En el libro de
Victoria Camps titulado La búsqueda de la felicidad la autora
que es catedrática de Filosofía moral y política de la Universidad
Autónoma de Barcelona escribe sobre el sentido de la vida y acerca de la mejor vida que podemos lograr, entre otras
muchas cuestiones.
En relación con el
deseo humano de una vida sin fin o eterna
escribe Nietzsche «Deberías realizar únicamente aquellos
actos de los que gustes ser autor o
autora repetidas (quizá infinitas veces). Y a su vez, deberías evitar aquellas
acciones con cuya reiteración no quisieras verte relacionado».
Eso sería lo que
plantea el eterno retorno pero parece demasiado exigente para unos seres
imperfectos como somos los seres humanos, aunque puede entenderse como un plan
de acción ideal.
Realizar cosas
perdurables en el tiempo es otro de los modos de alcanzar una cierta
inmortalidad en la memoria colectiva o en Internet que cada vez está más
omnipresente en la realidad individual y social. Esta vida terrenal que vivimos se puede eternizar con lo que
creamos y hacemos. Es indudable que la libertad y la independencia son valores
irrenunciables si se quiere ser realmente feliz.
Como escribe Victoria
Camps «Lo que hizo más feliz
a Montaigne fue poder encerrarse en su castillo a leer y escribir sus
Ensayos». Se comprende perfectamente. El mismo Spinoza que era un
pensador ateo, panteísta o materialista
considera que lo más apropiado para el ser humano es vivir con alegría y
no con tristeza. Afirma el filósofo
holandés que la divinidad no es una persona sino que es idéntica a la
substancia o la naturaleza. Todo lo que
produce alegría debe ser buscado desde el planteamiento de su Ética.
Desde el utilitarismo
de Mill la libertad es entendida como el
gobierno de uno mismo. Se entiende que Camps esté totalmente de acuerdo
con el valor de la originalidad al igual que el filósofo inglés. Porque es
cierto, como escribe la filósofa española, que «Dejarse arrastrar por el poder de la masa significa caer en la mediocridad imperante». Cada persona debe dirigir su vida de una manera autónoma y
sin depender de modas y cambios culturales, estéticos, etcétera. Lo que no significa
que cada sujeto no pueda incorporar a su proyecto vital lo que le ofrece la
cultura y el ambiente de su tiempo.
Indudablemente, la
limitación de la vida humana no hace posible la perfección absoluta. Todo está
sujeto a los cambios que produce el fluir del tiempo. Las fatalidades son
inevitables y la principal es la muerte. Bentham que es uno de los fundadores
del utilitarismo consideraba que no era
suficiente con los bienes materiales que
son patrimonio de las capas sociales mejor situadas en la sociedad capitalista.
Estaba convencido de
que eran necesarias reformas estructurales para que se lograra un progreso
social para todos. Y esto lo decía y escribía a finales del siglo XVIII y en el
primer tercio del siglo XIX.
Es curiosa la anécdota
que se relata en este libro de Camps referida a Sócrates, ya que este pide una
flauta para aprender un aria musical y
sus discípulos le preguntan acerca de
para qué le servirá poco antes de tomar la cicuta. Y contesta: De nada, solo
para conocerla antes de morir.
En realidad, la
monotonía no es algo completamente evitable en todas las circunstancias y
situaciones vitales. Algo también afirmado por Bertrand Russell que escribe «hay un cierto número
de cosas buenas que no son
posibles sino con un cierto grado de
monotonía». Es evidente que los gustos se educan y si se quiere
alcanzar un cierto nivel en las ciencias, las humanidades y las artes es
preciso dedicar muchísimas horas a la lectura, el estudio y la investigación a
lo largo de la vida para alcanzar la excelencia.
En efecto, como
también dice Victoria Camps, solo llega a disfrutar leyendo quien ha leído
mucho. Es verdad, por otra parte, que la capacidad de escribir proporciona
inmensas satisfacciones a los autores, ya que al poder poner sobre el papel o
la pantalla en blanco del ordenador las palabras se construye desde la más
plena libertad lo que se quiere decir
sin limitaciones ni cortapisas y esto es
una de las acciones más grandes
en el campo de la creatividad humana. El pensamiento crítico es lo que más nos
conviene para ser más felices buscando el bienestar en todos los sentidos y valorando acertadamente el contexto.
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