Está claro que el
comercio electrónico en el presente ya está creciendo y lo hará mucho más en
los próximos diez o veinte años.
La Nueva Economía
propiciada por Internet es algo fundamental para los emprendedores y autónomos.
Los empresarios y las empresas pueden confiar en este modelo de negocio. La
actividad empresarial y comercial presencial seguirá existiendo, pero cada vez
más se observan las ventajas indudables de la denominada Economía Web. Y no es
para menos.
Se están produciendo
cambios considerables en las formas de producción, por ejemplo, con la
creciente robotización de la producción de bienes. El consumo de los ciudadanos,
especialmente en los países desarrollados, está cambiando ya que una parte de
la población de los mismos opta por comprar por Internet y no únicamente a través del comercio presencial tradicional.
Que la economía digital facilita el desarrollo productivo no me parece que
necesite muchas explicaciones.
Es evidente que se
favorece que surjan más personas que apuesten por el teletrabajo o por ser
emprendedores y crear su propia empresa online. En este sentido, la
automatización que es posible con páginas web y con plataformas de comercio
electrónico potencia, en buena medida, las posibilidades reales de conseguir
vivir de un trabajo digital.
Es cierto que se
precisa el logro de un dominio muy técnico de muchos procedimientos de
marketing y de estrategia de ventas que
pueden ser muy sofisticados y complejos, pero se pueden aprender y tal vez den
resultados.
En cualquier caso, lo
que no ofrece duda, a mi juicio, es que las habilidades de comunicación y la
información y experiencia que se puedan ofrecer a través de la Red cada vez son
más importantes de cara a generar valor.
En la economía del
futuro la digitalización será mayor que en la actualidad y esto mismo producirá
una transformación en las formas de producción y consumo muy considerables, si
las comparamos con las características de hoy en día.
Las barreras de la
distancia y el espacio quedan neutralizadas en gran medida por los avances de
la tecnología. Se pueden enviar productos o servicios a cualquier parte del
planeta, en muchos casos, de modo prácticamente
instantáneo. Por ejemplo, un libro o curso electrónico puede llegar a sus destinatarios que lo han
comprado en cuestión de segundos. Y esto es aplicable a otros productos
similares.
Por tanto, la
inmediatez del comercio electrónico es algo muy ventajoso y beneficioso.
Además, la innovación que hace efectiva la economía digital crea nuevas
posibilidades reales en la vida de las personas.
Incluso, conviene
poner de relieve que también existe, de forma paralela, la información gratuita y los cursos gratuitos
que conviven con los de pago como es lógico.
El gran problema que
se plantea actualmente es la supresión de la piratería en el ámbito del consumo
de las creaciones digitales. Los derechos de autor y la propiedad intelectual
son una de las claves de bóveda de las buenas prácticas en Internet. No todo lo
que se ve en Internet es gratuito y esto es esencial recordarlo.
La desintermediación
es la expresión de la comunicación directa entre productores, creadores o
empresarios y los consumidores. Todos somos simultáneamente tanto una cosa como
la otra, ya que producimos o creamos y consumimos.
Quizás una de las
formas de salir del estancamiento en las ofertas de trabajos de calidad sea impulsar de modo decidido la
digitalización como fuente de creación de riqueza.
El Estado puede ser el
impulsor o motor fundamental de un cambio de paradigma y también el sector
privado debe aportar sus contribuciones al salto tecnológico que rediseñe un nuevo
sistema productivo más flexible y dinámico como se requiere en los nuevos
tiempos que estamos viviendo.
El reto es, a mi
juicio, regular y controlar la calidad de la economía digital y, sobre todo,
poner en vigor normas y sistemas de control muy rigurosos con la finalidad de
reducir o evitar completamente el pirateo de productos o servicios. Esta es la
clave para que todo funcione armoniosamente en la economía digital. Ya sé que
es muy difícil de lograr. Se puede decir que es imposible, pero, en líneas
generales, creo que es factible.
Los cambios
tecnológicos que llegarán a nuestras vidas en los próximos lustros serán
enormes y esto potenciará una economía diferente más digitalizada y que nos
sirva para ser más autónomos, libres y felices.
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