Jorge Gemisto nació
entre 1355 y 1360 en la capital del imperio bizantino, en Constantinopla, en
una familia acomodada. Se cree que
disfrutó de una sólida formación desde su niñez. Su conocimiento de los autores
clásicos griegos y latinos empezó desde la adolescencia.
Pletón
consideraba el regreso a la antigua
religión helénica era lo más adecuado para superar la decadencia que, según su
criterio, el cristianismo había causado en Bizancio. Se puede decir que las
causas de la decadencia del imperio bizantino se pueden atribuir a muchas otras
razones de tipo histórico fundamentalmente. La evolución de la historia no se
detiene y con el paso de los siglos la situación política y social fue
cambiando de modo inexorable.
El nombre o el apodo
de Pletón parece ser que se debió a su
parecido con Platón, su filósofo más apreciado o con el que se sentía más
identificado. Otros dicen que en griego antiguo o clásico el término Pletón se
asocia con lo lleno o pleno, en todo caso lo que es indudable es que Ficino,
gran humanista de Florencia y el creador de la Academia Platónica de la bella
ciudad del río Arno habla de Pletón,
casi otro Platón para dejar clara
constancia de su admiración por el filósofo bizantino.
Pletón quiso
crear una especie de religión filosófica
inspirada en el platonismo tardío. En su Tratado sobre las leyes elabora un
programa político en toda regla. Además, en el Memorial sobre los asuntos del
Peloponeso propone a Teodoro, que era un
déspota, una reforma radical de las instituciones políticas bizantinas, aunque
no se llevó a cabo. Entra dentro de lo
posible que esta obra sirviera de
inspiración para la Utopía de Tomás Moro.
El pensador bizantino
enseñó también el aristotelismo a pesar de ser más afín al sistema de
pensamiento platónico. Estaba convencido de que un análisis minucioso de las
obras del Estagirita también era indispensable, al igual que el estudio
profundo de los pensamientos o de las obras de todos los filósofos.
Pletón fue consejero
de los emperadores bizantinos y fue el
sabio y erudito de más prestigio de la
cultura bizantina de su época. Influyó de modo determinante y decisivo en el
renacimiento de su tiempo. Participó de forma activa en el Concilio de Ferrara-
Florencia de 1438 y 1439. Defendió de forma vigorosa el platonismo, lo que supuso
un reforzamiento de los planteamientos platónicos de los humanistas italianos
coetáneos de él.
Escribe Pletón «Pero para hacer que un Estado o pueblo pase de una situación
peor a otra mejor, segura y estable en todo cuanto atañe a la condición de sus hombres, no hay otro
camino más que la reforma de la constitución.[…] Las más de las veces los Estados se conservan y levantan por la
virtud de la constitución y, por el contrario, declinan y desaparecen cuando su
constitución se ha corrompido». Palabras que suenan muy actuales
como si se hubieran escrito hoy mismo.
En el Memorial a
Teodoro ya plantea su filosofía política que sigue unas líneas fundamentales.
Afirma la necesidad de un Estado monárquico dividido en tres estamentos:
dirigentes, productores y servidores u operarios. También considera que existe
un ser divino supremo que cuida de los asuntos humanos. Es una interpretación
idealista o espiritualista de la realidad política que sigue los planteamientos
de Platón, con ciertas variaciones religiosas.
Entre el 16 de enero y
el 15 de febrero de 1439 se trasladó de Ferrara a Florencia. En esta bellísima
ciudad se puso en contacto con los herederos platonizantes de Petrarca y con Leonardo Bruni que era un gran traductor
de las obras de Platón. Incluso en este periodo de tiempo Pletón escribió su
tratado Sobre las diferencias entre Platón y Aristóteles demostrando una vez
más su gran erudición. Su estancia en suelo italiano fue una experiencia que
cambió su vida y su pensamiento.
A su regreso a Bizancio
o Constantinopla no puso un fin a su intensa o frenética actividad como
filósofo y escritor. De hecho, con más de ochenta años comienza su periodo de
creación intelectual más importante.
Ciertamente, la
filosofía de Pletón es idealista y deísta. Adapta la religión pagana a los
principios ontológicos del platonismo. Y respecto a la derivación óntica o del
ser considera que está regida por la relación entre las causas y los efectos.
Pletón es evidente que aplicó la potencia de su filosofía o capacidad reflexiva
a la búsqueda de la felicidad individual y colectiva.
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