En
este artículo expongo, de modo breve, algunos aspectos de lo transcendental.Está
claro que Zubiri se desvincula de explicaciones conceptualistas y no está de
acuerdo con la logomaquia logificante del idealismo y de otras corrientes
filosóficas. Propone que la filosofía o la metafísica debe ocuparse de la
realidad o de la transcendentalidad de la misma a partir de una nueva teoría de
la inteligencia que está explicitada en su trilogía sobre la inteligencia
sentiente.
Afirmo
que Zubiri conectó de modo brillante su noología con su concepción de la
transcendentalidad, ya que de la integración epistemológica y ontológica de
ambas resultaba una nueva interpretación más rigurosa y coherente de lo que
deben ser los supuestos fundamentales de la actividad filosófica frente a
planteamientos ya superados de otros movimientos filosóficos.
Además
también es cierto que Zubiri reconoce que la filosofía o el pensamiento es algo
dinámico y esto mismo abre nuevos horizontes a la reflexión que pueden ser
estructurados desde planteamientos vertebrados por la consideración de un
realismo transcendental que no había sido pensado hasta ahora y que puede ser
desarrollado en múltiples sentidos.
En
cualquier caso, es evidente que la transcendentalidad de la realidad abrió a
Zubiri la posibilidad de elaborar una compleja y minuciosa red de conceptos y
clasificaciones que son de una gran profundidad y rigor, porque responden a la
intención de clarificar la estructura de lo real desde una perspectiva objetiva
y a la vez dinámica y fluyente como el mundo en el que existimos. Y esto tiene
consecuencias también para la totalidad de su sistema filosófico, también para
su ontología realista intramundana y es esencial en su noología e incluso en
sus planteamientos acerca de lo divino y la realidad.
Además
su nueva concepción de lo transcendental cambia para siempre el paradigma
kantiano ya que no lo acepta como adecuada explicación del conocimiento y de la
realidad. Lo que no significa que forme parte del acervo filosófico del
idealismo trascendental y también de forma general de los sistemas
espiritualistas o idealistas.
También
debe ser destacado que aunque Zubiri tiene muy presente la significación
filosófica de la fenomenología husserliana eso no supone que no pretenda crear
unas nuevas formas de realizar descripciones fenomenológicas de la realidad
construyendo también una novedosa terminología que es el resultado de su
reflexión e investigación sobre la realidad que es el punto de inicio de sus
planteamientos.
Se
puede decir que lo transcendental o el carácter o formalidad de realidad es la
base que sustenta su realismo intramundano o su metafísica con una rigurosidad
que se corresponde con aspectos esenciales de la aprehensión de la realidad y
con la función de la impresión en el proceso sentiente del conocer. La
filosofía transcendental zubiriana está mucho más próxima al empirismo humeano
o lockeano que al kantismo o al hegelianismo, al menos, si se juzga desde
análisis propios de la teoría del conocimiento o de la epistemología.
Si
bien también es cierto que aparecen restos de una consideración fontanal de la
transcendencia respecto al surgimiento de la realidad desde lo divino o en lo
divino, algo claramente indemostrable, pero que puede derivarse como resultado
de un entendimiento de la realidad desde una perspectiva más amplia. Si la
realidad es inmanente y está en Dios de alguna forma se está dando a entender
que el carácter transcendental de la realidad e incluso su transcendentalidad
son divinas.
Si
bien es necesario precisar de la mejor forma posible que se entiende por divino
referido a la realidad. Si lo real o el mundo es algo divino se está
produciendo una identificación entre el hombre y Dios que destruyen de alguna
manera ciertos supuestos que impiden que los seres humanos puedan considerar su
existencia en la tierra como la plasmación absoluta y definitiva de todo lo que
puede ser.
Sería,
a mi juicio, como la prueba de que la finitud humana es lo absoluto o divino
frente a irrealidades supraempíricas que no poseen carácter transcendental en
el sentido más real, impresivo y sentiente que le da Zubiri. Esto mismo ya es
una aportación de una significación inmensa, porque da un vuelco tremendo a las
tesis espiritualistas acerca de la realidad y de lo trascendental que han sido
una constante a lo largo de la historia del pensamiento.
Aunque
desde mi interpretación de lo transcendental en las obras de Zubiri se deriva
más bien una divinización de la realidad que sustituye de alguna forma la otra
vida después de la muerte que afirma la doctrina cristiana.
Si
bien es cierto que Zubiri fue creyente, pero su sistema filosófico es tan
flexible en algunos aspectos que hace posible elaborar infinidad de
interpretaciones sutiles acerca de lo que representa, realmente, la finitud
humana. Y esto también tiene consecuencias para la propia filosofía vital de
los seres humanos.
De
todos modos, superando estas consideraciones escatológicas me parece indudable
que el transcendentalismo realista o el realismo transcendental que se puede atribuir a Zubiri es la base de
nuevas formas de hacer filosofía. Es lo que podría denominarse realismo
fenomenológico o hermenéutica realista con el propósito de dar un campo más amplio de expresión a las reflexiones filosóficas que siguen la
senda abierta por el transcendentalismo zubiriano.
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