Un ministro del Gobierno ha dicho que,
si se declara la independencia, no tendrá validez.
En efecto, no será una decisión política
válida, con el derecho en la mano. Pero, el problema se presenta al pensar que
la Generalitat dirá que sí lo es y en vista de lo que está sucediendo creo que
asistiremos al surgimiento de una república catalana, que se considerará
plenamente legitimada para ser un nuevo estado independiente con todas las
consecuencias.
El poder coercitivo del Gobierno tendrá
que expresarse respecto a la Generalitat. Si no se aplica, las palabras no
servirán, ya que hablarán, por sí solos los hechos. Quedarse de brazos cruzados
esperando más acontecimientos serviría para que la conformación de la república
catalana sea algo prácticamente irreversible.
Y servirá de muy poco, por no decir
nada, realizar llamamientos a la
sensatez y al buen juicio y a la obediencia a las leyes y al ordenamiento
jurídico vigente. Los dirigentes independentistas, muy probablemente, pasarán
de lo que digan el Gobierno y los tribunales.
Asistiremos estupefactos al nacimiento
de un estado catalán que coexistirá con España. Y a los políticos
independentistas les da igual que se marchen por la inseguridad legal de muchas
empresas con sede en el territorio catalán. Porque para Junqueras la fuga de
grandes empresas de Cataluña, como el banco Sabadell y la Caixa es algo
temporal. Lo que es difícilmente creíble y sostenible con razones de peso. Es
una simple suposición del vicepresidente de la Generalitat.
La manifestación o concentración de
Barcelona de este domingo por la unidad de España ha movilizado a entre 350.000
personas y un millón, aproximadamente, según las distintas estimaciones. Y las
frases que se han escuchado son muy claras y expresan el deseo de que Cataluña
siga siendo España y viceversa. Es lo lógico después de siglos y siglos de
unión y de solidaridad. Cataluña nunca fue un estado a lo largo de la historia
de esta noble tierra.
Esperemos que esta gran cantidad de
ciudadanos manifestándose y el manifiesto leído o pronunciado por Vargas Llosa
y Borrell sirvan para calmar el furor del independentismo y
facilite, la vuelta al cumplimiento de las leyes por parte de Puigdemont. Si
bien, creo que no va a ser así, por desgracia, si se piensa y analiza lo que ya
ha ocurrido con el simulacro de referéndum.
De todos modos, parece que cada día
ocurren cosas no previstas, en función de actitudes que surgen repentinamente
alentadas o impulsadas por movimientos políticos independentistas.
Ante esto, es muy difícil saber lo que
va a pasar esta semana decisiva, especialmente a partir del martes por la tarde,
con la probable declaración unilateral de independencia en un pleno que se ha
cambiado de día para burlar la suspensión del lunes.
También es necesario evitar el inicio de
un enfrentamiento cívico entre los partidarios de la independencia y los que no
lo son. Y si se declara la república
catalana el próximo martes creo que la tensión social va a aumentar muy
considerablemente y se producirá un empeoramiento sustancial de la situación
económica en Cataluña y en el resto de España. El fanatismo y la irracionalidad
no deben destruir quinientos años de historia y de convivencia en común en el
Estado español.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario