jueves, 30 de mayo de 2019

KELSEN Y LA CONSTITUCIÓN




Hans Kelsen fue un gran jurista y filósofo austríaco.  Nació en 1881 y dejó este mundo en 1973. En su libro ¿Quién debe ser el defensor de la Constitución? publicado en 1931 expone sus análisis y reflexiones sobre la garantía del orden constitucional con consideraciones jurídicas y políticas muy profundas y argumentadas. En el pensamiento filosófico y político de Kelsen que es muy original están presentes las influencias de Kant, Hume, Bentham, Austin y Bobbio, pero como sustrato sobre el que construye su propia teoría política. Sus planteamientos jurídicos siguen siendo actuales, porque se dirigen a defender la estructura del poder democrático en los Estados políticos. Y esto se logra haciendo cumplir el ordenamiento constitucional. Para Kelsen es evidente que la Constitución de un Estado es el documento legal supremo y esto no admite dudas. En la denominada pirámide de Kelsen la parte más alta está representada por la Carta Magna.
Afirma Kelsen que «Como toda norma, también la Constitución puede ser violada sólo por aquellos que deben cumplirla». Creó la teoría pura del Derecho. Además fue también el que impulsó con sus escritos y su doctrina el Tribunal Constitucional de Austria en 1920. En su libro sobre la defensa de la Constitución considera que este tribunal no toma parte ni a favor del Parlamento ni del Gobierno. Simplemente defiende la legalidad vigente a todos los efectos y con todas las consecuencias.
El propio Kelsen indica que el parlamentarismo es bueno en sí mismo, porque ejerce funciones necesarias en el ámbito democrático de la representación de los ciudadanos de cada país o Estado. Y escribe que es «como un compromiso entre la exigencia democrática de la libertad y el principio diferencial del trabajo que condiciona todo progreso de la técnica social». Es cierto que a partir de la Edad Moderna los Estados que se han formado como entidades políticas independientes son democracias representativas y no es posible que puedan ser directas por la cantidad de ciudadanos, ya que la época de la democracia directa es la de la Atenas de Pericles, Sócrates, Platón y Aristóteles. La división de funciones y tareas políticas es imprescindible en las sociedades políticas contemporáneas.
Según Kelsen en el derecho positivo lo que vale y es realmente correcto es pensar y comportarse en el marco de lo permitido por las leyes o normas. En el ámbito jurídico se está en directa relación con los acontecimientos fácticos  y la significación de los mismos está en función  del ordenamiento legal en el que se realizan los comportamientos o los actos de las personas, colectivos, etcétera. El derecho para Kelsen es un sistema de normas que regula el comportamiento.
Kelsen establece muy claramente en sus escritos que el cambio de los artículos constitucionales debe requerir unos requisitos duros de lograr. La finalidad es evitar que se cambie el texto constitucional de forma fácil y se cree inseguridad jurídica y política en un Estado. Además, es evidente que el acuerdo muy mayoritario debe ser uno de los principios sustentadores de los derechos y deberes constitucionales, si se pretende sustituirlos por otros diferentes o suprimirlos. En este orden de cosas el garantismo planteado por Kelsen y otros muchos juristas y filósofos políticos parece lo más apropiado desde la perspectiva del interés general o del bien común.
En el caso del juicio a la rebelión o secesión de los acusados por la celebración del referéndum ilegal en Cataluña es entendible que una vez vistas y analizadas las pruebas ofrecidas por los videos y los testimonios no  quede duda de que se usó la violencia para crear una república catalana independiente. Al menos eso se deduce claramente del sumario y de las pruebas aportadas.
Se ha violado o incumplido la Constitución española de forma flagrante e indiscutible y esto no puede ser objeto de discusión, porque la cantidad de pruebas es aplastante.
Como es lógico existe la presunción de inocencia, pero, a mi juicio, las pruebas son abrumadoras y no dejan ningún resquicio para la absolución. De todas formas la sentencia le corresponde dictarla al Tribunal Supremo.  Y sea la que sea yo la respetaré. Además los derechos procesales de los acusados se han respetado exquisitamente por parte de los jueces de este alto tribunal del Estado. En relación con la existencia de presos políticos no es verdad que los políticos catalanes independentistas lo sean. Se  aplica el derecho.



