En
el último libro publicado de Victoria Camps titulado Elogio de la duda esta
pensadora plantea los beneficios de la capacidad de cuestionar lo dado. En
efecto, todo puede ser diferente. Lo establecido puede dejar de serlo o
cambiar. La actitud escéptica no es contraproducente sino necesaria en
filosofía, lo que no supone que tenga que ser excesiva. Hasta Bertrand Russell
afirma que la filosofía es un ejercicio de escepticismo.
El
poner en cuestión es una actividad propia de la actividad filosófica. Es, en el
fondo, el ejercicio de la crítica racional
sobre las ideas y la realidad. El libro de Camps realiza un recorrido
analizando las vicisitudes de la duda, a lo largo de la historia del
pensamiento.Y es que las decisiones de todo tipo deben ser primeramente
analizadas, sopesadas y examinadas para decidir con más garantías de acierto.
Como
escribe la filósofa «Anteponer la duda a la reacción visceral. Es lo que trato
de defender en este libro: la actitud dubitativa, no como ejercicio de
reflexión, de ponderar pros y contras». Ciertamente, el dogmatismo y la falta de juicio y
argumentación no es lo adecuado, ya que es caer en la rutina de lo aceptado,
simplemente, por ser lo común y habitual. Y en la sociedad actual, en general,
se echan en falta más argumentaciones y menos imposiciones. Y es que la fuerza
de la costumbre no es algo que sirva para justificar cualquier cosa. Es
indispensable razonar y argumentar. Y los matices discursivos, también pueden
ser decisivos, en los debates, polémicas, etc.
La
actitud reflexiva y prudente que pone en valor Victoria Camps es la que hace
posible que se dé la respuesta más ajustada en cada caso o situación. O. al
menos, es de lo que se trata. Porque el margen de incertidumbre en las
decisiones es una variable que no se puede obviar, por múltiples razones. Algo
que es evidente es que todo cambia y, por tanto, se entienden perfectamente
estas palabras de Russell referidas a la capacidad de dudar: «Gran parte de las
dificultades por las que atraviesa el mundo se debe a que los ignorantes están
completamente seguros y los inteligentes llenos de dudas». Estoy plenamente
convencido de que así es. De ahí la gran importancia de la capacidad crítica y
analítica, algo que tiene que ser desarrollado desde las primeras etapas
educativas.
Aunque
también es verdad que el exceso de duda también es negativo. Puesto que en la
vida hay que elegir y tomar decisiones, y nunca se tiene toda la información,
porque el futuro no puede ser previsto en todos sus detalles. Los diez
capítulos de Elogio de la duda invitan a una lectura crítica. Camps escribe de
diversas cuestiones: apología de Ismene, el asno de Buridán, moderémonos, la
búsqueda de la verdad, los dogmas de la
tribu, dejar de pensar, determinismos
identitarios, el gusto por los matices,
la filosofía como ficción y el declive del ensayo. Quizás la moderación
sea algo clave en una parte de la
sociedad, cada vez más crispada, por los problemas económicos y la desigualdad excesiva.
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