La subida de las pensiones de un 0,25%
es insignificante.
No merece ser llamada así, ya que supone
un aumento de menos de dos euros. Es una vergüenza. Suben los precios y los
jubilados están perdiendo continuamente poder adquisitivo.
Aunque sea el mínimo de incremento
establecido por ley no es suficiente. Los gastos de las familias están
aumentando y en muchos casos los jubilados ayudan económicamente a hijos y
nietos, por la falta de trabajo y por problemas monetarios derivados del
elevado nivel de paro existente en España.
Y aunque los pensionistas no tengan que
ayudar económicamente a su familia disponen de unos ingresos escasos, si se
tienen en cuenta los gastos inevitables de cualquier vivienda o piso y la misma
alimentación que debe ser variada. No vale comer de cualquier manera. O no
debería ser así.
Además, las pensiones ya son reducidas y
encima están estancadas, porque la denominada subida es simbólica e irrisoria.
Es como si no subieran nada, porque con dos euros da para tomar un café.
Y si el Gobierno dice que no existe
dinero suficiente para pagar pensiones considerablemente más altas, siempre
puede incrementar algo los impuestos para dedicar los ingresos extra al
bienestar de los jubilados.
Lo que no puede ser es que se gasten
ingentes cantidades de dinero en otras cuestiones menos esenciales o
importantes y se dejen desatendidas las justas y lógicas necesidades de los
mayores, después de una vida laboral de varias décadas.
Como los jubilados no pueden realizar
medidas de presión muy contundentes lo tienen difícil. Es verdad que en
ciudades como Gijón realizan marchas o manifestaciones pacíficas, porque
bastantes piensan que se pueden quedar sin la pensión de jubilación. No creo
que se llegue a tanto. De hecho, estoy
convencido de que eso no sucederá. Pero,
lo más dramático es que, si prácticamente no suben, llegará un momento en que
los mayores lo pueden pasar mal o muy mal. Indudablemente, los jubilados tienen
derecho como el resto de los ciudadanos a disfrutar de una vida digna.
Comprendo perfectamente que la Fundación
Edad y Vida afirme que los pensionistas no llegarán a fin de mes dentro de diez
años si se mantiene el desequilibrio actual.
La economía española está creciendo y
esto no se refleja en la subida de las pensiones. En cambio, el Gobierno anima
a los empresarios a invertir por la bonanza económica. Es claramente contradictorio.
Y lo que no es racional ni justo es que
el Ejecutivo pretenda, que una considerable parte de los jubilados, opte por el
ahorro privado de los planes de pensiones como sucede en Suecia y Reino Unido
para disminuir la presión económica sobre el sistema público de pensiones.
Los planes de pensiones privados no deben
ser obligatorios ni estar vinculados a la actividad laboral, por numerosas
razones de peso. La libertad y los derechos de todos los ciudadanos, en un
estado de derecho que lo sea de verdad, están muy por encima de consideraciones
económicas equivocadas. Y es lamentable que las pensiones pierdan un 7% o más
de poder adquisitivo en los próximos años.
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