KELSEN Y LA CONSTITUCIÓN

martes, 28 de mayo de 2019

REALISMO POLÍTICO DE MAQUIAVELO




No cabe duda de que Nicolás Maquiavelo inicia un planteamiento político que puede ser denominado como realista. Siente profundamente la necesidad de que exista un poder centralizado fuerte y también considera imprescindible que se forme en la península itálica un Estado nación.
La apasionante vida de Maquiavelo transcurre desde 1469 hasta su fallecimiento en el año 1527. Este pensador y político florentino es indudablemente uno de los creadores de las concepciones políticas modernas.
A diferencia de la corriente crítica del pensamiento utópico representada por filósofos como Tomás Moro con su libro Utopía y por otros pensadores Maquiavelo no se centra en el deber ser ético sino en el ser de la realidad práctica cotidiana y en el ejercicio real de la política de su tiempo.
En su obra o libro fundamental que es El Príncipe piensa o reflexiona acerca de los comportamientos o conductas de los gobernantes para mantenerse en el poder o alcanzarlo. Uno de los modelos como gobernante es el rey Fernando el Católico  ya que supo unificar España, entre otras cosas.
A Maquiavelo no le interesa escribir  un tratado sobre teoría política, ya que no es el tema que quiere desarrollar con su escritura. Sobre las diferentes formas de gobierno y los diversos conceptos de poder pudo explayarse en otros escritos y cartas.
La propia realidad es lo que ocupa el interés de Maquiavelo y sobre lo que quiere discurrir. Era un extraordinario observador de la naturaleza humana. Se puede decir que era un político muy perspicaz y agudo. Destaca especialmente por su gran capacidad para conocer la psicología de las personas.
Estaba convencido de la utilidad de la forma de gobierno republicana, aunque también consideraba que en situaciones excepcionales como la que se vivía en su época podía ser necesario que hubiera monarcas fuertes que impusieran el orden en una península itálica dividida política y territorialmente.
No tiene ninguna duda de que para mantenerse en el poder un gobernante es absolutamente indispensable tener en cuenta la maldad intrínseca humana, ya que, si se obvia esto, se está condenando inexorablemente al fracaso en política. Así de rotundo  se expresa Maquiavelo. No hay que olvidar que la situación social, política y religiosa en la que vivió este pensador florentino fue muy convulsa. Conoció de cerca numerosas intrigas políticas, traiciones, etcétera. No en vano fue embajador de Florencia y secretario del gobierno florentino.
Los Estados de España y Francia son los grandes ejemplos de naciones unificadas que sirvieron de modelo para Maquiavelo. Frente  al conjunto de repúblicas independientes y desunidas de su tiempo veía la necesidad de una Italia unida y fuerte con el poder de un solo gobernante. Y consideraba que el gran impedimento para la unión de las mismas era el Estado pontificio. Y escribe al respecto lo siguiente: «La única causa de que Italia no se encuentre en el mismo caso, de que no tenga una sola república o un solo príncipe, es la Iglesia».
Ciertamente en El Príncipe afirmó que el gobernante está por encima de las leyes y que precisa de cálculo y violencia. En este sentido, Maquiavelo está seguro de que el temor o el miedo mantiene el poder, aunque reconoce que lo mejor y más deseable es que los dirigentes políticos sean apreciados y respetados por los súbditos o ciudadanos. No pone en cuestión que es un valor esencial la libertad del pueblo y se muestra defensor del republicanismo.
Como escribe Maurizio Viroli biógrafo de este genio del Renacimiento: «Maquiavelo simplemente observa que hay circunstancias excepcionales en las que los príncipes pueden verse obligados a ser traicioneros, crueles, infieles». No se puede comparar lo que sucedía en su época con guerras continuas en Europa con lo que ocurre actualmente en Eurasia.
No estaba a favor de ningún tipo de dictadura, pero si pensaba que los Estados tenían que ser fuertes y estar bien organizados y dirigidos. La finalidad última es el bien común que garantiza a la vez la continuidad en el ejercicio del poder.
El gobernante debe ser un gran organizador y saber prever las consecuencias probables de sus decisiones políticas. Consecuentemente debe actuar con prudencia y astucia en su persecución del bien general de todos. Pensó que César Borgia era capaz de lograr la unidad de Italia y se equivocó. La situación política variaba de modo tremendo en cuestión de años y no se podía predecir.



