Esta clase de aceite es un peligro para
la salud, según dicen los expertos. Podemos permanecer impasibles o tomar
medidas al respecto. Que el mayor fabricante italiano de panadería y confitería
haya retirado el aceite de palma en su proceso de producción de alimentos,
porque las conclusiones de un estudio de la Autoridad Europea para la Seguridad
de los Alimentos relacionan el aceite de palma con el cáncer aclara muchas
cosas.
La liberación de sustancias cancerígenas
en el refinado del aceite de palma es algo verificado o comprobado
científicamente. Ya que se somete a una temperatura de 200 grados. Pueden
producirse también alteraciones en el ADN. Y el refinado del aceite de palma,
según señalan informes técnicos, es algo frecuente para que pueda ser
incorporado a numerosos alimentos. Es verdad que, según algunos, el
refinamiento a elevada temperatura se realiza escasamente. Aunque me parece que
es para poder refutar los efectos cancerígenos del aceite de palma.
Que sea el aceite más barato en el
mercado no justifica que sea utilizado en una larga lista de productos de
alimentación. El peligro para la salud está por encima de consideraciones
económicas.
Además, el descomunal porcentaje de
grasas saturadas del aceite de palma es otro de los causantes de enfermedades
cardiovasculares, de obesidad y otras enfermedades que reducen la esperanza de
vida en Occidente y que disminuyen la calidad de vida de las personas. Y no se
debe permanecer indiferente ante estas tremendas consecuencias negativas.
Por si no fuera suficiente con todo lo
ya explicado es preciso darse cuenta de los daños medioambientales causados por
la sobre-explotación del aceite de palma. Y que no se sea consciente de que se
está consumiendo, de modo habitual, es algo preocupante.
Si a esto se añade que las empresas
fabricantes no tienen la obligación de especificar que están usando el señalado
aceite se evidencia, a mi juicio, la
indefensión y la desinformación que padecen los consumidores de productos en
España. Porque, si son llamados aceites vegetales, los compradores pueden
pensar que no están consumiendo aceite de palma y creer, equivocadamente, que
están a salvo de posibles sustancias cancerígenas y tóxicas como el glycidol.
Por otra parte, la masiva
deforestación de numerosas hectáreas
para cultivar esta palma aceitosa es algo muy perjudicial para los ecosistemas
y el medio ambiente.
Y no vale decir que es muy rentable para
la industria, ya que se están cargando el planeta. El aceite de oliva,
ingrediente fundamental de la dieta mediterránea, es el más saludable y es el
que es necesario promocionar más. Y también el aceite de girasol. La
eliminación de millones y millones de árboles en América del Sur, África y Asia
puede producir una catástrofe por lo ya indicado.
En mi opinión, las autoridades
alimentarias o sanitarias deberían tomar medidas para velar por la salud de
todos en relación con el uso del aceite de palma en los alimentos y en otros
productos.
Porque, según Helle Knutsen jefa de la Autoridad Europea de Salud
Alimentaria o EFSA «no se puede establecer un nivel de ingesta seguro para
estos ésteres». Está afirmando claramente que, a partir de un cierto consumo de
aceite de palma, las personas pueden llegar a padecer cáncer.
Si, ante esta situación, se consiente y autoriza que las empresas que
elaboran alimentos sigan usando aceite de palma refinado en su proceso de
producción las consecuencias son claras.
Pueden utilizar tipos de aceites o sustancias que no dañan
los organismos humanos. El control
sanitario de los alimentos creo que debería tener en cuenta este tipo de
consideraciones, datos y reflexiones. Además, ciertos medios de comunicación en
España están informando a la población de los riesgos de consumir alimentos con
aceite de palma.
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