sábado, 12 de mayo de 2018

MAX SCHELER




Es un pensador alemán que ha influido decisivamente en su tiempo. Nació en 1874 y falleció a la edad de 53 años en 1928.
Participó con sus escritos y su magisterio en el desarrollo de la fenomenología y también se convirtió en un filósofo de la religión. Previno sobre los peligros del nazismo de modo acertado. Estaba de acuerdo con el vitalismo de Bergson aunque elaboró su propia filosofía.
Enseñó en las universidades de Jena, Munich y Colonia. Para Scheler la fenomenología sirve para estudiar y analizar las emociones y las intencionalidades de las mismas, que, a su juicio, son los valores. Realizó una sólida fundamentación personalista de la ética y elaboró sus descripciones fenomenológicas apartándose del método husserliano.  Según Scheler es evidente que existen modelos vitales humanos que invitan a  su seguimiento. El héroe para los valores vitales, el genio para los espirituales y el santo para los religiosos.
Los valores, según el filósofo alemán, son comprendidos de modo directo e inmediato por la persona y son practicados en la existencia y no pertenecen de un modo abstracto y exclusivo a la conciencia como sostenía Husserl.  Desde los planteamientos schelerianos  no cabe duda de que la vida emocional es la base o el fundamento de la existencia ética. En efecto, la libertad de cada individuo y la justicia es lo más esencial desde una perspectiva ética y jurídica, a mi juicio. Scheler no aceptaba que lo superior surge de lo inferior como sostenía Freud.
Es cierto, por otra parte, que es definible una polaridad entre los valores y pueden ser clasificados como positivos o negativos. En cambio  las cosas solo pueden ser positivas, desde un planteamiento objetivo acerca de la realidad. Se percibe una indudable jerarquía en los valores.  Esto lo afirma contundentemente Scheler. Indudablemente,  los valores pueden ser más positivos o negativos.
En realidad, es como si afirmamos que una estatua es más bella que otra o está elaborada con más esmero y finura de detalles. Estaríamos hablando de valores estéticos mayores o menores.
Existen los valores del agrado, los valores vitales, los espirituales y los religiosos. Desde mis planteamientos estoy convencido que los valores más importantes son los intelectuales y jurídicos y después los demás. Lo verdadero frente a lo falso es un valor muy útil y necesario para la convivencia entre las personas.  Y lo justo en contradicción necesaria con lo injusto es un valor jurídico que posee una base ética indudable y que es fundamental también para la sociedad y desde un enfoque personalista.
Los valores vitales, si entendemos que son los relativos a  la salud y a la falta de ella también son enormemente importantes, porque son la base de la misma existencia. En lo referido a los valores religiosos, a mi juicio, se fundamentan en última instancia en principios éticos irrenunciables o lo que es lo mismo en la bondad, el respeto, la justicia, la dignidad, la igualdad, la compasión, la solidaridad, etcétera.
El personalismo de Scheler y el análisis de las emociones  como base de los planteamientos morales puede  servir de punto de apoyo para el surgimiento de nuevas éticas emotivistas, con una estructuración argumentativa que incorpore una hermenéutica crítica a la altura de las conductas y mentalidades del siglo XXI.
Scheler elaborar una ética material de valores porque se da cuenta de la importancia de las emociones, sentimientos e inclinaciones en la existencia humana. Su ética es heterónoma y no autónoma como la kantiana.
De todos modos, queda mucha tarea por hacer para ir perfilando los detalles de unos principios éticos o de unas normas morales que valores los aspectos fundamentales de la responsabilidad y la libertad humanas para que todos los seres humanos con sus diferencias de pensamiento puedan convivir armoniosamente.
La aprehensión emocional de valores es lo que define la consideración ética de la realidad humana poniendo sobre la mesa lo afirmado por Scheler.  No todo lo a priori tiene que ser formal como afirma Kant. Para Scheler existe lo a priori material, ya que lo es por su contenido mismo o materia, puesto que las intuiciones de esencia o fenomenológicas lo son de un contenido material. Y es que no se deben confundir formalismo y apriorismo. Porque las unidades significativas ideales son también a priori, aunque se prescinda de los sujetos que las piensan, desde un planteamiento puramente teórico y abstracto.



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