REALISMO POLÍTICO DE MAQUIAVELO

jueves, 23 de mayo de 2019

SENTIDO DE LA VIDA




En el libro El sentido de la vida de Gustavo Bueno se plantean numerosas cuestiones que conforman un sólido y extenso tratado de filosofía moral.  A través de la profundísima crítica y de los detallados análisis del fundador del materialismo filosófico nos adentramos en el conocimiento mundano y científico  de la moralidad  y también en las explicaciones acerca del concepto de Espacio Antropológico y en la idea de persona  y el concepto de individuo.
Puesto que las relaciones interpersonales y la convivencia son parte indispensable de la existencia, ya que el hombre no debe vivir aislado del mundo o de la realidad en la que, sin duda, está integrado, porque es un ser real. Lo antropológico es lo humano y no lo animal o lo cósico y natural. Bueno también analiza la libertad y los derechos humanos desde la perspectiva materialista que contradice o niega rotundamente la justificación de los planteamientos espiritualistas o idealistas en cuanto a su fundamentación efectiva.
Realmente en este libro de Bueno no se pretende la fijación de una idea predeterminada del sentido humano de la existencia. Porque es una tarea que debe llevar a cabo cada persona en el transcurso de su vida. Este gran filósofo explica que cada ser humano «Puede explorar en la dirección de su propio sendero, evitando que se extravíe por otros». De todas maneras es evidente que lo mejor y más adecuado es que cada individuo o sujeto explore por su propia cuenta el significado o los significados que quiere dar a su existencia. Y en esto representan un papel primordial la libertad y los deseos y aspiraciones de cada persona.
En relación con la búsqueda del sentido de la vida Bueno está convencido de que se puede encontrar en el plano fenoménico o material del mismo discurrir existencial de cada persona. Esto causa un cierto nivel de incertidumbre o inseguridad, porque no existe un sentido o una multiplicidad de significaciones o sentidos a priori. Lo que produce una indudable sensación de que existe una cierta complejidad, puesto que la vida puede tener múltiples sentidos que se hallan con el paso del tiempo y con la experiencia vital resultante.
Otra cuestión decisiva es que  las personas, según Gustavo Bueno, deben analizar con suma precisión y de modo riguroso los propósitos o fines de su vida para no confundirse y emprender caminos equivocados. El uso de la razón y la consideración de las circunstancias vitales  son fundamentales para la correcta dirección de los proyectos de cada sujeto. 
Y es cierto que la construcción de la orientación o el sentido no siempre es suave y armónica como también pone de manifiesto Gustavo Bueno. Ya que puede haber conflictos y problemas de todo tipo. Es algo consustancial a la propia realidad del mundo.
La vida es procesual y dialéctica y en este planteamiento se puede poner de relieve lo que también decía Ortega y Gasset y Julián Marías acerca de la capacidad de elegir de cada hombre o mujer. En efecto, no podemos dejar de elegir, ya que si no lo hacemos estamos eligiendo también.
Y los proyectos, actividades y decisiones que no se toman es porque no se pueden elegir a la vez todas las posibilidades: son innumerables y marcan la finitud y la limitación de la existencia humana. Lo que no se hace expresa  el campo de libertad y simultáneamente también define el sentido de la vida para cada sujeto determinado. Puesto que no se delimita únicamente a través de decisiones reales y efectivas. Lo no escogido indica el camino a seguir, al menos, en parte.
De este modo, desaparece la objetividad del sentido de la vida. En realidad, existen tantos sentidos como personas. Lo que ocurre es que la aplicación de la capacidad crítica, del juicio y la argumentación racional clarifica el sentido de la vida en función de las pasiones e intereses de cada individuo.  Porque racionalidad y emoción no son antitéticos como se suele pensar, ya que están integrados en la inteligencia humana. Es el intelecto sentiente explicitado por Zubiri en su magistral trilogía.
Por tanto,  la subjetividad del sentido responde a los criterios y modos de vida de cada persona. La gran diversidad de costumbres, actitudes, formas de ser, etcétera., producen una inmensa variedad de sentidos de la vida. Lo fundamental desde un enfoque materialista y racional es pensar sobre el proceso vital.



