimos días. Con todo mi respeto para estos planteamientos, no los
considero adecuados, si se quiere formar gobierno. Es necesario poseer más
sentido de Estado.
Si
se creara una coalición de izquierdas en la que estuviera también el PSOE se
reforzaría, indudablemente, la posibilidad real y efectiva de una política
auténticamente progresista, y a la vez se diluirían los temores a que gobernara
un ejecutivo radical o, supuestamente, extremista. Pedro Sánchez podría actuar
de moderador de la mal denominada extrema izquierda. Y la izquierda emergente
tendría la posibilidad de gobernar, y se probaría que no representan la
hecatombe, sino todo lo contrario.
Por
supuesto, la orientación política de cada ciudadano es libre, y sus
pensamientos sobre cada partido político y su programa también, y ya se sabe
que cada español puede votar con plena y absoluta libertad. Además, los
votantes en cada elección pueden cambiar el sentido de su voto, si lo estiman
oportuno. La alternancia política no es algo malo en sí mismo, y existen
procedimientos parlamentarios para garantizar el respeto a las leyes y a la
Constitución.
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