El epicureísmo es una escuela filosófica
helenística.
Epicuro nació en Samos en el año 341
antes de Cristo y murió en el año 270
antes de nuestra Era. El primer maestro del filósofo Epicuro fue el platónico
Pánfilo. Tal vez escuchó las lecciones de Jenócrates en la Academia. También es
posible que conociera la filosofía aristotélica a través de las enseñanzas de
Teofrasto. Escuchó la doctrina de Nausífanes que era discípulo de Demócrito. En
el año 306 antes de Cristo funda e instala su Escuela en un espacio llamado «el Jardín». En este
lugar se constituye una comunidad dedicada a las discusiones filosóficas.
Admite a gente de todas las clases sociales y también a mujeres y Epicuro se
mantiene alejado de la actividad política.
Después de varias décadas de una
extraordinaria labor filosófica Epicuro fallece y escribe a Idomeneo: «Te
escribo estas líneas en este día feliz que es sin embargo el último de mi vida.
Los dolores de estómago y del riñón me asaltan continuamente. Pero son
compensados ampliamente por el gozo del alma al recordar nuestras pasadas
conversaciones filosóficas». Es una muestra magnífica del valor de la reflexión
y del diálogo sobre los grandes temas universales que trata la actividad ética
y que interesan a todos. El arte de vivir bien y buscar el placer y la
felicidad.
Epicuro escribió más de 50 obras. Pero,
por desgracia, han desaparecido. Se conservan tres cartas y algunas sentencias.
Si bien con los testimonios y las
informaciones de Diogenes Laercio,
Cicerón, Séneca y otros sabios se puede disponer de un conocimiento más
profundo y extenso del pensamiento de la escuela epicúrea y del mismo Epicuro.
Hubo una cierta incomprensión respecto a
sus ideas filosóficas.
Epicuro era mecanicista ya que todo es debido al azar del movimiento
de los átomos. Por tanto, rechaza completamente que los dioses hayan tomado
parte en la creación del mundo. Considera que el alma es material y mortal y es
un compuesto de átomos muy sutiles. En lo relativo a las entidades divinas está
convencido de que no intervienen en los asuntos humanos. Escribió tratados de
Física.
Quiso suprimir las supersticiones y los mitos. Pretendía que cada persona
viviera feliz y sin miedo. Según Epicuro no hay nada después de la muerte. En
consecuencia, el temor a lo que suceda después del fallecimiento no tiene razón
de ser. Más bien habría que ocuparse de vivir con la máxima intensidad posible
el tiempo de vida del que dispone cada sujeto en este mundo real.
La ética es para Epicuro el fin
principal de todo su sistema filosófico. Según el materialismo se afirma que el hombre es un cuerpo que se
corrompe pero existen las sensaciones y las afecciones del cuerpo que son el
placer y el dolor.
El hedonismo que funda el filósofo
griego se basa en los goces o placeres del cuerpo y del alma. La condición
fundamental es que sean moderados, naturales y en calma. El pasado es fuente de
placer también ya que el alma se deleita
con el recuerdo de lo que pasó y con lo que está sucediendo y no es ajena al
disfrute de lo que puede ocurrir en el futuro. La Carta a Meneceo de Epicuro es
un logrado resumen de los planteamientos fundamentales de la ética hedonista
epicúrea.
Para Epicuro es más placentero hacer el
bien que recibirlo. También es cierto que la amistad no debe ser, simplemente,
un tráfico de ventajas. El hedonismo de Epicuro no es vulgar, porque reitera
que la moderación debe regir los actos y conductas humanas. Esto plantea que la
aponía o el no sufrir en el cuerpo y la
ataraxía o tranquilidad de la mente o del ánimo sean algo fundamental en la
existencia.
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