SENTIDO DE LA VIDA

martes, 21 de mayo de 2019

BAYLE Y LA LIBERTAD




Es un filósofo francés que destacó por su capacidad crítica, ingenio y erudición. Nació en 1647 y falleció de tuberculosis en el año 1706 a la edad de 59 años. Ya desde niño se formó con la lectura de los autores griegos y latinos y de este modo aprendió las lenguas clásicas. Fue siempre un gran lector. A los 28 años comenzó a ser profesor más concretamente el 11 de noviembre de 1675. Dedicaba cinco horas diarias a sus clases y tuvo que componer un Curso que era, en realidad, una especie de libro de texto para sus estudiantes. Fue un excelente profesor de filosofía.
Fue acumulando más conocimientos a lo largo de su trayectoria vital y al disponer de una extraordinaria tenacidad consiguió convertirse en un gran sabio o erudito. Su obra principal es el Diccionario histórico y crítico de 1697. Fue perseguido injustamente por sus ideas políticas y religiosas y fue obligado a abandonar su patria. Bayle insistía con razones de peso en el origen puramente convencional  de muchos hábitos y costumbres de su tiempo. 
No cabe duda de que estaba convencido de que la razón sirve más para destruir prejuicios o falsas ideas que para construir sistemas. Dudaba acerca de numerosas cuestiones, pero utilizaba su potencia de juzgar para ser coherente y buscar la verdad.  Decía Bayle que «No hay nada más insensato que razonar contra los hechos». No construyó ningún sistema filosófico y desarrolló un pensamiento crítico y escéptico con una actitud ecléctica. Quiso sustentar su pensamiento en la verdad y en la libertad de conciencia, pensamiento y expresión. En definitiva, siendo tolerante y razonando en profundidad sobre la realidad y lo humano.
En algunos de sus escritos, por ejemplo en La católica Francia bajo el reinado de Luis el Grande, defiende con poderosos argumentos la tolerancia basándose en los derechos de la conciencia.
También describe de forma muy realista los horrores de la persecución por causa de la Inquisición. Y escribe al respecto lo siguiente: «Dios nos guarde de la inquisición protestante; dentro de cinco o seis años será tan terrible que suspiraremos por la romana como por un bien». Y esto lo comenta en 1689.
A juicio de Pedro Bayle es evidente que la moral es una parte de la filosofía esencial, ya que trata de los comportamientos correctos y buenos y de los negativos ya que  estos son los que producen consecuencias en la vida cotidiana de los seres humanos. Considera, acertadamente, que el ateísmo no se opone a la ética, porque ésta se encuentra en otro plano de análisis superior, incluso por encima de la misma religión. Lo que no significa que Bayle no valore los principios religiosos como similares, en cierto sentido, a los morales. Sobre todo, si se tiene en cuenta que la ley natural y la razón y la conciencia son más que suficientes para que se necesite de la fundamentación de la doctrina religiosa o teológica en el ámbito de la ética o de la moral.
Como escribe Bayle «La idea particular de cada hombre es lo que constituye en cada uno su verdad». Y tiene razón. No se puede justificar ningún tipo de fanatismo o imposición en el campo de lo humano y tampoco en el ámbito religioso. 
Si bien nuestro pensador está de acuerdo con muchos planteamientos del racionalismo de forma general es evidente también que en moral afirma el estricto poder de la racionalidad a la hora de actuar o comportarse. Como comenta Julián Arroyo Pomeda: «Bayle realiza una firme defensa de la conducta autónoma». Y está claro que no se puede dejar de seguir los dictámenes de la conciencia personal. Esto es aplicable también a los tiempos actuales. La fuerza de la razón y de la ley y la libertad cívica no puede ser oprimida por la fuerza de la violencia.
Bayle habla del ateo honesto como una expresión también de los derechos de la conciencia. Cada individuo genera su propia conducta y si se ajusta a derecho es completamente libre de seguir con su comportamiento. El caso de Tomás Moro es paradigmático al respecto. Quiso más morir y afrontar con dignidad la decapitación  que renunciar a la libertad de su conciencia moral y a lo que consideraba que era justo. Bayle con sus escritos también polemiza y discute con otros sabios de su época exponiendo sus argumentos con rigor.




                                                                                

