jueves, 26 de octubre de 2017

CONSIDERACIONES SOBRE EL ANIMAL DIVINO



Este  libro de Gustavo Bueno es la exposición de su filosofía materialista de la religión.
En efecto, Bueno a lo largo de las páginas del libro trata numerosas cuestiones, pero delimita también de forma minuciosa muchos aspectos esenciales para entender, de modo riguroso, el origen de las religiones y del culto a las entidades divinas o a los númenes.
El enfrentamiento con los animales en el Paleolítico por parte de los hombres está en el origen de la religiosidad. En realidad, es algo que aparece en las pinturas rupestres, ya que se pintan animales en las paredes de las cuevas, desde una perspectiva mágica, claramente religiosa y supersticiosa.
Los seres humanos primitivos consideran a los animales como terribles enemigos numinosos y luchan contra ellos o bien como númenes bienhechores  a los que ayudan y rinden culto de cierta manera. Los númenes son los animales que causan sentimientos y emociones a los hombres primitivos en el Paleolítico.
Por tanto, en su origen, según Bueno las religiones nada tienen que ver con Dios. Es un ataque directo a los planteamientos teológicos que sostienen lo contrario. La filosofía materialista de la religión de Bueno se fundamenta en sólidas argumentaciones que están apoyadas por la observación empírica sistemática, la antropología y la investigación científica más rigurosa y profunda.
Los animales para Bueno son seres no humanos que viven, sienten, perciben y desean, pero no son identificables con ángeles, demonios o extraterrestres.
Desde el materialismo existe la religión primaria que era la de los hombres de las cavernas que adoraban a los animales como númenes considerados como bienhechores o los rechazaban como peligrosos durante el Paleolítico.
A partir del Neolítico surgen las religiones secundarias que son muy supersticiosas y dan culto a númenes o figuras antropomórficas o zoomorfas. Por ejemplo en el Egipto faraónico y en las cultura chinas, hindúes o mayas.
Con la filosofía griega antigua se critica el antropomorfismo y el zoomorfismo religiosos y esto mismo conduce al surgimiento de las religiones terciarias que son la monoteístas. Se abre también la posibilidad de que vayan surgiendo planteamiento ateos y agnósticos. Entre los que no existen grandes diferencias, a mi juicio.
El índice del animal divino ya ofrece un detalle suficiente sobre la multiplicidad de temas que trata la obra de Bueno. Desde, por ejemplo, la teoría de la religión como filosofía  continuando por otras cuestiones como la relativa  a la filosofía de la religión de Espinosa. También analiza Bueno el cuerpo de la religión y la filosofía de la religión como disciplina insertable en el marco de una antropología filosófica. No olvida tampoco otros numerosos aspectos como religión y religación y también realiza reflexiones críticas sobre sobre el cuerpo de la religiones y las reconstrucciones positivas del argumento ontológico. También escribe sobre las líneas maestras de la teología de la liberación desde un enfoque materialista, como es natural, y critica el dogmatismo religioso. Y me dejo en el tintero otras muchas cuestiones que trata el libro.
Sin perjuicio de que Gustavo Bueno se consideraba un ateo católico, aunque parezca una contradicción absoluta. Y no lo es, porque quería decir que, sin creer en la inmortalidad humana y en la divinidad, ya desde su juventud, leyó y analizó la Escolástica y los tratados teológicos con mucho interés y discutió con teólogos sobre cuestiones religiosas durante toda su vida como gran filósofo y profesor. Y también, porque tenía respeto por la tradición religiosa y el arte y la cultura espiritual católica y cristiana en general, entre otras razones que se pueden aducir.
En este artículo he querido dar una muy breve introducción sobre el animal divino para que sirva de estímulo que impulse a la lectura de la obra de Bueno. También he pretendido que se entienda, de forma esquemática,  un aspecto clave de la filosofía materialista de la religión de Gustavo Bueno: el relacionado directamente con los númenes animales como inicio de la religiosidad.


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