En el libro Iniciación
al método filosófico el gran filósofo Karl Jaspers reivindica el inmenso valor
de la filosofía, entre otras numerosas cuestiones. Jaspers nació en Alemania en
1883 y se fue de este mundo en 1969. Doctorado en medicina se especializó en
Psiquiatría. Fue profesor de filosofía
en la Universidad de Heidelberg desde 1921. Se le apartó de la enseñanza en 1937 por su oposición al nazismo. Fue rehabilitado en 1945. En 1948 fue
nombrado profesor en la Universidad de Basilea.
Su producción
filosófica es muy amplia y extensa. Se pueden destacar sus libros: Filosofía de
1934, Filosofía de la existencia de 1937, Razón y existencia publicado en 1935,
De la verdad de 1947, La bomba atómica y el futuro de la humanidad de 1958,
etcétera.
Es considerado,
acertadamente, como un filósofo existencialista porque se interesa
especialmente por la cuestión de la libertad individual y por los grandes
problemas metafísicos y éticos. Le influyeron intensamente los pensamientos de
Kierkegaard y de Nietzsche.
La Trascendencia es
para Jaspers lo que existe más allá del tiempo y del espacio. Si bien rechazó
la idea de un Dios personal se nota, en algunos aspectos de su pensamiento, la repercusión del
cristianismo místico de Eckhart y Nicolás de Cusa. La hermenéutica
fenomenológica de Ricoeur y Gadamer está inspirada, en parte, en la
construcción filosófica de
Jaspers.
Jaspers dice en la
parte final de su libro sobre el método filosófico que la filosofía se dirige
al individuo. En efecto, no puede ser de otro modo. Somos seres sociales y la
filosofía también está integrada en nuestro mundo real. Nos ayuda a repensar
las conductas, a establecer fines y propósitos y a resolver problemas de todo
tipo. La reflexión es lo que nos
convierte en seres auténticamente racionales. La irreflexión daña y perjudica.
De todas formas,
Jaspers es plenamente consciente de que «La filosofía es respetada
cortésmente, por tradición, pero en secreto se la desprecia». Y no está de acuerdo con este planteamiento. Existen
diferentes tipos de filosofía. Es cierto que la
filosofía académica puede resultar demasiado complicada, pero solo
aparentemente, porque si se aprende la terminología especializada del lenguaje
filosófico se llega a comprender a Kant,
Hegel, Husserl y a otros numerosos pensadores.
Uno de los rasgos
principales del saber filosófico es la profundidad, rigor y extensión de las
argumentaciones que se pueden elaborar. No es extraño, por tanto, que Jaspers
escriba que «Lo decisivo es que la filosofía quiere toda la verdad,
mientras que el mundo no la quiere». Puede parecer una crítica excesiva,
pero no lo es ya que lo más habitual es ver como en la realidad se difunden
muchas mentiras y falsedades y existen muchos prejuicios o ideas erróneas que
se toman por verdades. Y de esto ya sabía mucho Jaspers. Por eso insiste en que
es preciso vivir para la verdad.
El saber científico
también es analizado por la filosofía de la ciencia. Y es primordial para el
progreso de la especie humana. Jaspers
se sentiría muy satisfecho, probablemente, con el desarrollo de la Bioética.
Valora lo conseguido
por la ciencia y la tecnología, pero también advierte de los peligros de la
proliferación de las armas atómicas que nos pueden llevar a la destrucción
masiva.
Su filosofía parte del
existencialismo, pero es también un realismo que busca soluciones a los
problemas de la sociedad de su tiempo, que no es tan diferente de la
del año 2020. Al menos, en lo fundamental.
La pobreza, la
injusticia y las guerras siguen asolando una considerable parte del planeta. El
calentamiento global y la contaminación atmosférica también están perjudicando
muy gravemente a millones de personas en todo el globo.
En cualquier caso,
considera que la filosofía es para todos. Ciertamente, la razón y la prudencia
son decisivas en el ámbito de los comportamientos y también en las decisiones
que se toman. Debemos pensar acerca de todo. Los sentimientos y emociones se
construyen también cerebralmente. La inteligencia se nutre de sensaciones e
impresiones que conforman nuestro saber.
Según Jaspers, la
historia no está basada exclusivamente en el azar de los acontecimientos.
Existe la razón que influye en el sentido de la historia. Lo difícil es
cuantificar su influencia. Es cierto que las conductas de los miles de millones
de seres humanos existentes en el mundo representan fuerzas que pueden
repercutir hasta cierto punto en el desarrollo histórico con sus actos y
decisiones.
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