Este libro de Gustavo Bueno es la exposición de su
filosofía materialista de la religión.
En efecto, Bueno a lo
largo de las páginas del libro trata numerosas cuestiones, pero delimita
también de forma minuciosa muchos aspectos esenciales para entender, de modo
riguroso, el origen de las religiones y del culto a las entidades divinas o a
los númenes.
El enfrentamiento con
los animales en el Paleolítico por parte de los hombres está en el origen de la
religiosidad. En realidad, es algo que aparece en las pinturas rupestres, ya
que se pintan animales en las paredes de las cuevas, desde una perspectiva
mágica, claramente religiosa y supersticiosa.
Los seres humanos
primitivos consideran a los animales como terribles enemigos numinosos y luchan
contra ellos o bien como númenes bienhechores
a los que ayudan y rinden culto de cierta manera. Los númenes son los
animales que causan sentimientos y emociones a los hombres primitivos en el
Paleolítico.
Por tanto, en su
origen, según Bueno las religiones nada tienen que ver con Dios. Es un ataque
directo a los planteamientos teológicos que sostienen lo contrario. La
filosofía materialista de la religión de Bueno se fundamenta en sólidas
argumentaciones que están apoyadas por la observación empírica sistemática, la
antropología y la investigación científica más rigurosa y profunda.
Los animales para
Bueno son seres no humanos que viven, sienten, perciben y desean, pero no son
identificables con ángeles, demonios o extraterrestres.
Desde el materialismo
existe la religión primaria que era la de los hombres de las cavernas que
adoraban a los animales como númenes considerados como bienhechores o los
rechazaban como peligrosos durante el Paleolítico.
A partir del Neolítico
surgen las religiones secundarias que son muy supersticiosas y dan culto a
númenes o figuras antropomórficas o zoomorfas. Por ejemplo en el Egipto
faraónico y en las cultura chinas, hindúes o mayas.
Con la filosofía
griega antigua se critica el antropomorfismo y el zoomorfismo religiosos y esto
mismo conduce al surgimiento de las religiones terciarias que son la
monoteístas. Se abre también la posibilidad de que vayan surgiendo
planteamiento ateos y agnósticos. Entre los que no existen grandes diferencias,
a mi juicio.
El índice del animal
divino ya ofrece un detalle suficiente sobre la multiplicidad de temas que
trata la obra de Bueno. Desde, por ejemplo, la teoría de la religión como
filosofía continuando por otras
cuestiones como la relativa a la
filosofía de la religión de Espinosa. También analiza Bueno el cuerpo de la
religión y la filosofía de la religión como disciplina insertable en el marco
de una antropología filosófica. No olvida tampoco otros numerosos aspectos como
religión y religación y también realiza reflexiones críticas sobre sobre el
cuerpo de la religiones y las reconstrucciones positivas del argumento
ontológico. También escribe sobre las líneas maestras de la teología de la
liberación desde un enfoque materialista, como es natural, y critica el
dogmatismo religioso. Y me dejo en el tintero otras muchas cuestiones que trata
el libro.
Sin perjuicio de que
Gustavo Bueno se consideraba un ateo católico, aunque parezca una contradicción
absoluta. Y no lo es, porque quería decir que, sin creer en la inmortalidad
humana y en la divinidad, ya desde su juventud, leyó y analizó la Escolástica y
los tratados teológicos con mucho interés y discutió con teólogos sobre
cuestiones religiosas durante toda su vida como gran filósofo y profesor. Y
también, porque tenía respeto por la tradición religiosa y el arte y la cultura
espiritual católica y cristiana en general, entre otras razones que se pueden
aducir.
En este artículo he
querido dar una muy breve introducción sobre el animal divino para que sirva de
estímulo que impulse a la lectura de la obra de Bueno. También he pretendido
que se entienda, de forma esquemática,
un aspecto clave de la filosofía materialista de la religión de Gustavo
Bueno: el relacionado directamente con los númenes animales como inicio de la
religiosidad.
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