La vida de este gran
filósofo alemán transcurrió desde 1844 hasta 1900.
La filosofía
occidental ofreció una interpretación del mundo o de la realidad fundamentada
en lo apolíneo. Ya que la serenidad, el orden, la armonía, la racionalidad y la
proporción fueron impulsadas tanto por Platón como por Aristóteles en sus
sistemas de pensamiento.
En cambio, Dionisios
representa o simboliza el desorden, lo excesivo, lo desbordante, la afirmación
de la vida. Es una apuesta por lo vital aunque tenga dolores y sufrimiento
también. Si se niega a Dios se está refutando lo apolíneo. Porque con la
afirmación de la multiplicidad dionisíaca cada sujeto puede expresar su propia
verdad y sus propios dioses. Es lo que plantea el filósofo alemán.
Considero que tanto
los valores apolíneos como los dionisíacos son necesarios en la existencia, ya
que tanto la razón como la pasión son útiles para los seres humanos, sin
ninguna duda. Aunque también es cierto que en último extremo está claro que el
valor de la vida es lo determinante y decisivo en un último análisis.
Existe en la filosofía
vitalista de Nietzsche una afirmación enérgica de la vida con todas sus
alegrías y con todos sus problemas. Desde su planteamiento del superhombre el
gran pensador germano está convencido de que las pasiones no deben ser frenadas
por la razón o por la filosofía idealista o espiritualista.
El superhombre es un
creador de valores y que supera la docilidad cristiana. Aunque Nietzsche niega
que haya surgido ningún superhombre todavía piensa que es posible citar a
personas que pueden servir como modelos: Sócrates, Jesús de Nazaret, Leonardo
da Vinci, Miguel Ángel, Julio César, Goethe, Shakespeare y Napoleón. El
superhombre es la expresión de una nueva tabla de valores: el amor a la vida,
el sentido de la tierra y la puesta en valor de los instintos ascendentes. Es
una especie de sustitución de Dios por el superhombre. Considero que sería más
apropiado que fuera, en realidad, una divinización del ser humano como portador
de creatividad y de un gran poder de
invención. La voluntad de poder debería ser la manifestación de la capacidad
creativa y no una potencia dominadora de los otros.
En lo relativo a la
moral de los señores es cierto que Nietzsche da una interpretación muy avanzada
a su época. La voluntad de dominio es para él
esencial. No cabe duda que la moral de la exigencia y de la afirmación
de los impulsos vitales puede convencer a los agnósticos y ateos, si se piensa
en el desprecio de Nietzsche por la compasión y los valores cristianos.
Pero se puede desde
una perspectiva ecléctica considerar que una parte de la moral de los señores
es completamente válida, desde una interpretación cristiana de la existencia.
No creo que el igualitarismo no sea compatible del todo con la ética de las
individualidades poderosas. Porque todos podemos intentar con todas las fuerzas
ser muy fuertes y activos.
Quizás, la parte más
discutible del pensamiento nietzscheano sea el eterno retorno. Es la
consecuencia de la pérdida de la fe en Dios y de la negación de la inmortalidad
del alma. Dios ha muerto, según Nietzsche. Y esto mismo lo cambia todo.
El eterno retorno de
las cosas ya se encontraba en la filosofía de Heráclito. Es entendible que el
pensador teutón que el ser humano que siempre quiere más de la vida también
pida eternidad en el placer. Aunque la repetición eterna de todo suponga la
vuelta de todo lo malo y lo miserable en el ciclo repetitivo.
Nietzsche criticó el
mundo racional, moral y religioso. Revolucionó la filosofía de su tiempo y también la de los siglos XX y XXI. Sus
libros son muy útiles para todos. Porque
permiten darse cuenta de que, aunque existiera Dios, no podemos conformarnos y
debemos aspirar a todo en la vida: a ser felices y creativos y a construir una
obra maestra con nuestra existencia.
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