Desde los
planteamientos filosóficos de Bergson y en un acercamiento a su idea de la felicidad se
puede analizar lo que pensaba sobre la vida humana. Existen infinidad de
interpretaciones posibles si se
reflexiona sobre las numerosísimas páginas que escribió y publicó de Filosofía.
Por ejemplo, en su
libro Las dos fuentes de la moral en las páginas finales este premio Nobel se
expresa de modo muy rotundo y dice que el placer es un medio de burlar a la
muerte por parte de los seres humanos. Ante el inexorable paso del tiempo es lo
que nos salva de los estragos de su avance, aunque sea de una manera
provisional y fugaz, porque todo cambia rápidamente.
En relación con la
supervivencia después de la muerte Bergson está convencido de que si hubiera
otra vida eterna se desvanecerían todas las alegrías y también la felicidad. En
esta hipotética y fantástica vida celestial escribe Bergson «Subsistirían los placeres, pero sin brillo y descoloridos, ya
que su intensidad radicaba en la
atención que poníamos en ellos». Una vida inmortal no sería feliz
del todo o sería aburrida. La alegría de
una existencia supraterrenal sin fin sería una satisfacción intelectual
desprovista de placer y emoción auténticos.
De esto se deduce, a
mi juicio, que la emoción y la finitud temporal son el núcleo de la felicidad
desde una interpretación de la filosofía bergsoniana que, como dice Gustavo
Bueno, también puede ser considerada como un materialismo pluralista, aunque
teóricamente es un espiritualismo.
Bergson reconoce, de
forma explícita, en sus obras la radical incertidumbre de la existencia y la
inseguridad propia de la realidad humana.
Incluso pone de relieve el carácter de imprevisibilidad de la vida que
oscurece el tiempo del existir, en ciertos sentidos, aunque también le da
cierta emoción y pasión.
Ahora bien, la
intuición es lo que realmente nos hace conscientes de nuestra libertad. La
filosofía es lo que nos humaniza más y, al mismo tiempo, nos eleva por encima
de la contingencia y del azar que están presentes, de modo continuo, en la
condición humana.
De hecho, la moral de
la sociedad abierta corresponde a toda la humanidad y se opone a la moral
cerrada. El tema fundamental de la producción filosófica de Bergson es la
conciencia. Y su método es la liberación de las estructuras intelectuales
artificiales o ficticias de la vida de la conciencia para alcanzar una verdadera y profunda pureza
de la misma. Si bien lo intelectivo forma
parte también de la consciencia humana.
Bergson no afirma una
moral del sentimiento o de la emoción, porque las representaciones mentales son
formas transformadas de sensaciones sentidas por el sujeto que conoce y siente
al mismo tiempo. En este sentido, existe una relativa similitud con la inteligencia
sentiente planteada por Xavier Zubiri.
No es extraño que
Bergson escriba que «El genio ha sido definido como una
larga paciencia». En efecto, parece indudable que la
paciencia es una de las condiciones de la felicidad, ante los avatares y circunstancias
de la vida real y esto se conecta también con el placer de la creación
intelectual o artística. Incluso también
desde el enfoque de los talentos de los sujetos creativos.
Como escribe Bergson: «Todos los grandes pensadores de la humanidad han dejado la
felicidad como algo vago, de modo tal, que así se pueda definir en los términos
que cada uno quiera». Pone énfasis también en el cultivo de lo que
denomina el yo social. De esta manera, se muestra el carácter social de los
seres humanos que es esencial en todos
los sentidos. Bergson está seguro de que las emociones nuevas son una de las
claves fundamentales tanto en las grandes creaciones artísticas como en la
ciencia y en la cultura. Y escribe: «Creación es, ante todo, emoción». La significación del pasado es crucial, porque el presente
se construye desde lo sucedido en el transcurso temporal.
Pero, Bergson no posee
una concepción del tiempo estática sino dinámica. Es lo que hace posible las
invenciones y los descubrimientos sin límites. Como escribe el filósofo francés
«Donde hay felicidad, hay creación. Cuanto más rica es la
creación, más profunda es la felicidad». Por tanto, la confianza en el valor
de la intuición creadora y en la evolución biológica y de la sociedad es algo
que se puede analizar en el pensamiento bergsoniano. Para él existir es
cambiar, madurar y crear sin fin. Es otra de las expresiones de la felicidad.
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