BAYLE Y LA LIBERTAD

jueves, 16 de mayo de 2019

VATTIMO Y EL FUTURO DE LA RELIGIÓN

FILOSOFÍA DE LA TÉCNICA




La tercera edición corregida y aumentada del libro de Félix Duque titulado Filosofía de la técnica de la naturaleza está ya publicada. Es una obra o un tratado monumental  y amplio de más de 500 páginas en las que este filósofo realiza un recorrido a  través de la historia de la humanidad y de los procesos culturales. Se entiende perfectamente que Duque esté convencido de que este libro podría haberse llamado también Ensayo sobre la materialización de las Ideas.
Félix Duque es Profesor Emérito de la Universidad Autónoma de Madrid y posee un gran prestigio académico por su labor profesoral y por sus obras filosóficas.  Nació en 1943 en Madrid.
Entre sus libros se pueden citar algunos como, por ejemplo, Historia de la filosofía moderna. La era de la crítica y Filosofía para el fin de los tiempos, La fuerza de la razón. Invitación a la lectura de la “Crítica de la razón pura” de Kant, etcétera. Es un gran especialista en el idealismo alemán, especialmente en Hegel y Kant. Sus comentarios a la Ciencia de la Lógica y su traducción de la misma son un hito más de su producción escrita como filósofo de primera línea.
A lo largo de la Filosofía de la técnica de la naturaleza Félix Duque muestra una inmensa erudición en el desarrollo de sus análisis y explicaciones. Es una especie de tratado de antropología y, en cierto sentido, de filosofía de la historia también. Desde una actitud crítica y con una precisión, rigurosidad y minuciosidad digna de alabanza expone sus planteamientos acerca de las transformaciones materiales y su influencia decisiva en el surgimiento de las ideas y de las ideologías y estructuras sociales y políticas. Una de las grandes virtudes o cualidades de la escritura filosófica de Duque es, a mi juicio, la capacidad de establecer conexiones entre múltiples aspectos de la técnica y la tecnología en relación directa o indirecta con  los modos de vida y las realidades históricas.
Escribe Duque sobre nuestra actualidad lo siguiente: «Es tan solo en nuestra época cuando tiende a cerrarse el desequilibrio entre reproducción e invención, mediante el establecimiento planificado de instituciones científicas. Sería anacrónico proyectar nuestro estadio natural sobre los anteriores». Es cierto, frente a la falta de consideración o desprestigio  de la técnica, por ejemplo, en el primer tercio del siglo XIX en Alemania las cosas han cambiado de modo radical afortunadamente. Como se sabe Humboldt en la Universidad de Berlín fundada en 1812 prohíbe de forma contundente la enseñanza técnica. De todas maneras, también es verdad que ya en el idealismo absoluto de Hegel aparece la idea de dirección que presupone planteamientos o nociones de  control, ordenación y planificación y que son el antecedente de la sociedad de la información o digital de los siglos XX y XXI.
La historicidad de los seres humanos es una de las constantes de cualquier investigación antropológica o histórica que se realice. Según Félix Duque  el origen no es sino que acontece históricamente. Y las conexiones entre los mitos y las interpretaciones vinculadas a la técnica y lo natural son la tarea de los filósofos, antropólogos e historiadores. La naturaleza inquisitiva de los individuos es la expresión de asombro ante la realidad en su pluralidad y multiplicidad enorme.
En su libro Félix Duque habla del sentido de la técnica natural o de la naturaleza cibernética, la globalización, el terrorismo, Internet y otras numerosas cuestiones. Y lo hace con una riqueza conceptual y analítica abrumadora porque es  extraordinaria.
El poder de crítica que manifiesta el autor en esta obra es un ejemplo de su pensamiento innovador, ya que profundiza siempre en las posibles causas de los problemas éticos, sociales e incide con sus reflexiones en las complejidades vitales que afrontan los seres humanos en un mundo fragmentado, disperso y que ha perdido, tal vez, la unidad de sentido o los valores universales que hace décadas lo sustentaban.
Parece que estamos en el fin de los tiempos, según Duque, y esto mismo da que pensar. Se puede considerar que la tecnología nos puede llevar a una especie de paraíso terrenal en las próximas décadas o que existe un cierto peligro de destrucción de lo auténticamente humano, tal como se entiende desde hace siglos.  Para Duque es evidente que la Red Social constituida en Internet es capaz de producir cambios en los grupos sociales y su entorno.

FILOSOFÍA DE LA TÉCNICA

martes, 14 de mayo de 2019

EL HORARIO DE LOS TRABAJADORES

SCHELLING Y LOS ESTUDIOS

SCHELLING Y LOS ESTUDIOS




En sus Lecciones sobre el método de los estudios académicos expone a lo largo de catorce conferencias o lecciones sus planteamientos sobre la enseñanza. Este libro del gran filósofo idealista que fue Schelling se publicó en 1803 y es la expresión impresa del último curso que dictó en ejercicio de su actividad docente en la Universidad de Jena en el año 1802, ya que continuó su magisterio en otras universidades.
Los intereses de Schelling siempre fueron muy amplios. Escribió sobre filosofía de la naturaleza y extendió sus análisis y reflexiones al campo del arte, la religión, la historia y los problemas del ser, el conocimiento y el mal y la libertad. Todo era objeto de su atención y pensamiento. 
Desde una perspectiva pedagógica considera, a mi juicio, acertadamente que existe una unidad ideal o si se quiere espiritual utilizando una expresión suya  que abarca o comprende dentro de sí la variedad de disciplinas  y ciencias existentes.
La cultura desde el enfoque de la pedagogía, tal como la interpreta especulativamente el pensador alemán es única, aunque pueda ser subdividida en ramas diferentes en función de características peculiares. No puedo estar más de acuerdo.
La diferenciación entre conocimiento humanístico y científico es una manera de entender los distintos tipos de saberes, pero la integración de los mismos como un mismo modo de  conocimiento me parece indudable. El propio Schelling insiste en ello ya que escribe «No existe ciencia que en sí estuviera en oposición con la filosofía; más bien todas tienen su unidad en ella y por ella». La interdisciplinariedad fue cultivada con energía y pasión por este filósofo germano y de ello da muestra en sus libros y en sus clases.
Porque las ciencias naturales y la matemática son la base del conocimiento de la ciencia de su época y también de la nuestra. El deseo de aprender es universal y se aplica  a todo lo que es posible conocer. No sabe de límites. El afán de totalidad es propio de la mentalidad filosófica ya que el ser humano se hace numerosas preguntas sobre el mundo y la realidad que responden a un claro interés metafísico. Es la búsqueda de sentido tanto general como particular. Desde la perspectiva filosófica de Schelling debe comprenderse el todo en la unidad. Es una especie de monismo.
Schelling profundiza en su consideración del aprendizaje o del  más profundo o deseable. Ya que piensa que no debe ser una mera reproducción mecánica de lo grabado o retenido en la memoria sino la elaboración original de lo aprendido que ya no se olvida puesto que ha quedado incorporado al acervo propio. Porque escribe que «Reproducir la materia dada, no en su forma dada y particular, que puede ser aprendida, sino en una forma original y particular, tal es el verdadero complemento de la enseñanza misma».
Schelling, como es lógico, elabora una serie de argumentaciones muy profundas y convincentes acerca de la necesidad de desarrollar en los alumnos o estudiantes desde el principio de su educación o formación la penetración mental, la capacidad de entender e imaginar y otras potencialidades de la inteligencia.
Y esto se consigue principalmente a través de los distintos lenguajes simbólicos existentes. La matemática y las otras ciencias usan lenguajes artificiales para disponer de mayor precisión en sus teorías, formulaciones y operaciones. Las jergas científicas y la filosófica buscan rigurosidad y precisión y la eliminación de la ambigüedad en lo que se conoce.
Se entiende, por tanto, que Schelling escriba adelantándose a su tiempo que «No conozco ninguna ocupación más apropiada para ejercitar en la edad temprana la penetración, la sagacidad, la inventiva, que  el estudio de las lenguas, principalmente el de las lenguas antiguas».
La filosofía también es un conocimiento fundamentalmente basado en el lenguaje. Aunque parta de lo general y abstracto también está inmersa en lo concreto y en la realidad material.
Es análisis de otros saberes y crítica coherente de los mismos y también de la materialidad de lo mundano. Todos los fenómenos de la realidad pueden ser objeto de la reflexión y esto es  esencial y decisivo. Esto está bien no olvidarlo. Es la indiscutible grandeza de la filosofía.
No es solamente pensar lo pensado como el motor inmóvil de Aristóteles es examinar lo dado que, en realidad, es la totalidad. La curiosidad universal es la gran fuerza que impulsa siempre el saber o la filosofía.

