La
justicia ha puesto límites a la política migratoria del presidente. Algo que es completamente lógico. En política no todo vale.
El muro que pretende construir en la
frontera con México, a mi juicio, aumenta los problemas. Sería mejor, sin duda,
que no se construyera por razones de humanidad y también por respeto a los Derechos
Humanos.
La
realidad política no es moldeable a voluntad de un modo ilimitado y esto mismo
parece que Trump no lo consideró del todo ya desde la toma de posesión. Además del
conflicto por la cuestión de las supuestas conexiones rusas que tanto está dando que hablar en los medios
de comunicación ha surgido otro asunto que puede desestabilizar el orden
mundial. Que desee aumentar casi un 10% el gasto militar puede causar un
incremento de los conflictos armados. Usar la fuerza puede no ser la mejor estrategia
ante muchas cuestiones que se pueden resolver de forma pacífica. Parece
entendible que el mantenimiento de un relativo equilibrio mundial precisa de
cierta firmeza y prudencia.
Trump
haría bien en escuchar a asesores que provengan de medios jurídicos
independientes, ya que le ofrecerían soluciones racionales y respetuosas con el
ordenamiento legal y constitucional vigente a los problemas a los que se enfrenta. Una actividad de
gobierno que tenga en consideración o respete los valores éticos es lo más
apropiado. Y la máxima autoridad del país más poderoso del planeta debe tomar
decisiones sensatas y juiciosas oyendo a los expertos y también estando atento
a lo que dicen y expresan los demócratas norteamericanos.
No
debería haber afirmado que quería
expulsar a los indocumentados de Estados Unidos. Son 11,3 millones de personas
y detenerlos y deportarlos sería injusto y desproporcionado. En unas últimas
declaraciones Donald Trump ha dicho que cree posible lograr “una reforma
migratoria real y positiva”. Si la hace debería ser bajo supervisión del
Congreso y también con el visto bueno
del poder judicial. De este modo, se respetarían los derechos de todos. En
cualquier caso, considero que no sería necesaria, porque ya existen medidas de
control de visados y de aduanas extremadamente eficientes y no es preciso que
se cambie el modelo ya existente en los últimos años durante el mandato de
Obama.
Estados
Unidos, en mi opinión, ya tiene numerosos policías y unas agencias de seguridad
que son las mejores del mundo. Y si a esto se añade las fuerzas militares estoy
convencido de que no necesitan más para garantizar la seguridad de los que viven en Norteamérica. Aunque también es
cierto que por mucho que se extremen las medidas de seguridad el riesgo cero es
prácticamente imposible, especialmente, si se habla de un país tan extenso.
La
gran nación americana debería estar más abierta al resto de países del mundo y
no querer enrocarse en una posición agresiva y ajena a las necesidades de los
demás estados. Todo lo contrario, ya que sería muy útil y beneficioso que el
gobierno americano fuera más solidario y ayudara a la construcción de un
planeta en el que reinara la justicia, la concordia y la paz. Los poderes
ejecutivo, legislativo y judicial están separados y a la vez interconectados en
pro del bien común. Algo que no debe ser olvidado por Trump. Ya que la
ciudadanía estadounidense y también el mundo se merecen una política racional.
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