El gran antropólogo
norteamericano Marvin Harris investigó y analizó a los yanomami un pueblo
primitivo que vive entre Venezuela y Brasil en la selva amazónica.
Está convencido
de que la dominación masculina está
ligada o unida a modos de vida que giran alrededor de la guerra. Los yanomamo
son feroces y guerreros, pero lo son por cuestiones de supervivencia. Esto, por
supuesto, no justifica su agresividad pero la explica.
Practican el
infanticidio femenino para que haya más cantidad de niños que de niñas en su
sociedad tribal. Desde una perspectiva etic o propia de los análisis antropológicos para Harris está claro
que la guerra les sirve a los yanomami para competir por los territorios de
caza y también para conseguir mujeres de otras tribus.
En cambio, desde la
perspectiva o interpretación emic o de los propios nativos la violencia de la
guerra es útil para la regulación del
tamaño de las poblaciones y es desarrollada por los machos o guerreros
agresivos.
El machismo exarcebado
de los yanomamo desde su interpretación está causado por la superioridad
natural de los hombres sobre las mujeres y también por la naturaleza agresiva
de los machos frente a las hembras desde una perspectiva etic o antropológica.
Desde la forma de
pensar de los yanomami es una coartada para la justificación del infanticidio
femenino. En realidad, para ellos es un modo de regulación del crecimiento de
la población, ya que no disponen de anticonceptivos. Los niños resultan más
útiles a los yanomami porque son cazadores y aportan carne y proteínas. Existe,
por tanto, una explotación terrible de las mujeres entre los yanomamo.
Como escribe Marvin
Harris: «Estas aldeas compiten por el mismo recurso escaso y éste no
consiste en mujeres, sino en proteínas». Desde los análisis de Harris es
evidente que el sexo es fuente de energía agresiva en los yanomami porque en
las sociedades machistas las recompensas sexuales se dan a los varones
agresivos y se niegan a los que no lo son.
Al menos, está claro
que en este pueblo que vive en la selva amazónica sucede esto. Para este
antropólogo norteamericano un sexo u otro debe ser dominante. Parece que no es
posible la igualdad de género desde un planteamiento antropológico.
Y dice o escribe en
relación con esto lo siguiente: «En otras palabras, para hacer del
sexo una recompensa al valor, se debe enseñar a uno de los sexos a ser cobarde». De todas formas, Marvin Harris insiste en el poder de las
armas o de la tecnología vinculada a las mismas y también manifiesta que está
disminuyendo el machismo y escribe: «Debo agregar que el ritmo de este
declive y las perspectivas últimas de igualdad sexual dependen de la
eliminación ulterior de las fuerzas policiales y militares convencionales».
Desde su planteamiento
no se trata de que al contrario de los yanomamo el resultado de la revolución
sexual fuera que el dominio pasara a las mujeres respecto a los hombres. Lo que
es indudable, actualmente, es que la igualdad de sexos es lo que debe ser
operativo en cualquier sociedad que supera
a los yanomami y que sea realmente racional.
Marvin Harris murió en
el año 2001 y la situación mundial ha cambiado considerablemente aunque siguen
existiendo grandes desigualdades y pobreza en amplias regiones del planeta.
El embrutecimiento y
la crueldad y agresividad eran consustanciales al modo de vida de los yanomami,
al menos, en una parte de su conducta y existencia. También sabían ser
hospitalarios y pacíficos, por ejemplo, en sus celebraciones con danzas e
incluso en ritos funerarios en los que se comen las cenizas del fallecido.
Su habilidad para
decorarse el cuerpo y sus costumbres han sido investigadas y estudiadas. Se han
grabado documentales que dejan para el futuro el recuerdo de su rica cultura.
Los yanomami son extraordinarios cazadores con sus grandes arcos y flechas.
Creen en los espíritus y actúan en consecuencia intentando expulsar los malos
espíritus de los enfermos con el chamán o brujo de la tribu.
Son omnívoros y comen
además de frutas y frutos secos, gusanos, hormigas, arañas, serpientes y todo
tipo de animales e insectos que encuentran en la selva amazónica en la que viven.
No disponen de muchas
pertenencias, porque no las necesitan y les estorban en sus desplazamientos por un territorio que
es plenamente salvaje también para ellos. Los yanomami son una cultura
amerindia que debe ser protegida.
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