Parece
que el ministro de Educación ha llegado a un acuerdo mayoritario con las
autonomías para que se reafirme un pacto educativo consensuado. El propósito
principal es aumentar la calidad del sistema educativo español. Considero
positivo que la prueba de la ESO sea simplemente muestral y sea voluntaria para las Comunidades
Autónomas que estén de acuerdo en aplicarla. También me parece racional que la
prueba de Bachillerato tenga una estructura que es prácticamente idéntica a la
de la Selectividad.
De
todas maneras, deberán clarificarse más aspectos en las próximas semanas y
meses para que los alumnos y sus familias estén mejor informados de las
posibilidades formativas que se abren
con estas rectificaciones a la LOMCE. Es la puesta en cuestión de ciertos
planteamientos de la ley educativa en vigor y es algo entendible, porque de lo
que se trata es de facilitar el acceso a otros estudios de numerosos
estudiantes y también de evitar lo más posible el fracaso escolar y el
absentismo. En la reválida de Bachillerato entrarán las asignaturas de 2º
curso.
En
cualquier caso, la intranquilidad en la comunidad educativa me parece que es
evidente hasta que no se sepan con seguridad detalles precisos de los criterios
de calificación de las pruebas, etc.
El
tema de los sistemas de puntuación de cara a la entrada a las carreras
universitarias es algo que estimo crucial. No debe haber agravios comparativos.
La igualdad de oportunidades debe ser garantizada y esto se logra con una
cierta homogeneidad respecto a contenidos que entraran en los exámenes citados
y en los criterios de corrección de las pruebas.
Estoy
convencido que el aumento de la calidad en Educación pasa por la reducción del número de horas lectivas que
tienen que impartir los profesores de Secundaria y que no debe superar las 18
horas.
20
horas lectivas es excesivo teniendo en cuenta que cada profesor tiene que dar
clase a un número muy elevado de alumnos.
Además, un máximo de 25 alumnos por aula sería, a mi juicio, lo razonable y lo
más adecuado para mejorar más la atención individualizada a cada estudiante. Y
esto supone que debe haber un mayor número de profesores impartiendo clases
para dar una enseñanza de mayor calidad todavía.
Algo
que, en mi opinión, es necesario, si se valora el cambio social y las nuevas tecnologías que están dejando en
un segundo plano a la enseñanza formal y reglada desde una determinada
perspectiva social. Vivimos en la denominada sociedad del conocimiento y tiene
que reforzarse el valor del saber por sí mismo, aunque sea esencial también el
conocimiento tecnológico y nos movamos en una sociedad digital y líquida.
El
esfuerzo, la tenacidad y la perseverancia son valores reconocidos por las sucesivas
leyes educativas. El rigor en la evaluación y el refuerzo de las buenas actitudes
de los estudiantes son procedimientos que impulsan el aprendizaje. Además, la
reafirmación de los valores éticos también es imprescindible. Conviene seguir
insistiendo en este tipo de planteamientos, ya que se vive en unos tiempos en
los que parece que el éxito rápido es el único y mejor modelo vital imaginable.
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