Ciertamente, la
situación por causa del coronavirus en España y en gran parte del mundo es, a
mi juicio, preocupante. Y más después de los primeros datos del estudio de prevalencia. La cifra de un 5% de
contagiados en el estado español, aunque es baja porcentualmente deja claro
que, como mínimo, 2.350.000 españoles ya han sido afectados por el Covid-19 y
ya no tienen infección activa. La muestra es de casi 70.000 participantes.
El test aplicado
detecta también anticuerpos IgM que se
producen a partir del sexto o séptimo día de la aparición de los síntomas. Parece que alrededor de un 90% de los
contagios no han sido detectados por el sistema sanitario español. Algo
fácilmente entendible, si se considera lo que sucedió en los meses de marzo y
abril principalmente, con la sanidad casi desbordada y con la falta de respiradores para todos y
de equipos de protección adecuados para todo el personal sanitario.
Como se sabe la
inmunidad de grupo o de rebaño se alcanza, según los expertos en estas
cuestiones médicas, con una prevalencia del 60%. Aunque entran las dudas sobre
que será mejor. De todas formas, el porcentaje del 1% de mortalidad de los
casos tratados parece que es de las más altas en nuestro país, en comparación
con otros.
Tal vez sea debido a
la virulencia especial del coranavirus que ha llegado a nuestro territorio o a
otros factores por saber o investigar. No ha habido contagio masivo, pero eso
no quiere decir que no se deba extremar la prudencia y la cautela en relación con
el uso de la mascarilla y la distancia social de dos metros. Si esto no se respeta, por una parte de la
población, el riesgo de contagios se dispara de una manera inevitable. Depende
de la responsabilidad individual y de la racionalidad de cada uno.
Somos seres
racionales, ya lo decía Aristóteles, pero no
es suficiente con decirlo es preciso demostrarlo o ponerlo de manifiesto
con los comportamientos en la interacción social. Es una cuestión de vida o
muerte, no es una broma. Y ya están aumentando los contagios y las muertes.
Con el
desconfinamiento o la desescalada nos jugamos mucho. Y podemos volver al
confinamiento si no se cumplen las medidas a rajatabla por todos. No vale que
una parte las cumpla y otra no. Volveríamos al encierro en casa.
La población en un
porcentaje del 95% no está inmunizada. No se sabe si la inmunidad es
permanente o dura un año o dos. Casi
todo son interrogantes. Tampoco se puede asegurar que una vacuna efectiva
contra el coronavirus esté disponible para todos a principios del año 2021
Incluso algunos expertos creen que se tardará cinco años en poder tener una
vacuna. Otros dicen que tendremos que
aprender a convivir con el Covid-19 para siempre. Casi todo son especulaciones.
Las certezas se están
encontrando a través de la investigación científica y también por ensayo y
error. Se van probando métodos de control con la supervisión de los
expertos y se van observando los
resultados.
Los temidos rebrotes
pueden ocurrir en otoño o en el primer trimestre del próximo año, según
pronostican los científicos e investigadores. Pero también pueden adelantarse,
si no se observa por parte de toda la población una conducta responsable de
cara a uno mismo y a los demás, en
directa relación con las medidas de distanciamiento social y de uso de la
mascarilla.
Si por mi fuera se
tendrían que usar obligatoriamente las mascarillas en espacios públicos para
evitar la transmisión del coronavirus. Está demostrado científicamente que es
una barrera eficaz y que evita contagios y salva vidas. Garantizar la salud y
la supervivencia es mejor que enfermar o morir por no usar la mascarilla por su
incomodidad. Es preferible estar algo incómodo pero vivir que disfrutar del
máximo confort y morir antes de tiempo por el Covid-19. Exceptuando los que no pueden
llevarla por razones médicas.
El orden, la
responsabilidad y la disciplina son importantes en todos los órdenes de la vida
y especialmente en la situación causada por esta nueva peste que es el
coronavirus. Aparentemente, un mal silencioso y minúsculo, pero que puede
quitar la vida de modos terribles. Quizás, no fuera mala idea que se publicaran
relatos o testimonios de lo que muchos pacientes con coronavirus han sufrido en
estados de mucha gravedad y lo que han sentido
para que toda la población recapacite y reflexione más. Nos estamos enfrentando
a un cambio de época.
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