Que se vayan
fabricando toda clase de mascarillas, respiradores, guantes, etc. Todo tipo de
material de protección y que estén fabricando ya y continuamente para que
cuando venga un rebrote no tengamos que depender como siempre de China o de
otros países como es nuestro caso. Tenemos que tener una total previsión de
todo tipo de artículos de protección. Y no es suficiente con qué Sanidad exija
saber cuántos productos tienen almacenados las Comunidades Autónomas para hacer frente a posibles rebrotes.
España tiene
suficiente tejido empresarial para producir respiradores y todo lo que se
necesita para tener amplias reservas, por si en el otoño llega una segunda ola
de coronavirus junto con la gripe estacional de todos los años. Si la reserva
de material sanitario es insuficiente puede pasar algo similar a lo ya padecido
con la muerte de decenas de miles de mayores en las residencias y con la falta
de respiradores para todos los que los necesiten. Y si sobrara material se
podría vender a través de la exportación
a otros países.
Antes de empezar la
pandemia no existía una reserva de mascarillas, guantes, respiradores, etc., y
esto es, en parte, lo que causó el desabastecimiento que hubo durante semanas o
meses. La prueba es que el número de sanitarios contagiados supera los 34.000 y,
en realidad, podría ser mucho más alta. España es el país con más contagios
entre el personal sanitario del planeta. El 20% de los infectados forman parte de este colectivo frente al
10% de Italia y el 3% de Estados Unidos.
Parece seguro que esta
misma semana va a ser obligatorio el uso de la mascarilla en los espacios
públicos. Es la intención del Gobierno basándose en criterios de salud pública.
Me parece perfecto.
Porque no es razonable
decir que es incómoda como motivo de peso para no llevarla, ya que previene la
difusión y extensión del Covid-19 y es necesario pensar más en las probables
consecuencias de no ponerse las mascarillas. La seguridad es más importante que
estar cómodo y vivir también es mejor que enfermar gravemente o morir por causa
de esta pandemia. Entre otras cosas, si se piensa que afecta de modo muy
desigual y no es sensato jugarse la vida a la ruleta rusa.
Sobre todo, si vemos
como muchas personas no son conscientes del peligro de contagio por las calles.
Porque el coronavirus puede quedar flotando en el ambiente como aerosoles y
puede infectar, así de simple y rotundo.
Ya ha habido algunos
dueños de bares o cafeterías en Andalucía, por ejemplo, que han cerrado sus
establecimientos, porque no son capaces de controlar las conductas incívicas
que no respetan la distancia de dos metros y que pueden ser causa de más
contagios.
Parece que una parte
de la población se está tomando la pandemia a la ligera sin darse cuenta de lo
terrible que es. Puesto que no existe
todavía vacuna efectiva ni una medicación plenamente eficaz que cure esta
enfermedad. Lo están diciendo constantemente los virólogos y los médicos pero el mensaje parece que no
tiene mucho impacto en la sociedad en general. Sobre todo, si se observa el
grado de incumplimiento de las normas ya establecidas por una considerable
parte de la ciudadanía.
La distancia de dos
metros no se está respetando en muchas ocasiones. Y se observa claramente, ya
que no hace falta fijarse mucho. Se forman aglomeraciones a pesar de que están
prohibidas. No se han respetado las franjas horarias, por parte de muchas
personas, para pasear o hacer deporte en muchas partes de nuestro país,
etcétera.
Si se sigue así, puede
haber rebrotes en el verano o en el otoño. Pero, en buena parte, será por causa
de la imprudencia generalizada de la
gente que no cumple las medidas. También es preciso reconocer que,
afortunadamente, una parte de la ciudadanía si las cumple. Lo lamentable sería
que por la falta de responsabilidad individual de muchos paguen las
consecuencias todos los que se contagien.
Y no vale decir que
los que no quieran que no salgan a las calles para no contagiarse. Lo razonable
es decir que todos podemos salir y ser libres o tener cierta libertad de movimientos, pero usando
todas las medidas de protección. Lo
contrario es demostrar una falta de lógica y coherencia terrible. Se echan en
falta actitudes más reflexivas o filosóficas, en definitiva, más amplias y
profundas. Es necesario pensar en los demás y respetarlos.
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