Se envejece y es algo natural e
inevitable, pero se puede envejecer más lentamente. Ciertamente, ha sido un
sueño de los seres humanos la consecución de una vida más larga y con una mejor
calidad de vida. Y esto vendría dado por mantener por más tiempo un cuerpo con
menos signos de haber envejecido. O con menor grado de envejecimiento. Por
medio de una buena y saludable alimentación y otros hábitos beneficiosos para
el cuerpo.
A lo largo del tiempo se ha pretendido
encontrar el elixir de la eterna juventud, algo inalcanzable. Vencer a la
muerte es otro deseo que no se puede materializar. Aunque en el futuro se podrá
prolongar mucho más el tiempo de vida en mejores condiciones o con buena salud.
Los avances en la medicina son
espectaculares y parece que hacen posible el logro, en unos años, de un
enlentecimiento del proceso de envejecimiento celular y orgánico de las
personas. Según el gerontólogo Aubrey de Grey «Podremos parar el envejecimiento
con una sola inyección». Parece que la reparación del ADN y de los daños
celulares es la auténtica clave para frenar el proceso de envejecer o, al menos, que sea mucho más lento que en
la actualidad.
Si esto se consiguiera se podría
disminuir, probablemente, el número de pacientes con Alzheimer, Parkinson y
otras enfermedades degenerativas asociadas al envejecimiento. Y esto supondría
un gasto considerablemente menor para el sistema sanitario de los países.
Además, el sufrimiento que puede
acompañar a la vejez puede paliarse o eliminarse con estas investigaciones
sobre el envejecimiento celular y esto abarca también a los estados pobres del
mundo.
Y en lo relativo al previsible aumento
de la población mundial, si se aplican tratamientos para reducir muy
notablemente el envejecimiento de los individuos, esto conduce a un mundo que
debe tomar decisiones de otra manera. Apostando, de forma decidida, por la
reducción de la contaminación, la redistribución de la riqueza, la
automatización sin perjudicar a los ciudadanos y otras medidas.
Por ejemplo, la tecnología para la
desalinización y otras que se puedan desarrollar
serán positivas para un mayor bienestar de todos los pobladores de nuestro
planeta.
En consecuencia, considero que el mayor
apoyo posible a las investigaciones sobre el envejecimiento en diversos
laboratorios e instituciones repartidos por todo el globo es algo absolutamente
apropiado. Estimo que cuanto más se retrase la muerte de las personas todos
seremos más felices.
Ya que como también escribe Rüdiger
Safranski «Cada ser vivo se defiende contra su final y sin duda siente miedo
cuando la muerte lo amenaza de manera inmediata. Esto le sucede tanto más al
hombre por cuanto es capaz de una previsión más lejana y sabe de su
mortalidad». Sabias, profundas, verdaderas e irrefutables palabras de un
filósofo actual que comprende perfectamente el ansia de inmortalidad que
también expresó en sus escritos Unamuno y especialmente en Del sentimiento
trágico de la vida.
Se entiende, por tanto, que existan
centros de investigación médica e instituciones y científicos dedicados a la
búsqueda de medicamentos o tratamientos
que nos permitan vivir más y mejor en el presente y en el futuro.
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