jueves, 9 de mayo de 2019

EXISTIR




El libro de Michel Onfray titulado La fuerza de existir es como dice el autor un manifiesto hedonista.Y se comprende perfectamente desde los planteamientos ateos de este filósofo francés.
Es evidente que filosofía y vida están intrínsecamente interconectadas o unidas. Ya que la capacidad de pensar no se ejercita en el vacío sino sobre y en la realidad. Como bien dice Onfray «La biografía de un filósofo no se limita al comentario de sus obras; abarca la naturaleza  de la relación entre sus escritos y su comportamiento. Sólo el conjunto puede llamarse una obra». En efecto, está claro que a  lo largo de la Historia de la Filosofía tanto Platón como Aristóteles y otros numerosos filósofos han mostrado en su producción escrita  y en sus enseñanzas y conductas que la filosofía lo abarca todo y no es algo separado de la existencia o de la vida. Es también el mismo existir en acto y en proceso.
Al reflexionar y escribir, al igual que al conversar o discutir, estamos poniendo en acción nuestro pensamiento o la filosofía que sentimos y expresamos con nuestras palabras y comportamientos. Aunque se puede diferenciar entre las teorías y la práctica todo queda englobado en un saber que se denomina  filosofía.
Se puede decir que Onfray está de acuerdo con la expresión del imperativo categórico hedonista que dice así: goza y haz gozar, sin hacer daño a nadie ni a ti mismo: ésa es la moral. Es la máxima de Chamfort. En este sentido parece una formulación de una ética consecuencialista y sobre todo utilitarista y pragmática. Es una moral material no formal a diferencia de la kantiana.
La filosofía de Michel Onfray plantea a lo largo de unos treinta libros una propuesta vital y un sistema a la vez. Es un planteamiento totalizador. Considera, al igual que el materialismo filosófico de Gustavo Bueno, que la filosofía es una crítica de otros saberes o ciencias y  concretamente de la totalidad de los conocimientos posibles.
Parte de un ateísmo posmoderno que delimita su carácter de pensamiento materialista que analiza los sistemas idealistas o espiritualistas como filosofías que no responden o no tienen suficientemente en cuenta  la realidad material de todo.
Las variaciones de su hedonismo materialista abarcan desde una bioética tecnófila hasta una política libertaria pasando por una ética que supone la construcción del sí mismo.
En relación con el enfoque de la ética para Onfray «La moral universal, eterna y trascendente, cede el paso a la ética particular, temporal e inmanente». Lo que sucede es que este planteamiento aunque puede ser aceptado de forma general como una descripción de lo que sucede en la sociedad del hiperconsumo puede ser complementado con matices básicos desde una perspectiva ética más general.
Se puede pensar que es posible la existencia de variaciones en los comportamientos de las personas en función de intereses particulares, pero respetando normas morales básicas  y que pueden caracterizarse como una ética mínima. Lo que no parece adecuado es un relativismo radical o un escepticismo extremo como manifestación de  las conductas de los sujetos en la vida social.
La crítica del apriorismo en el ámbito moral por parte de Onfray es entendible desde su perspectiva hedonista y materialista atea, pero es también matizable desde un enfoque que piense en la dignidad humana y claro está en los derechos humanos como referencia ética universal.
El hedonismo para este filósofo galo no supone que no haya que tener como ideal el surgimiento efectivo de lo humano en el hombre y la superación de lo animal en el sentido de cruel y salvaje. Y escribe en relación con esto lo siguiente: «Por supuesto, ya nadie cree en una línea divisoria clara y neta entre lo normal y lo patológico, la razón y la locura, la salud mental y los problemas de  conducta».
Es posible y deseable una dialéctica de la cortesía que afirma el cálculo prudente de los placeres y displaceres posibles. Es evidente que la práctica de la bondad o de la cortesía es una manera efectiva de mejorar las relaciones humanas.
La delicadeza, la urbanidad, el tacto, la amabilidad y el respeto son formas de expresar una ética hedonista y materialista y como se puede ver no se oponen a principios que proceden del ámbito religioso, ya que son coincidentes en muchos aspectos. Desde los planteamientos libertarios de Onfray se trata de alcanzar  la serenidad mental.

