El libro de Alastair
Rae acerca de la Física cuántica analiza de una manera clara distintas ideas de
esta mecánica que han revolucionado las posibles aplicaciones de la tecnología
actual. Por ejemplo, el surgimiento de los ordenadores cuánticos que abre
inmensas posibilidades a la tarea de
cálculo y computación. Los sistemas físicos macroscópicos tienen en cuenta el
mundo o el ámbito cuántico.
Aunque, según
Einstein, Dios no juega a los dados, lo que es evidente es que la física
determinista no es la única posible, ya que las probabilidades también forman
parte de la física cuántica. En este sentido, el principio de indeterminación
de Heisenberg es básico.
Como escribe Rae «La teoría cuántica nos enseña que nada puede ser medido u observado sin ser perturbado, así que el
papel del observador es esencial para entender
cualquier proceso físico». Ciertamente, en la actualidad el
descubrimiento de los quarks abre nuevos horizontes al conocimiento, ya que se
ha comprobado que poseen propiedades ondulatorias. Las transformaciones de las
partículas subatómicas son objeto de análisis y de pruebas. Se está empezando a
comprender el comportamiento cuántico en un universo caótico como el nuestro.
La distinción entre
realidad e ilusión está despareciendo,
si se considera la dualidad onda y partícula y la paradoja del gato de Schrödinger.
El proceso de medida determina si el gato estará vivo o muerto al abrir la caja
experimental. No puede saberse con antelación la probabilidad del resultado.
En la denominada
interpretación de Copenhague que es la tradicional u ortodoxa se intenta
reconducir el dualismo de onda y partícula de modo que se entienda de un modo
coherente. También existe la interpretación estadística en la que se afirma que un estado cuántico
describe una regularidad estadística. Y son definibles más interpretaciones
científicas de los estados cuánticos.
Está llegando la supremacía
cuántica a través de las investigaciones
de numerosos laboratorios en todo el mundo y especialmente en Google y en IBM.
Ignacio Cirac es otro de los grandes expertos en estas cuestiones que desde
hace lustros está realizando investigaciones de alto nivel en relación con los
ordenadores cuánticos. Un español Benjamín Villalonga ha creado y desarrollado
un algoritmo de cálculo de potencia que ha revolucionado los resultados del
ordenador cuántico de mayor capacidad. Un equipo especializado de Google ha
logrado resolver una operación matemática muy compleja en tres minutos y veinte
segundos que al superordenador más potente del mundo le llevaría unos 10.000
años. Los bits cuánticos operan con un sistema binario de unos y ceros y de
forma simultánea o con ambos a la vez.
Esto hace que la
potencia de cálculo de los ordenadores cuánticos sea descomunal. En las grandes
empresas e industrias en unos años,
probablemente, serán utilizados. En
cambio, los ordenadores portátiles no serán cuánticos hasta que pasen como
mínimo más de diez años, por razones de problemas técnicos y errores que en
escala pequeña todavía no son solucionables.
En cualquier caso, el
futuro será de los ordenadores cuánticos.
Las ventajas que ofrecerán en la investigación médica son incalculables.
También en diferentes ciencias y disciplinas aportarán grandes beneficios. En
las tareas de simulación serán muy útiles.
En el campo de la
tecnología es evidente que la computación cuántica producirá una serie de
desarrollos increíbles en los aparatos
electrónicos, lo que producirá avances casi impensables actualmente.
En el ámbito de las
comunicaciones también se ampliará y potenciará mucho la calidad de las mismas
y su rapidez. El Internet de las cosas será una realidad cotidiana con mucha
más intensidad que ahora mismo.
Nos acercamos en la
década de 2020 que acaba de empezar a grandes retos que serán superados gracias
a la nueva tecnología que se va a crear y la mecánica cuántica va a tener un
papel fundamental también. Lo esencial es que estos desarrollos se empleen con
criterios éticos y que se incremente el bienestar general de todas las
personas.
Los filósofos de la
ciencia y, en general, los pensadores tienen mucho que decir acerca de los
nuevos descubrimientos, en el campo de la ciencia y la tecnología. La Bioética
también es otra disciplina que, desde los análisis éticos o filosóficos,
aportará coherencia, rigor y responsabilidad al estudio de las nuevas
posibilidades ofrecidas por el progreso científico y tecnológico. Científicos y filósofos pueden buscar
soluciones para que la ciencia beneficie a los seres humanos y no los
perjudique. Por ejemplo, con el uso de energías sostenibles.
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