domingo, 1 de julio de 2018

LA ROJA A CASA




Los españoles no se merecen el partido que jugó la selección española contra Rusia. Y siento tener que decir esto, pero se ajusta a la forma de jugar que se ha visto. En los informativos de las principales cadenas de televisión españolas también tienen claro que España ha mostrado que está sin juego.
Es cierto que la habilidad técnica es notable como corresponde  a la calidad de los futbolistas de la selección, si bien se necesita que el juego sea más variado y profundo. Contraataques y, sobre todo, jugadas más veloces. Y también disparar mucho más a portería para intentar marcar.
Si, únicamente, se esperan los fallos o errores del otro equipo lo más probable es que no se logre ganar el encuentro. Y esto parece que la selección española o los futbolistas no lo han considerado.
No se trata de negar el esfuerzo y la entrega de los jugadores, pero su juego no fue efectivo. No se puede estar todo el partido y la prórroga pasándose el balón como si fuera un entrenamiento y esperando el error del equipo rival.
Aunque el equipo haya realizado más de mil pases y esto suponga un una cifra que desde 1996 no lograba ningún país, no es suficiente. Sin un juego de ataque que cree ocasiones de verdad en el fútbol actual no se logran victorias.
Es verdad que España no ha sido derrotada en el mundial de Rusia, pero eso no  justifica o sirve de atenuante respecto a  la falta de goles. La vuelta a casa se veía venir. El cambio de entrenador a dos días del comienzo de la competición es otro factor que causa problemas a cualquier combinado y es algo presente en las mentes de muchos aficionados españoles, diría que de la mayoría o de una buena parte.
Ya se sabe que en una competición de este gran nivel todo es muy difícil, algo que nadie niega. De todos modos, las cosas se pueden hacer mejor. La preparación técnica de los partidos creo que es claramente mejorable. Deben buscarse alternativas para ganar en efectividad. El gol de España fue en propia puerta de un jugador ruso. Ante Rusia que no ha sido hoy, al menos, una selección que destacara por su nivel España no ha sido capaz de demostrar su superioridad técnica traduciéndola en goles. De poco sirve tener la posesión de la pelota un 75%  si no se gana.
La decepción de los más de once millones y medio de españoles que han visto el partido por televisión creo que ha sido mayúscula y no es para menos. Porque, si España resulta eliminada jugando con profundidad y con muchas o bastantes ocasiones de gol, los aficionados entenderían la derrota como una consecuencia de la mala suerte, que también influye en el deporte.
Lo que no es de recibo, a mi juicio, es la forma de jugar aburrida, lenta y monótona  durante casi todo el tiempo del partido por parte de la selección. Si un sistema o táctica de juego no funciona habrá que poner en marcha otras en el mismo encuentro o cambiar a más jugadores o hacer, de alguna manera, que las instrucciones de juego del entrenador  se cumplan.
En cualquier caso, los comentaristas y periodistas deportivos ya hablaban de serias dudas sobre la efectividad del juego de la selección y sobre sus posibilidades reales de seguir adelante en el Mundial de Rusia. Y, por desgracia, las peores suposiciones se han confirmado. Es triste ver llorar a varios jugadores españoles ante la eliminación y lo digo con todo el respeto. Se trata de buscar soluciones y no de señalar culpables. 
A lo mejor el estilo de juego de España tiene  que cambiar y dejar en segundo término el famoso tiquitaca, ya que da resultado ante selecciones de países de menor nivel futbolístico, pero no sirve ante combinados nacionales potentes. Dar pases cortos y disponer de una posesión del balón abrumadora no sirve necesariamente para ganar partidos. En cambio disponer de alternativas de juego diferentes ante rivales con formas de jugar muy distintas puede ser decisivo.
Lo que está claro, en mi opinión, es que ha de hacerse un profundo análisis acerca de lo que debe hacerse para  que la selección española de fútbol vuelva a ser mucho más competitiva y que ataque más y mejor.



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