Comte
Es
un filósofo que nació en 1798, en el seno de una familia tradicionalista, y que
murió el 5 de septiembre de 1857 en su domicilio parisino. Entre sus obras
destacan: Discurso sobre el espíritu positivo, Tratado filosófico de astronomía
popular, Curso de filosofía positiva, Catecismo positivista, La física social y
Sistema de política positiva.
Fue
un pensador con una amplia y profunda formación. De los autores que leyó, el
que tuvo mayor influencia en su pensamiento fue Condorcet. La investigación del
pasado sirve también para pensar en el porvenir, y también es posible establecer la
interrelación profunda entre política e historia, algo explicitado también por
Condorcet. Además, para Augusto Comte es
plausible la idea de Montesquieu de extender
a los fenómenos sociales el concepto de ley natural.
Comte
admiró mucho la filosofía de Hobbes. También consideraba que el Conflicto de facultades de Kant de
1798 poseía ideas con las que estaba de acuerdo, y que le inspiraron en la
elaboración de sus tratados. El método dialéctico de Hegel también le sirvió de
referencia para los tres estadios que Comte formuló, aunque desde otra
perspectiva conceptual y metodológica.
Las
ideas socialistas de Saint-Simon que animó a Comte y le ayudó no convencieron a
uno de los padres de la Sociología. Porque Augusto Comte no deseaba la supuesta
confrontación social, que podría causar el igualitarismo socialista revolucionario. Ya que Comte pretendía que
existiera una jerarquía estable, algo
que no concordaba con la igualdad en un sentido profundo.
Su
obra no busca mantener el sistema vigente en su época. Vivió en un periodo de
grandes transformaciones socioeconómicas. Insistió, por primera vez en Francia,
en investigar, científicamente, la sociedad. Puesto que el nuevo orden social
del futuro debía sustentarse en bases sólidas, o, lo que viene a ser lo
mismo, sobre fundamentos científicos.
A
diferencia de los socialistas utópicos Comte establece formas de pensamiento
sistemático, que expresan la relación de los hombres con el mundo o la
realidad.
Está
plenamente convencido de que la humanidad está avanzando. El progreso técnico,
social y humano, es una realidad perceptible en el siglo XIX. Algo que se puede
evidenciar, por los continuos inventos, y por los avances de las ciencias.
El
auge de la sociología que el mismo Comte
fundó es uno de sus grandes logros intelectuales. Aunque también es cierto que
fue Durkheim, el que separó a la Sociología de la Filosofía, y la consideró
como una ciencia independiente. Y, si bien Durkheim se inspiró directamente en
las obras de Comte, también criticó su sistema.
El
positivismo elaborado por Comte al otorgar una gran importancia a los datos
científicos y a las ciencias es coherente. En efecto, el pensamiento
científico, y la objetividad, precisión y rigurosidad del mismo, es esencial
para una nueva era positiva, en la que el ser humano viva una existencia más
plena. Ahora bien, no todo se reduce a ciencia.
Comte,
a mi juicio, se equivocó en su intento de convertir el positivismo en una religión humana, con
sus rito específicos, algo que alejó, como se sabe, a varios amigos suyos como
Littré y Stuart Mill.
De
todos modos, las obras de Comte muestran
una gran erudición y un estilo brillante, preciso, riguroso y original. La
fuerza y genialidad demostrada en sus profundos análisis y reflexiones lo
convierten en un clásico de la historia de la filosofía, y en un gran pensador
a la altura de su tiempo.
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