El público potencial
de los bancos es de todas las edades. La digitalización de los servicios
bancarios tiene unos límites que son la
libertad individual, el respeto y la atención personalizada. Hacer casi todas
las operaciones en los bancos a través del cajero o de sistemas telemáticos u
online no puede ser una obligación para los usuarios y clientes de los bancos. Debe
ser voluntario.
Es cierto que los
jóvenes que son nativos digitales no tienen problemas en realizar sus gestiones
con los bancos de modo telemático, pero
esto no puede ser la norma para todos. La gente mayor suele necesitar ayuda
para realizar ciertas gestiones a través de los cajeros y online.
Lo que es preciso es
que se garantice, por parte de las direcciones de las entidades bancarias, que
los que lo deseen puedan retirar o ingresar dinero y otras operaciones a través
de ventanilla con una persona y no por medio de sistemas automáticos
impersonales.
Cientos de miles o
millones de personas mayores no saben realizar estas gestiones en los cajeros
automáticos y lo que no es de recibo es que tengan que salir los empleados de
cada sucursal a ayudar, en cada caso, al que lo necesita. Resulta
tercermundista. Es una clara deshumanización.
Tal vez, los empleados
bancarios no se dan cuenta de que la idea de los bancos es reducir
drásticamente el personal de las sucursales para aumentar considerablemente las
ganancias. No es suficiente con que digan que son unos mandados. Si no
protestan y consideran que todo consiste en obedecer ciegamente me parece que,
por desgracia, las consecuencias pueden ser peores de lo que imaginan.
Si se sigue así, en
unos años habrá oficinas bancarias o sucursales virtuales sin ningún empleado y
que cada uno opere y reclame a una máquina y no a una persona.
Como si los bancos no ganaran ya mucho con los préstamos que
conceden y con las tasas que aplican a transferencias y a otras operaciones,
sin contar con la miseria de intereses que ofrecen por los depósitos de dinero
de modo seguro a sus clientes. A mucha gente ya le parece que se puede guardar
el dinero en casa en el colchón, en vista de las complicaciones y las
condiciones irrisorias que quieren imponer los bancos.
Es verdad que están al
alcance de los clientes el libro de reclamaciones, pero me da la impresión de
que no le deben hacer ningún caso a las mismas, de forma general.
Si todo se hace online
se perderán miles de trabajos en la banca.
De este modo, los grandes bancos especialmente ganarán todavía más a
costa de no ofrecer buena, respetuosa y humana atención a los usuarios y
clientes. Lo lógico y racional y lo que está de acuerdo con los valores éticos
es que usar los cajeros y hacer operaciones online sea voluntario y no
obligatorio y que, por ejemplo, no se tenga que pagar comisiones excesivas por
las transferencias.
Ya existen numerosas
protestas por parte de los clientes de los bancos por lo que acabo de exponer,
pero quedan en nada, porque el poder lo tiene la banca, según parece.
Otra cosa diferente es
que se pueden elaborar nuevas normas para que se protejan adecuadamente los
derechos de los consumidores, ya que los ciudadanos en su relación con los
bancos deben ser tratados como corresponde. La libertad individual en relación
con la forma de pago no debe ser limitada
por los bancos, de modo arbitrario y para conseguir más beneficios.
El código deontológico
de los bancos debería basarse en principios éticos y no permitir este tipo de
prácticas que perjudican a los ciudadanos. Los bancos sin clientes no pueden
subsistir. Y, por tanto, deben respetar unas mínimas normas. La atención al
cliente no puede dejar de existir y ser sustituida por máquinas parlantes o por
dispositivos electrónicos.
Los bancos ya tienen
muchos clientes que prefieren el sistema de gestión online y eso está muy bien,
pero no tienen derecho a querer obligar a todas las personas a que hagan lo
mismo. Es una imposición intolerable. Es
como si quisieran imponer la ley del más fuerte a la sociedad. Y, si piensan
así, los equipos directivos de las entidades bancarias están equivocados.
Las direcciones de los
bancos tienen la obligación moral de ser flexibles con las formas de realizar
las gestiones bancarias. La humanización consiste, fundamentalmente, en
respetar la libertad individual.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario