Aprendizaje
y nanotecnología
Nicholas Negroponte en
1984 predijo cómo sería nuestro futuro, y acertó en gran medida con sus
predicciones. En efecto, por medio de los ordenadores, y gracias a la
informática se han logrado cosas que parecían muy difíciles de lograr, hace
unos treinta años. Y, actualmente, ya forman parte de la vida cotidiana de
numerosas personas en el mundo. Las pantallas táctiles, los libros electrónicos
y las teleconferencias, etc., ya están presentes en nuestros modos de
existencia.
Además, los smartphones
se han convertido en una especie de miniordenadores de bolsillo. Está claro que
la era digital ha traído consigo incontables beneficios para las personas que acceden
a los aparatos digitales. El mismo Negroponte ha impulsado el proyecto OLPC con
el que logró fabricar más de tres millones de portátiles de bajo coste. De este
modo, se ha ayudado a países en vías de desarrollo a salir de la pobreza, y
también a subir el nivel de vida, o la calidad de la misma.
La investigación en
Inteligencia Artificial y en Neurociencia, así como en Ingeniería Genética, y
otros campos de la ciencia y del conocimiento, está produciendo muy alentadores
resultados, pero es preciso esperar algunos años más, para ver posibilidades
que todavía parecen propias de la ciencia ficción.
Indudablemente, es cierto
que la conectividad y la computación son fundamentales para la resolución de
dilemas y problemas. Y, en este sentido, todo lo que se avance en el campo de
la informática y la nanotecnología será muy positivo para todos. Además, con
los ordenadores cuánticos la capacidad de cálculo, y el procesamiento de datos aumentará
exponencialmente.
Según Ray Kurzweil, los
avances en el campo de la nanotecnología nos harán divinos, en unos decenios.
Ya en 2014 los investigadores han inyectado nanorobots de ADN en cucarachas vivas, y fueron capaces de seguir ciertas instrucciones, y también de
dispensar medicamentos.
En relación con la
posibilidad de aprender un idioma cargándolo en el torrente sanguíneo del
cerebro con los nanorobots, no parece factible, incluso dentro de treinta años.
Porque el cerebro es un órgano muy complejo, y con numerosísimas funciones
integradas. A esto se añade, como también argumenta David Linden, que existen
grandes obstáculos, por ejemplo, impedir que las células del cerebro ataquen a
los cuerpos extraños que son los nanorobots, etc., etc.
En cambio, en Estados
Unidos e Israel ya han comenzado los experimentos para destruir células
cancerígenas inyectando mini-robots en el torrente sanguíneo. Y es que los
nanobots son una especie de computadoras del tamaño de moléculas que
interactúan con moléculas.
De todas formas, está
claro que el aprendizaje será todavía por mucho tiempo, cuestión de esfuerzo,
tiempo y dedicación. Y la atención, el interés, la constancia y la
perseverancia serán los factores clave
para adquirir los conocimientos.
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