Es un pensador alemán
que ha influido decisivamente en su tiempo. Nació en 1874 y falleció a la edad
de 53 años en 1928.
Participó con sus
escritos y su magisterio en el desarrollo de la fenomenología y también se
convirtió en un filósofo de la religión. Previno sobre los peligros del nazismo
de modo acertado. Estaba de acuerdo con el vitalismo de Bergson aunque elaboró
su propia filosofía.
Enseñó en las
universidades de Jena, Munich y Colonia. Para Scheler la fenomenología sirve
para estudiar y analizar las emociones y las intencionalidades de las mismas,
que, a su juicio, son los valores. Realizó una sólida fundamentación
personalista de la ética y elaboró sus descripciones fenomenológicas
apartándose del método husserliano.
Según Scheler es evidente que existen modelos vitales humanos que
invitan a su seguimiento. El héroe para
los valores vitales, el genio para los espirituales y el santo para los
religiosos.
Los valores, según el
filósofo alemán, son comprendidos de modo directo e inmediato por la persona y
son practicados en la existencia y no pertenecen de un modo abstracto y
exclusivo a la conciencia como sostenía Husserl. Desde los planteamientos schelerianos no cabe duda de que la vida emocional es la
base o el fundamento de la existencia ética. En efecto, la libertad de cada
individuo y la justicia es lo más esencial desde una perspectiva ética y
jurídica, a mi juicio. Scheler no aceptaba que lo superior surge de lo inferior
como sostenía Freud.
Es cierto, por otra
parte, que es definible una polaridad entre los valores y pueden ser
clasificados como positivos o negativos. En cambio las cosas solo pueden ser positivas, desde un
planteamiento objetivo acerca de la realidad. Se percibe una indudable
jerarquía en los valores. Esto lo afirma
contundentemente Scheler. Indudablemente,
los valores pueden ser más positivos o negativos.
En realidad, es como
si afirmamos que una estatua es más bella que otra o está elaborada con más
esmero y finura de detalles. Estaríamos hablando de valores estéticos mayores o
menores.
Existen los valores
del agrado, los valores vitales, los espirituales y los religiosos. Desde mis
planteamientos estoy convencido que los valores más importantes son los
intelectuales y jurídicos y después los demás. Lo verdadero frente a lo falso
es un valor muy útil y necesario para la convivencia entre las personas. Y lo justo en contradicción necesaria con lo
injusto es un valor jurídico que posee una base ética indudable y que es
fundamental también para la sociedad y desde un enfoque personalista.
Los valores vitales,
si entendemos que son los relativos a la
salud y a la falta de ella también son enormemente importantes, porque son la
base de la misma existencia. En lo referido a los valores religiosos, a mi juicio,
se fundamentan en última instancia en principios éticos irrenunciables o lo que
es lo mismo en la bondad, el respeto, la justicia, la dignidad, la igualdad, la
compasión, la solidaridad, etcétera.
El personalismo de
Scheler y el análisis de las emociones
como base de los planteamientos morales puede servir de punto de apoyo para el surgimiento
de nuevas éticas emotivistas, con una estructuración argumentativa que
incorpore una hermenéutica crítica a la altura de las conductas y mentalidades
del siglo XXI.
Scheler elaborar una
ética material de valores porque se da cuenta de la importancia de las
emociones, sentimientos e inclinaciones en la existencia humana. Su ética es
heterónoma y no autónoma como la kantiana.
De todos modos, queda
mucha tarea por hacer para ir perfilando los detalles de unos principios éticos
o de unas normas morales que valores los aspectos fundamentales de la
responsabilidad y la libertad humanas para que todos los seres humanos con sus
diferencias de pensamiento puedan convivir armoniosamente.
La aprehensión
emocional de valores es lo que define la consideración ética de la realidad
humana poniendo sobre la mesa lo afirmado por Scheler. No todo lo a priori tiene que ser formal como
afirma Kant. Para Scheler existe lo a priori material, ya que lo es por su
contenido mismo o materia, puesto que las intuiciones de esencia o
fenomenológicas lo son de un contenido material. Y es que no se deben confundir
formalismo y apriorismo. Porque las unidades significativas ideales son también
a priori, aunque se prescinda de los sujetos que las piensan, desde un
planteamiento puramente teórico y abstracto.
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