Si Puigdemont se niega a abandonar el
cargo el Gobierno reaccionará con
sentido común.
El problema es saber lo que entiende el
Ejecutivo por actuar con inteligencia ante la rebelión y la secesión de los
dirigentes políticos del Govern catalán que se niegan a abandonar el poder.
Entre otros motivos, porque ya se consideran los gobernantes de la república
catalana y no aceptan o reconocen la autoridad del Gobierno español.
Que desde el Gobierno central se diga
que se recibirá con agrado que Puigdemont se presente a las elecciones del 21
de diciembre da una idea, a mi juicio,
de la falta de salidas respecto al desafío del independentismo catalán.
Lo reconoce el mismo Portavoz del
Gobierno español que dice que los catalanes pueden juzgar lo que ha sucedido el
último año con el proceso secesionista que ha puesto a las autoridades fuera de
la ley. Acepta también que se ha llegado a un callejón sin salida. Y, por
tanto, la solución son las elecciones. De este modo, los propios ciudadanos
catalanes al votar arreglarán la situación política en Cataluña o la
reconducirán en interés del bien general de todos. Me parece que no va a ser
así, por numerosas razones. La fuerza del independentismo es muy grande y no es
fácilmente neutralizable. Lo sería con un Gobierno fuerte que hiciera cumplir
lo que sale publicado en el BOE de modo
inmediato.
Está bien que se haya cambiado al Jefe
de los Mossos, pero no es suficiente. El cese de todo el Govern catalán es algo
que debe ser realizado ya, puesto el Senado ya ha aprobado las medidas y ya han
salido publicadas en el Boletín Oficial del Estado. La vigencia de estas
medidas comienza ya, no se debe esperar, especialmente, en lo referente a
Puigdemont, Junqueras y el resto de su Gobierno.
Junqueras también ha afirmado que no va
a acatar su cese y pide a los catalanes perseverancia. Muchos ciudadanos se
preguntan cómo es posible que Puigdemont que ha desobedecido leyes y sentencias
de los más altos tribunales del Estado y que puede haber cometido delitos puede
presentarse a las elecciones. Es considerado un golpista por comentaristas
políticos y por expertos en Derecho.
La ciudadanía piensa este tipo de cosas
y no me extraña nada. Es lo que realmente dice el verdadero sentido común y la
razón. No hace falta ser un experto en lógica y en argumentación jurídica para
darse cuenta de ello. La situación política
a la que se está llegando en Cataluña es esperpéntica. Se está
improvisando continuamente. Se dice que se van a tomar unas medidas y luego se
aplican unas pocas y las más importantes no, etcétera. Es como una especie de
juego político ante la implacable resistencia de la proclamada república
catalana que está doblegando, en mi opinión, a España como Estado de Derecho.
Y se sigue mirando para otro lado, por
parte del Ejecutivo, como si no pasara nada y danto tiempo al tiempo. A ver si
se arregla todo por una combinación de decisiones política de las fuerzas
políticas constitucionalistas y con las elecciones. Suponiendo que se celebren y que sean admitidas por los
partidos independentistas. Realmente, un caos completo y siento tener que
decirlo, porque la ciudadanía española no se merece esto. Me
parece que millones de españoles no están de acuerdo con que se tolere que la
legalidad sea pisoteada por el Govern catalán.
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