Evidentemente, la investigación científica realizada en Alejandría cambió
el destino de Occidente. La fundación de Alejandría en el año 330 antes de
Cristo supuso el inicio de un periodo de esplendor y progreso continuo en el
ámbito del conocimiento en la Antigüedad.
Los médicos alejandrinos destacaron pos sus conocimientos y por sus
avances en la técnica médica. Supieron que la sede de la inteligencia está en el cerebro y no en el corazón como pensaba
equivocadamente Aristóteles. Este gran filósofo y naturalista acertó en
muchísimas cuestiones y fue un sabio de primer orden. Estableció la división
entre animales vertebrados e invertebrados, aunque también es cierto que
consideraba que era cierta la teoría de la generación espontánea. En el siglo
XVII los experimentos de Redi probaron que no era verdadera. De todas maneras
las obras del filósofo por antonomasia y
su biblioteca fueron el inicio de la gran biblioteca de Alejandría que llegó a
disponer de más de un millón de libros o
rollos.
El Museo de Alejandría situado en la costa norte de Egipto estaba abierto
a los sabios, matemáticos, y a otros hombres de ciencia que atravesaban el mar
Mediterráneo en busca de más conocimientos. El intercambio de saberes,
doctrinas, investigaciones, etcétera, en la ciudad creada por Alejandro fue
prodigioso. En el año 641 d. C. la biblioteca de Alejandría fue destruida por
los musulmanes.
El Museo de Alejandría era una especie de universidad. De hecho, fue el
primer centro del saber de grandes dimensiones y de gran influencia en la
Antigüedad. Entre el siglo III a. C. y la mitad del siglo II alcanzó su mayor
esplendor y prestigio. Ya que los más grandes científicos y sabios investigaron
en sus salas y espacios. En matemáticas, física, astronomía y medicina se
lograron extraordinarios avances y descubrimientos. Por ejemplo, los textos de
Hipócrates fueron estudiados e integrados en el conocimiento médico de un modo
adecuado.
En lo relativo a las investigaciones en el campo de la geometría destaca
la labor de Euclides que vivió desde el año 325 hasta el 265 a. C. Su libro
Elementos de Geometría marca un hito en el conocimiento geométrico. Euclides sistematizó la geometría de su época
y también fijó un sistema axiomático y
deductivo que fue analizado durante más de mil años. Deduce teoremas a partir de unos pocos
axiomas. Afirma, por ejemplo, que un
círculo no corta a otro círculo en más de dos puntos.
Otro gran científico fue Arquímedes que vivió desde el año 287 hasta el
212 a. C. Realmente, fue un gran matemático y físico de su tiempo. En
hidrostática y en ingeniería realizó grandes aportaciones. Incluso elaboró ideas que son un precedente
del cálculo infinitesimal creado en el siglo XVII por Newton y Leibniz.
Un gran astrónomo que vivió en el periodo alejandrino fue Aristarco de
Samos 310- 230 a. C. que afirmó, de forma rotunda, que el Sol es el centro del
universo y que todos los planetas del sistema solar giran alrededor de la
estrella de tamaño medio que es el Sol.
Eratóstenes que vivió desde el 276 hasta el 194 a. C pudo calcular el diámetro de la Tierra. Usó un pequeño palo llamado gnomon y una gran
imaginación unida a una gran capacidad matemática. También elaboró mapas del
mundo conocido hasta entonces. Hiparco vivió dede el 190 hasta el 120 a. C.
y destacó también como un gran astrónomo
que creó un mapa con todas las estrellas que eran observables en el cielo a
simple vista. Algo nuevo y muy útil también para la navegación y para otras
actividades y tareas.
Por otra parte, hubo un gran astrónomo Ptolomeo que realizó una
investigación astronómica esencial. A partir del modelo de esferas mantenidas
por Aristóteles, creó un sistema astronómico geocéntrico derivado del
aristotélico, pero con algunas características diferentes. La principal novedad
aportada por Ptolomeo fue la introducción de los epiciclos y deferentes. Un
epiciclo es un movimiento circular que traza un planeta alrededor de una línea imaginaria llamada
deferente.
Como se puede observar en el periodo alejandrino los avances de las
diversas ciencias fueron enormes. Si a esto se añaden los descubrimientos de
Herón de Alejandría en el siglo I d. C. en relación con autómatas movidos por
la fuerza del vapor, parece que podemos darnos cuenta de que estaba surgiendo un nuevo mundo de la
ciencia que superaba lo conocido por Aristóteles y sus coetáneos. Herón inventó
la primera máquina de vapor.
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