EXISTIR

martes, 7 de mayo de 2019

EDUCACIÓN CREATIVA




Los principios de la Institución Libre de Enseñanza son un claro ejemplo de la importancia de la libertad de cátedra y de una formación libre de dogmatismos y basada en la crítica de ideas.
Uno de los creadores de esta institución educativa que fue Giner de los Ríos escribe que está en contra del «sistema memorista, mecánico, dirigido a nuestras facultades inferiores, para las cuales se digna promulgar  en solemne revelación académica la verdad, oficialmente averiguada y definida, librándonos  de aquel trabajo de buscarla  por nosotros mismos, que Lessing reputaba el  más característico de seres racionales».
Debe haber un sentido activo de búsqueda del saber o del conocimiento por parte de los estudiantes. El método socrático y la intuición son formas muy apropiadas que propician la espontaneidad y la creatividad de los alumnos. Ya que estos no son un depósito de conocimientos sino que deben ser sujetos activos de su aprendizaje.
Investigando, dudando, criticando ideas, cuestionando planteamientos, argumentando de modo coherente y lógico, etcétera. Intentando autoaprender también con la indispensable orientación y apoyo de los profesores.
Existe una continuidad en el proceso de enseñanza y aprendizaje. Es cierto que en función del nivel cognitivo y de las diferentes edades los contenidos deben ajustarse a las habilidades y capacidades intelectuales características de cada periodo  del desarrollo mental de los alumnos.
Lo que no significa que no pueda pensarse en una escuela o educación unificada que comprenda las necesidades de los niños, adolescentes y adultos en su proceso de formación reglada.
La Institución Libre de Enseñanza era partidaria de una escuela mixta, porque se pensaba que favorecía mejor la conquista de la igualdad de género real y no solamente sobre el papel o en teoría. En definitiva, la coeducación era ya en aquellos tiempos una forma de impulsar de modo rotundo los derechos de la mujer en el último tercio del siglo XIX y en la primera parte del siglo XX.  Ciertamente se abrió  la senda de la igualdad del hombre y la mujer a través de la educación compartida.
Si se piensa en una serie de hábitos que promueven la creatividad en la educación cabe pensar  en la capacidad crítica,  actitud emprendedora, creatividad y desarrollo o potenciación de la imaginación.  La  curiosidad puede ser la auténtica motivación que sostiene la pasión por saber o por conocer.
Indudablemente tanto las investigaciones del profesor Eisner de la Universidad de Stanford como la teoría de las inteligencias múltiples de Gardner ponen de manifiesto que el estudio y aprendizaje de las artes potencia la sensibilidad y favorece el mayor desarrollo de destrezas y habilidades. Y esto es aplicable también de forma general a todas las Humanidades. La filosofía, la música, el latín y el griego, la historia, etcétera., son campos del conocimiento que son un arte o se interesan por el mismo. Y permiten fomentar la perseverancia y la capacidad de afrontar lo inesperado y también el poder  de la improvisación, si es necesario. Este tipo de materias muestran múltiples perspectivas o posibilidades del mundo en el que estamos inmersos.
Enseñan también que con esfuerzo continuado se puede lograr mucho más de lo que a priori se puede pensar. Además, en todo proceso educativo se pone de relieve que puede haber varias o múltiples soluciones para un problema, en muchos casos. Tanto el pensamiento convergente como el divergente son útiles y necesarios, según las situaciones.
Aplicando procedimientos como los ya explicados se requiere por parte de los estudiantes   una actitud activa  en su aprendizaje. Y si además el hábito lector se refuerza y consolida lo demás no suele plantear problemas serios, ya que con constancia y dedicación las metas del aprendizaje pueden ser  superadas, de forma general, y sin excesivo esfuerzo.
La motivación intrínseca es la realmente más útil, ya que supone la persecución de un propósito, intención  o finalidad y mueve a ser mejores. La búsqueda de la excelencia es lo deseable  en todos los aspectos. Y esto en la enseñanza es uno de los principios  a tener en consideración.
Indudablemente, el refuerzo educativo o el apoyo a los alumnos con más dificultades de comprensión es una de las tareas más importantes en una enseñanza inclusiva y que promueve que todos los alumnos alcancen una formación adecuada. Actualmente, con los medios digitales  se abren nuevas posibilidades para la enseñanza.  Sin olvidar que la lectura y la escritura son la base del aprendizaje.

