Aranguren
Aranguren fue un filósofo que
nació en Ávila en 1909 y murió en 1996 en Madrid. Se le considera uno de
los pensadores españoles más importantes
del siglo XX. En 1955 gano la catedra de Ética y Sociología de la Facultad de
Filosofía y Letras de la Universidad de Madrid de la que era rector Pedro Laín
Entralgo. Por cierto, ambos fueron miembros de la Escuela de Madrid de
Filosofía. Que sigue los pensamientos de Ortega y su influencia, pero con
enfoques originales, y propios, como es natural. La filosofía orteguiana fue el
punto de inicio de un auge de la producción filosófica en español.
La extraordinaria labor docente
de Aranguren hizo posible también que difundiera corrientes filosóficas
contemporáneas. Las discusiones con filósofos analíticos y marxistas
tenían también espacio en los
planteamientos del profesor José Luis Aranguren.
Sus fuertes críticas a la Universidad española culminaron el 24 de
febrero de 1965 y fue detenido,
procesado y separado de su cátedra, junto con los también catedráticos Tierno
Galván y Agustín García Calvo. Fue algo
injusto, pero sucedió en el periodo final del franquismo. Con la llegada de la democracia, el 6 de
agosto de 1976 se levantaría la sanción académica y fue repuesto como
catedrático de Ética y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid. Para
los otros dos profesores ya citados, también se levantó la sanción. Se reparó
una injusticia histórica.
Evidentemente, la labor
filosófica de Aranguren abarcó múltiples aspectos, pero quizás el más relevante
fue la construcción de planteamientos éticos y políticos muy coherentes. La
distinción entre moral como estructura y
contenido ya es esbozada por la Escolástica y es desarrollada por Zubiri
en su obra.
La estructura moral del ser
humano se revela como indiscutible porque las decisiones conforman o
estructuran la moralidad o inmoralidad de las actitudes individuales o
subjetivas de las personas. Además la consideración de la realidad está
presente en la toma de decisiones y en el libre ejercicio de la libertad. En el
ámbito animal el ajustamiento a lo real es más bien instintivo. En cambio en el
ser humano la forma de la realidad
influye decisivamente en los actos personales, con un cierto ajustamiento
formal a lo mundano que puede denominarse siguiendo la terminología zubiriana
como justeza.
La posibilidad y la libertad son
algo propio de la conducta humana racional frente al animal que se deja guiar
por lo estimúlico al no poseer capacidad de reflexión abstracta. El continuo
ajuste a las exigencias de la realidad es lo que puede entenderse como
estructuración de la propia realidad
moral. Si bien también es fundamental lo justo u honesto como base primordial
de los contenidos de lo moral en una línea de pensamiento que ya elaboró
Zubiri, y que sigue el propio López Aranguren en su producción filosófica de
carácter ético.
La moral es una ciencia
especulativamente práctica lo que, a mi juicio, determina la necesidad para los
seres humanos de analizar la realidad y la praxis para construir una
disposición ética que, aunque pueda contar con las aportaciones de la
fenomenología de la religión, se
abre también a planteamientos generales
de tipo laico, agnóstico y ateo. Para Aranguren el talante es la primera
naturaleza premoral del individuo a la
que se superpone a través de la
educación y de la socialización el êthos moral.
Ciertamente, los hábitos y las
costumbres se van formando a lo largo de la existencia de cada persona. Y es
esencial que la referencia al mundo o a la realidad por parte de cada sujeto,
aunque se fundamente en el talante premoral, se vaya ajustando a una
fundamentación racional en concordancia con una realidad valorada y enjuiciada
con sensatez y coherencia. Y de acuerdo a unas pautas de conducta inteligentes
y racionales, que aprovechen las virtualidades y posibilidades de la realidad
en toda su amplitud y diversidad.
El êthos es la personalidad moral
individual que se construye temporalmente en la vida de los sujetos. Pero
también es clave pensar en la significación de lo que Aranguren acertadamente
define como êthos social. En efecto, es posible la determinación de lo que se
puede denominar bien moral social y que es el punto de apoyo para la
elaboración de una ética social que se proyecta y expresa en el campo político
como democracia moral. Incuestionablemente, la tarea de dar contenidos a lo que
puede entenderse en cada momento histórico como democracia ética es algo
tremendamente complejo pero posible.
La facticidad de la existencia
humana es algo esencial para la comprensión de lo realizado o hecho por cada
individuo. porque adquiere un valor muy especial, ya que es lo que nos
caracteriza como especie racional.
Aranguren insiste en la
superioridad valorativa de una ética de la alteridad frente a otra de la
aliedad que está en relación con elementos impersonales y técnicos en el campo
social y político. La relación con los otros desde una perspectiva de justicia
y bondad es lo que delimita el ámbito de aplicación de una adecuada y positiva
moral de la ateridad
Para este pensador español es
indispensable una eticidad positiva del estado que potencie la supuesta
moralidad social, desde una pers pectiva que se plasme en un posible estado de
justicia social para todos los ciudadanos. De todos modos, Aranguren señala los peligros de la tecnocracia y de la
tecnificación de la moral que suponen la eliminación o el olvido de los
planteamientos éticos.
La moral de la responsabilidad
afirmada por este filósofo es la plasmación de una actitud ética ilusionante
que cree en la fuerza del Estado para potenciar el bienestar general de la
sociedad de un modo equilibrado y justo. Ya que la voluntad de justicia social
se puede aplicar a la realidad a través de leyes, disposiciones y normas, que
incidan en el ajuste progresivo de lo
social, para el logro efectivo de unas condiciones de vida, que propicien el
pleno desarrollo de las potencialidades de cada ser humano. Lo realmente
complejo aunque posible, a mi juicio, es la consecución efectiva de una
auténtica calidad de vida para todas las
personas por medio de la actividad política y económica.
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