Es indudable que la
belleza enriquece o aumenta nuestra
vida, ya que la intensificamos al gozar de lo hermoso. Probablemente, lo
que más impresiona a la capacidad de sentir sea la música, aunque las artes
visuales también son expresiones magníficas de lo sublime y de la
perfección o armonía.
Según Platón el alma
se eleva por medio de la experiencia del amor y la belleza. Como indica Gadamer «La función ontológica de lo bello consiste en cerrar el
abismo abierto entre lo ideal y lo real». La identificación entre lo bello y
lo perfecto es clara para Platón y actualmente también sucede algo parecido.Además,
lo bello atrae y esto es algo que se pone de manifiesto siempre a lo largo de
la historia.
La sensibilidad es
clave para apreciar adecuadamente la belleza. Al contemplar unos cuadros o ver
una película nos sentimos afectados por los colores, las formas que se captan
por la observación a través de los sentidos. Se entiende que un filósofo y
pedagogo como Dewey diga que «La vida necesita del arte, y el arte
está ya en la vida misma cuando ésta es vivida con intensidad y plenitud». Por tanto, se pueden definir unas características de la
experiencia artística, porque a través de la misma la existencia adquiere un
nuevo sentido más profundo que puede ser considerado sublime.
El arte nos eterniza
en su disfrute. Porque es como si el tiempo se detuviese. La creación y la
contemplación artística nos cambian, ya que transforman nuestro yo y acercan
a un sentimiento de integración con lo
divino o con lo espiritual. La realidad sin belleza contrasta con la
experiencia estética.
En relación con el
propósito o la finalidad de los artistas escribe Schönberg que «De las vidas de los hombres verdaderamente grandes puede
deducirse que la necesidad de crear responde a un sentimiento instructivo de vivir sólo con el destino de entregar un
mensaje a la humanidad».
Es definible una
estética de la recepción que ha sido elaborada por Jauss y que diferencia tres momentos en cualquier
experiencia de la belleza. La actividad creativa
es, en realidad, recreación o poiesis. El segundo momento es el momento
perceptivo o aisthesis, puesto que la obra de arte es creada para ser
contemplada, escuchada o leída. Existe
un goce estético en la lectura, ya que el estilo y lo que se narra o explica
posee también belleza expositiva. En un tercer momento es destacable la función
catártica, porque las obras de arte o las creaciones nos emocionan con mayor o
menor intensidad y a la vez nos enseñan a reflexionar sobre la vida y los
avatares y circunstancias de la misma. De hecho, en numerosas obras se pueden
extraer aprendizajes morales que sirven para tomar mejores decisiones o
repensar lo que se hace en la vida cotidiana.
Iser elabora una
teoría del efecto estético que, a mi juicio, es absolutamente verdadera. Los
espectadores o lectores de una obra quedan afectados por ella de una forma más
o menos profunda. Esto es algo indiscutible. La hermenéutica filosófica se ha
ocupado de estas cuestiones y las ha analizado extrayendo conclusiones.
Es evidente que existe
una cierta realidad de la ficción, ya que como también dice Iser la ficción no
se opone a lo real, porque al igual que
la realidad es una estructura comunicativa.
De esto se deriva o se
deduce que las ficciones hacen que se entienda mejor la realidad, ya que
proporcionan significaciones que son útiles y operativas para esto. Y el efecto
que produce una obra está en relación directa con el significado que produce,
ya que es lo más decisivo.
Se comprende que un gran
escritor, pensador y artista como Goethe escriba que «Hay tres tipos de lector: el que disfruta sin juicio; el que
sin disfrutar, enjuicia, y otro, intermedio, que enjuicia disfrutando y
disfruta enjuiciando; éste es el que de verdad reproduce una obra de arte
convirtiéndola en algo nuevo». Ciertamente, la lectura es una
interpretación y una recreación crítica de lo leído por cada lector.
Según Kant, lo sublime conmueve y lo bello encanta. Es
verdad que la belleza produce alegría y contento expresado de diversas maneras
en el rostro del que contempla o experimenta lo bello. Respecto a algunas de
las condiciones de las creaciones artísticas creo que la fundamental es que
poseen un carácter social y son públicamente accesibles y están bien elaboradas.
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