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jueves, 2 de mayo de 2019

PENSANDO CON MONTAIGNE




Los Ensayos de Miguel de Montaigne son una muestra de su agudeza mental aplicada a la experiencia de la vida. En este gran libro aparecen reflexiones y consideraciones llenas de ingenio y densidad.
Es todo un mundo lo que se nos presenta en sus artículos que forman un continuo, aunque pueden leerse por separado y siguen poseyendo un sentido completo por sí mismos.
Las más de 1.100 páginas de los Ensayos son una especie de diario o biografía y también, en cierto sentido, de testamento vital.  Como dice  Enrique Azcoaga  comentando a Montaigne: «Lo más difícil del mundo en literatura es crear un libro que suponga una imagen fiel del autor a que se debe». Y se puede decir que el pensador francés lo logró  de modo magnífico.
Montaigne nació en el castillo de su mismo apellido en 1533 y falleció  en el año 1592. Su familia pertenecía a la pequeña nobleza. Aunque parte del cultivo de la filosofía estoica confía en la razón humana también y dirige sus esfuerzos a la investigación del juicio humano.
Es consciente de sus dudas y de  que es preciso mantener una actitud escéptica en algunas cuestiones. Sus opiniones e interpretaciones son en sí mismas muy valiosas para el propio Montaigne y las argumenta extraordinariamente bien en sus artículos. Nada de lo humano o lo divino le es extraño o ajeno.
En sus Ensayos escribe o habla de multitud de asuntos que le ocupan o le dan que pensar. Montesquieu dice de Montaigne: «En la mayor parte de los autores veo el hombre que escribe; en el caso de Montaigne, me encuentro, sin embargo, con el hombre que piensa». Y realmente es indudable que en su gran obra Montaigne no se limita a comentar a los pensadores y literatos antiguos sino que conversaba y pensaba con ellos y también con el lector y, como no, consigo mismo. 
Con originalidad y con dudas, a veces, en lo que escribía. Además, Montaigne también se muestra rotundo  con su estilo, ya que piensa de manera enérgica y fuerte.
Escribe  en su artículo Del miedo lo siguiente: «A nada tengo tanto miedo como al miedo; de tal modo supera en consecuencias terribles  a todas los demás accidentes». En efecto, porque no solo en las batallas en la Antigüedad también en la vida cotidiana produce resultados indeseados. En cambio la prudencia es lo más acertado, ya que el temor, por sí mismo, conduce a la inacción o a la evitación y ambas no son la mejor conducta en un mundo en el que la perseverancia, la tenacidad, y la fuerza son lo que nos lleva a ser mejores y a la superación de los problemas y dificultades propios de la existencia de todo individuo.
En el capítulo XLIV de sus Ensayos escribe Montaigne acerca Del dormir y expone varios ejemplos y uno de ellos es el siguiente: «Alejandro el Grande, el mismo día de la furiosa batalla contra Darío, durmió tan profundamente y hasta una hora tan avanzada de la mañana, que Parmenión se sintió obligado  a entrar en su cuarto, acercarse al lecho, y llamarle hasta dos o tres veces  para despertarle, pues la hora del combate se aproximaba». Esto indica que  la falta de reposo o descanso perjudica la vida  y además el sueño es uno de los placeres de la vida y no de los menores.
En otro artículo titulado  De los libros Montaigne manifiesta como en toda su obra su gran erudición y numerosas lecturas de filósofos y autores  antiguos y modernos y escribe que «Cuando un libro me aburre, busco otro y sólo me consagro a la lectura cuando el fastidio que me domina, si  no hago nada, comienza a invadirme». Me parece muy moderno al decir que se debe leer con gusto o los libros que realmente nos emocionan o no se nos caen de las manos por farragosos,  aburridos o poco interesantes. Y el gusto por determinado estilo de escritura puede cambiar o no a lo largo de la vida. Esto mismo lo explica también Montaigne.
Y no se plantea ningún tipo de problema para exponer libremente su opinión sobre todas las cosas e incluso acerca de las que no conoce mucho. Es consciente de los límites del conocer. Los breves fragmentos que he comentado son un acercamiento a los Ensayos de Montaigne y una invitación a su lectura.


PENSANDO CON MONTAIGNE