Conciencia del tiempo
Indudablemente,
los análisis de la conciencia temporal son complejos tanto en la psicología
como en la teoría del conocimiento, algo reconocido también por Husserl en su
libro Fenomenología de la conciencia inmanente del tiempo de Prometeo Libros.
Son las lecciones que impartió Husserl en la Universidad de Gotinga, durante el
semestre de invierno de 1904-05. En el libro citado también se han incorporado
estudios o investigaciones complementarias del creador de la Fenomenología que datan de 1910.
Los nuevos aspectos de las
cosas conocidas, y los modos de darse de
las impresiones son la plasmación del flujo de la temporalidad. La misma
conciencia de cada sujeto organiza, continuamente, lo captado o aprehendido a
partir de impresiones que se renuevan sin cesar. Y la conciencia, afirma
Husserl, posee espontaneidad. «En efecto, porque es la expresión o
manifestación del flujo viviente de la realidad en la que está inserta la
conciencia. Para este gran filósofo es posible definir el fundamento de lo
temporal, porque escribe: «El engendramiento de modificaciones incesantes es el
tiempo mismo».
Evidentemente, uno de los
primeros pensadores que sintió, profundamente, la especial dificultad que
existe para entender, realmente, la naturaleza del tiempo fue san Agustín:
«¿Qué es, pues, el tiempo? Si nadie me lo pregunta, lo sé, pero si quiero
explicárselo al que lo pregunta, no lo sé». Husserl reconoce y aprecia en su
justo valor estas palabras de Agustín de
Hipona, ya que aunque en el mundo antiguo se consideraba que el tiempo es la
medida del movimiento siguiendo a Aristóteles, las características del tiempo
estaban sujetas a discusión y especulación filosófica.
Lo
temporal percibido es para Edmund Husserl el tiempo objetivo. En cambio, lo temporal
sentido contiene caracteres aprehensivos y en sus diversos modos de aparecer
son clasificables en órdenes reales. Las distinciones y diferenciaciones de
Husserl, respecto a la conciencia inmanente del tiempo, a lo largo de las
páginas del libro son muy precisas y profundas, y están perfectamente
integradas en sus exposiciones y desarrollos.
Por
ejemplo, escribe: «Consideremos un pedazo de tiza, cerremos y abramos los ojos.
En este caso, tendremos dos percepciones y diremos que vemos dos veces la misma
tiza. Tenemos aquí contenidos temporalmente separados; también intuimos una discontinuidad temporal
fenomenológica, una escisión; pero en el objeto no hay escisión, es el mismo;
quiero decir que en el objeto hay duración, en el fenómeno, cambio».En lo referido
a la rememoración, el ahora de lo que nos aparece, posee un sentido diferente
del ahora que aparece en la percepción.Todas las vivencias, actos de juicio, de
alegría y de percepción externa son, no cabe duda, entidades percibidas, ya que
conforman unidades de la conciencia temporal. Desde la perspectiva de análisis
de la fenomenología husserliana se distinguen numerosos matices en la
percepción como presenciación.
Como
escribe Husserl: «En la percepción de la
melodía, distinguimos, por una parte, el tono ahora dado, que llamamos
“percibido”; y por otra, los tonos transcurridos, que designamos como “no
percibidos”». A lo largo de las lecciones de Husserl se afirma y explicita una
verdadera crítica de la percepción, imaginación, fantasía, fenómenos,
retención, rememoración, intencionalidad, impresión, y otros numerosos
conceptos que delimitan las maneras del aparecer en el tiempo, y la diversidad
de significaciones de las diferentes operaciones de la conciencia en distintos
sentidos temporales.
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