No es justo priorizar
el uso de respiradores artificiales o Unidades de Cuidados Intensivos por falta
de equipos de soporte vital como propone el gobierno catalán aconsejando
también no ingresar a pacientes con coronavirus a mayores de 80 años.
Incluso dice en un
documento que el departamento de Salud de Cataluña ha enviado un escrito
indicando que es recomendable priorizar
a los afectados con máxima posibilidad de supervivencia. No estamos en
una guerra, pero lo parece. Incluso en una guerra debe atenderse a todos de la
mejor forma posible en los hospitales.
La Consejería de Salud
del Gobierno catalán propone dar a los pacientes mayores solo oxigenoterapia y
no ventilación mecánica y administrarles paliativos. De lo que se deduce que
hay vidas de primera y de segunda o tercera categoría.
Pero, hay más, también
se dice que es mejor que los sanitarios no afirmen que no están disponibles
camas para todos. En definitiva, que los mayores se vayan a morir a su casa con
cuidados paliativos, porque hay escasez de respiradores y UCI.
El derecho a la vida
salta por los aires. Es claramente indignante. Los Derechos humanos son como
papel mojado, si no se toman medidas inmediatas para garantizar el derecho a la
mejor asistencia médica, puesto que es algo de lo que deben gozar todas las
personas tengan la edad que tengan.
Lo lógico y racional
es que se atienda por igual a todos, sin discriminaciones de ningún tipo. Y si
no hay suficientes respiradores o UCI los responsables no son los pacientes con
coronavirus y, por tanto, no tienen porqué
pagar las consecuencias con su propia vida, por la falta de previsión o cálculo
de la administración sanitaria.
Los recortes en el
sistema sanitario español o el intento de privatización parcial no son
justificaciones coherentes para la precariedad y la falta de medios. Las
consecuencias ya se están notando, por desgracia.
Si hacen falta cientos
de respiradores o unos pocos miles que se compren o se fabriquen ya de forma inmediata. Los que están en
estado grave o muy grave no pueden esperar.
El código hipocrático
de los médicos debe ser respetado. Lo que la Consejería de Sanidad catalana
recomienda a los médicos incumple de
forma flagrante, a mi juicio, el código
deontológico de los galenos que velan por la salud y la prolongación de la vida
de los pacientes, sin discriminaciones de ninguna clase, como es natural.
La vida de una persona
adulta o mayor tiene el mismo valor y dignidad que la de un joven o un niño. Y
todos tienen el mismo derecho a vivir y esto es reconocido legalmente y también
desde un planteamiento ético y filosófico. No estamos en el tiempo del exterminio
o genocidio de los judíos por los nazis. No se puede clasificar por edad para
dar preferencia a los que no son
mayores, por la escasez de medios.
No se puede jugar con
el derecho a la atención sanitaria de todos los españoles tengan la edad que
tengan. Ya se sabe que, en casos de encarnizamiento terapéutico, el criterio de
los médicos es decisivo, pero no estamos hablando de este tipo de situaciones.
No puede haber
suicidios asistidos u obligados por la edad. Y lo que recomienda el Gobierno
catalán es una eutanasia pasiva en toda regla para los mayores que estén
afectados por el coronavirus y están
graves o muy graves.
La eutanasia directa
pasiva consiste en la consecución de la muerte
mediante la suspensión de tratamiento médico que incluye, por ejemplo,
la necesaria aplicación de ventilación mecánica o una estancia más o menos
prolongada en la UCI.
Supongo que todo esto
que expongo no servirá para nada, pero mi conciencia moral o mi inteligencia me
impulsan a decirlo. Si los ciudadanos no expresan sus opiniones en relación con
esto que he explicado están en su derecho.
De todos modos, me hago portavoz de los miles o millones de personas que
están de acuerdo con lo que afirmo.
Si no defendemos el
derecho a la vida me parece que retrocedemos como sociedad. Lo digo con todo el
respeto y convencido. El suicidio, dice el gran filósofo Gustavo Bueno que es
falta de firmeza y la eutanasia pasiva aplicada a la fuerza a los mayores supone la falta de cuidados
médicos a los que más los necesitan y es otro modo de querer imponer un
suicidio asistido obligatorio a los que nos dieron la vida.
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