La producción
filosófica de Gustavo Bueno está de forma escrita en sus libros y
artículos que comprenden unos 60
millones de caracteres o, lo que es lo mismo, más de 20.000 páginas.
Pero el profesor Bueno
también quiso expresar sus planteamientos filosóficos en conferencias,
lecciones, encuentros, cursos, teselas, entrevistas e intervenciones en
televisión y en otros medios a lo largo de su extensa trayectoria académica.
Añadiendo también sus clases en la Universidad de Oviedo y su magisterio
anterior.
En relación con el
medio televisivo escribió dos libros: Televisión: apariencia y realidad
publicado en el año 2000 y
Telebasura y democracia en
2002. En el canal de Youtube de la Fundación
Gustavo Bueno está disponible el legado audiovisual de este gran filósofo que
es extenso y de extraordinario valor. Realizó críticas o análisis muy profundos
desde su materialismo filosófico sobre la bidimensionalidad de las imágenes en
las pantallas y también acerca de la experiencia directa de lo presencial, como
sucede en las representaciones teatrales.
Establece la
comparación entre las sombras superficiales que son las imágenes televisivas y
los cuerpos tridimensionales que se
observan desde una perspectiva
teorética en la realidad empírica de un modo no mediado electrónicamente.
Para Bueno la
televisión aunque es ontológica, ya que trata de la realidad no es englobable
de una manera académica dentro del ámbito de la filosofía. Es más bien una rama
de la Tecnología física o de la Historia de las tecnologías. También puede ser
incluida en la Sociología o en la Teoría de la Comunicación. Esto no impide que los fenómenos televisivos
no puedan ser objeto de críticas y reflexiones, todo lo contrario. Bueno
reflexionó sobre la televisión basura y consideró que Gran Hermano es un
programa que refleja el mundo que nos
rodea. Dijo que «cada pueblo tiene la televisión que
se merece».
De todos modos, se
evidenció que el medio televisivo con
audiencias de 11 millones de espectadores o de unos pocos millones en la
actualidad no deja tiempo suficiente
para el desarrollo de largas argumentaciones. Por tanto, es un medio que, en
general, es superficial y poco profundo, aunque existan excepciones como en el
pasado La clave y otros programas similares.
En relación con la
cuestión de la apariencia y la verdad la televisión nos muestra las diferencias
entre ambas, si interpretamos de forma profunda lo que nos aparece en pantalla.
Es posible una lectura filosófica de las imágenes o de las apariencias
visuales. En televisión escribe Bueno que «Habrá también que tener en cuenta los
casos en los cuales las apariencias no son falaces pero tampoco son veraces». Es cierto, puesto que en las obras teatrales los personajes
aunque son ficción no quieren engañar a los espectadores y buscan la
verosimilitud en sus acciones y lenguaje hablado.
La cultura visual es complementaria de la escrita y no puede
sustituirla. Esto también lo comprendió Gustavo Bueno extendiendo a través de
sus videos la influencia y el conocimiento del materialismo filosófico y, en
general, de la filosofía en todo el mundo. También dedicó su cerebro a investigar y analizar los
entresijos del cine y su directa relación con la filosofía y la vida.
En el presente y en el
futuro las grabaciones de los actos académicos
están cobrando fuerza y se realizan cada vez con más frecuencia y en
mayor número y es algo muy positivo, por
muchas razones. La ventaja de los videos y audios es que pueden ser vistos, escuchados
y revisados las veces que se desee y además servirán también para las futuras
generaciones que nos sucedan en el mundo. Y están permanentemente disponibles
durante las veinticuatro horas de cada día. Y los videos formativos son también
esenciales.
Actualmente, parece que los contenidos profundos
tienen menos éxito que los más superficiales y divertidos, como si los
filósofos tuvieran la obligación de ser entretenidos. El respeto al estilo
propio de cada pensador es una especie de regla de cortesía implícita. Si tuvieran alguna norma
que cumplir sería la de ser minuciosos y
profundos. Y los demás deberían escucharlos, si lo desean, con respeto. Los
científicos en sus conferencias comunican el resultado de sus investigaciones o
descubrimientos y lo suelen hacer con una jerga o con un lenguaje que es más
bien aburrido. La esposa de Darwin llegó a decirle a su propio marido que era
muy aburrido en sus conferencias y fue uno de los más geniales científicos de
todos los tiempos.
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