Bergson es uno de los
grandes filósofos al que se le concedió el Nobel en 1928. Y no es extraño, ya
que su estilo como escritor es fino, preciso, detallado y a la vez bello y
armonioso. En su libro Historia de la idea del tiempo se recopilan una serie de
lecciones de Filosofía impartidas por Henri Bergson en los años 1902 y 1903.
Se puede decir que la
forma de explicar sus ideas en los cursos es más amena que la de sus tratados
que son más complicados, ya que cuentan con una estructura más compleja y técnica.
Y es algo perfectamente entendible. Es frecuente que el filósofo francés
prepare en sus cursos lo que posteriormente ofrecerá al público lector en sus
libros.
Como decía Bergson yo
duro, por tanto, existo. Péguy que asistió a sus lecciones explica como las
pronunciaba: «Él hablaba durante la lección entera, perfectamente seguro,
infatigable, con una exactitud incesante y minuciosa, con una apariencia de
debilidad constantemente desmentida, con una fragilidad audaz, nueva y profunda
que le sigue siendo propia, sin negligencia y, por tanto, sin afectación
alguna, creativo y propositivo, pero sin alardear nunca de una idea, aunque
fuera fundamental, aunque fuera profundamente revolucionaria».
En sus lecciones o
conferencias acerca de la historia del tiempo realiza un recorrido por la
Historia de la Filosofía y muestra una erudición filosófica que está puesta al
servicio de sus propios planteamientos originales. La multidimensionalidad del
tiempo está presente en sus análisis.
Existen diversos
y distintos enfoques sobre lo que es el
tiempo. Podemos pensar que es la medida del movimiento como Aristóteles. O que se puede representar de modo espacial.
O considerar la relatividad del tiempo desde una perspectiva einsteniana.
Existe un tiempo cronológico y objetivo y otro subjetivo propio de la
conciencia de cada sujeto y que no posee una duración objetiva.
Respecto a la
integración del tiempo en la vida es algo que es evidente para Bergson porque
escribe: «Todos somos personajes múltiples. Además de todo lo que
somos, está todo lo que habríamos podido ser; nuestra vida, nuestra historia,
son una elección, una selección hecha por nosotros y por las circunstancias
entre muchas historias diferentes que pudimos haber vivido, entre muchos
personajes que pudimos haber sido». Bergson expresó en sus lecciones y
en sus escritos que avanzaba hacia discursos más libres y personales. Como
indica Camille Riquier «Bergson hablaba sin notas, sin ningún
papel, en ocasiones manoseando un pequeño pañuelo y a veces jugando con las manos».
En este Curso del
Colegio de Francia impartido en 1902 y 1903 Bergson ya había alcanzado fama y
notoriedad. En su filosofía es destacable la importancia de la intuición sobre
el intelecto. En relación con los hechos psíquicos Bergson considera que «del hecho de que la conciencia no mide la cantidad intensiva
no se deduce que la ciencia no pueda llegar a ella indirectamente si es una
magnitud. Por tanto, o bien hay una fórmula psicológica posible, o la
intensidad de un estado psíquico simple es una cualidad pura». Dice Bergson en unas confesiones de carácter personal
que no escribió más que para protestar
contra lo que le parecía falso. Por supuesto, que creó una nueva filosofía
contra la reducción materialista de la conciencia. La esencia del objeto se
identifica con la conciencia según Bergson. La intuición supone el acceso
inmediato a la realidad sin mediaciones simbólicas que la modifiquen en su
aprehensión o captación real.
De hecho, para Bergson
la vida espiritual es fundamentalmente autocreación y libertad. En efecto, los
sujetos crean su existencia con sus
elecciones. Frente al tiempo espacializado de la ciencia se puede afirmar como
hace Bergson que el tiempo es, en la conciencia, la corriente del cambio.
Como indica Abbagnano
comentando la filosofía de Bergson: «Pretende aceptar y hacer suyos los
resultados de la ciencia, tener presente la existencia del cuerpo y del universo material para entender la vida
de la conciencia, y así reinstalar la conciencia misma a su existencia concreta, que es condicionada
y problemática». Bergson señala la significación del dualismo de acción y
percepción y memoria frente a cuerpo y espíritu. Entiende la vida como creación
continua y al mismo tiempo conservación de lo ya creado o sucedido en la
memoria.
La filosofía de
Bergson nos dice muchas cosas a los lectores del siglo XXI. Por ejemplo, que la
tarea de la filosofía es interminable ante los retos y desafíos en los que
estamos inmersos en una sociedad digital que está cambiando la realidad humana.
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