martes, 10 de mayo de 2016

Avicena

Avicena

Ibn Sina fue un médico y filósofo que ha influido mucho tanto en el mundo islámico como en Occidente. Nació en el año 980 y murió en el 1037. Escribió numerosas obras, cerca de 500. Destacan sus tratados médicos y filosóficos. Consideraba que el universo es eterno en  el tiempo, tesis que fue tomada como una provocación en Occidente.
Según Avicena  el conocimiento  es posible, por medio del intelecto agente que conecta pensamiento y realidad. Otro de sus muchos logros es la formulación y justificación del argumento ontológico, así llamado por Kant. En efecto, desde el planteamiento aviceniano el propio concepto de ser necesario es la prueba de la existencia de Dios. Pero, en realidad, no se sostiene tal argumentación, porque el plano del pensamiento y el de lo real son diferentes.
En lo referente a la tesis, sostenida por Avicena, de la existencia del alma independiente del cuerpo, es la que se conoce como el argumento del hombre suspendido. Juzga que el alma o la capacidad de pensar es suficiente, por sí misma, para saber que se existe, sin la mediación del cuerpo. Lo que pone de manifiesto que este gran médico y filósofo no niega la inmortalidad del alma. Al contrario estima que por la espiritualidad del alma es posible que sea inmortal. Aunque imprecisas traducciones de su obra en Occidente dieran a entender que estaba convencido de que era mortal. De hecho,  Avicena deduce de modo platónico, una prueba de la inmortalidad del alma: «La continua unión con la realidad, de donde obtiene su perfección y de la cual depende, salvará al alma de toda corrupción, hasta el punto de que no se destruye ni siquiera al alejarse o separarse de aquella realidad. Por consiguiente, el alma, después de la muerte, permanece siempre inmortal, dependiendo de aquella elevada sustancia  que se llama Entendimiento universal, y que los doctos de las diversas religiones denominan Sabiduría de Dios».
Respecto a la estructura metafísica de la realidad  Ibn Sina  se apoya en la teoría de la causalidad aristotélica y también en el neoplatonismo, ya que todo deriva de un primer grado supremo de realidad.
En lo concerniente a la filosofía del hombre o a la antropología Avicena muestra sus conocimientos de la psicología humana, y emplea el razonamiento, la deducción y la observación y la experimentación, en sus investigaciones y en la elaboración de su filosofía, y también en la composición de sus obras médicas, y de su práctica cotidiana como médico.
En lo relativo al fin de la filosofía escribe Ibn Sina: «Decimos que el fin en la filosofía es informar acerca de las verdades  de todas las cosas en la medida de lo posible al hombre». La influencia de la filosofía helena antigua es evidente. En el ámbito del pensamiento político Avicena se muestra convencido, al igual que Aristóteles, de que el hombre es un ser social, porque precisa de sus semejantes para desarrollar su existencia y alcanzar la plenitud.
Fue un pensador político realista que no consideró necesario plantear las condiciones ideales de un modelo de gobierno político justo. Ya que se limitó a poner el énfasis en el orden racional del universo, y también en el gobierno divino de la sociedad, según indiquen las instituciones musulmanas. Es entendible desde la perspectiva cultural y social de su tiempo.



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