El encadenamiento
sucesivo de contratos de los profesores interinos durante más de tres años
tiene consecuencias. Que los interinos estén trabajando durante diez, quince o
veinte años es mucho más de lo que marca o determina la ley, si se interpreta
adecuadamente.
Ya ha habido recientes
sentencias judiciales en nuestro país que indican que el gobierno contrató en
fraude de ley a centenares de miles de funcionarios interinos durante largos
periodos de tiempo sin hacerlos indefinidos. Había crisis y no se convocaban
oposiciones y plazas. Y esto ha saltado a diversos medios escritos de
comunicación que lo vienen diciendo desde principios de este año 2018.
Si la ley marca un
máximo de tres años de interinidad y se convocan oposiciones que afectan
también a profesores que llevan trabajando diez, quince o veinte años como
interinos, las irregularidades pueden ser motivo de demanda judicial casi inmediata, si la
Administración no acepta la negociación y un acuerdo razonable que salvaguarde
los derechos laborales de los docentes interinos. Ya hay sentencias del
Tribunal de Justicia de Castilla y León y de otros tribunales españoles que
afirman estos derechos.
Puede haber una gran
cantidad de demandas judiciales, miles para ser más precisos, de los profesores
interinos y también de asociaciones de los mismos a la Administración. Parece
que lo más juicioso, justo y sensato sería un acuerdo o unas medidas que
garanticen la estabilidad de los interinos con más experiencia antes de llegar
a los tribunales españoles o a la justicia europea.
Simplemente, con que
se prorrogaran los contratos de los docentes interinos con más de diez o quince
años trabajados ya se daría un paso decisivo para estabilizar la situación de
muchos interinos en Asturias, al igual que ya se hace en Andalucía, País Vasco
y Canarias, por ejemplo. Y no se puede argumentar que es por una cuestión de
dinero o presupuestaria porque en las Comunidades Autónomas citadas se pudo.
Hace falta voluntad política y pensar en los derechos laborales y sociales de
todos.
Y si se piensa en los
profesores de más de 55 años la situación es tremenda. No tienen reducción
horaria en Asturias, aunque fuera mínima, y aunque tengan más de diez o quince años
trabajados en la enseñanza pública y acreditada su capacidad y conocimientos tienen que presentarse a la
oposición con riesgo de quedarse fuera del sistema laboral público.
Porque en una
oposición no se miden todos los conocimientos de los que se presentan en cada
especialidad y las calificaciones de las pruebas dependen de muchos elementos
que, en gran medida, son subjetivos y azarosos.
Además, las carreras
cursadas, las notas logradas y el nivel de conocimientos alcanzado son algo
objetivo y que es más que suficiente para impartir clases en la educación
secundaria y también en la universitaria para los que han logrado el grado
académico de doctor. Y los profesores interinos con experiencia no están por la
labor de jugarse su puesto de trabajo en la lotería de la oposición. Pero
parece que se obliga a que esto sea así. Y esto no supone una auténtica
igualdad de oportunidades, ya que no existe, por todo lo que acabo de explicar
en este artículo.
Esto puede ser
matizado y argumentado con muchos más conceptos. Estaría bien que desde los
medios de comunicación asturianos se tratara más esta cuestión que estoy
planteando en este escrito. Sería bueno también que los partidos políticos en
Asturias tomaran cartas en el asunto de verdad.
Por otra parte, me
parece que existe un cierto desconocimiento de lo que acabo de comentar en la
sociedad asturiana, por falta de información.
La movilización de los
sindicatos educativos en apoyo de la estabilidad de los docentes interinos es
primordial, pero no es la única forma de luchar por los derechos de este
colectivo de profesionales de la enseñanza en Asturias. Han realizado y siguen
realizando una gran labor formativa en los centros educativos del Principado de
Asturias.
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