La
creatividad es el resultado de la capacidad de combinación. Algo que no ha sido
puesto suficientemente de manifiesto. Se puede creer que la originalidad surge de la nada y no es cierto. Los
materiales de la creación son lo existente en la mente de los propios
creadores. Se pueden crear nuevas combinaciones extraordinariamente valiosas y
realmente magníficas con lo que se conoce y se observa. El caso de los inventores
es muy claro. Pero también el de los escritores, filósofos, pintores,
escultores, músicos, etc. Lo nuevo y lo
original se basan en lo ya existente. Son como una especie de recombinación de
lo aprehendido o percibido por el creador.
Crear
no está, a mi juicio, suficientemente valorado. El esfuerzo es la clave a la
hora de crear. La práctica mejora al escritor, por ejemplo. Y conviene tener en
cuenta que la actividad creativa tiene algo de rito especial. Supone enfrentarse al papel en blanco y pensar que
se quiere escribir. Además, la labor de documentación o investigación previa
puede ser necesaria o aconsejable, según la naturaleza de lo que se quiera
elaborar.
De
todas formas, también es verdad que el tiempo dedicado a crear es el elemento
fundamental, en mi opinión. Y también es esencial la pasión con la que se crean
nuevos productos culturales o nuevos escritos. Los escritores combinan palabras
y crean. Los músicos también combinan sonidos, etc.
En
las diversas ciencias también la labor y las teorías de los científicos del
pasado son esenciales para el avance y el descubrimiento y en el ámbito de la
investigación. En la creación científica el pasado también es crucial. Es
perfectamente entendible que el mismo Einstein reconozca el gran valor de las
ideas de otras personas en su trabajo científico al decir “Pienso mil veces al
día que mi vida externa e interna se basa en el trabajo de otros hombres vivos
o muertos”.
A
lo largo de la Historia se puede comprobar que, por ejemplo, Gutenberg el
creador de la imprenta se inspiró en la prensa del vino y en la máquina de
acuñar monedas. Charles Darwin se inspiró en la lectura de Humboldt y también en las observaciones de los
animales y en un ensayo del economista Thomas Malthus acerca de la
sobrepoblación humana y también tuvo otras influencias.
El
profesor Bunge es un ejemplo claro de la significación del aprovechamiento de
ideas y herramientas conceptuales elaboradas en diversas escuelas
contemporáneas en su actividad como físico
y filósofo. Su libro La investigación científica de más de novecientas páginas así lo
demuestra. Mario Bunge también muestra que es decisivo saber analizar las ideas
y teorías para la construcción de nuevos planteamientos científicos y de reflexiones
novedosas y originales.Además en su obra Filosofía de la Física Bunge establece
que la historia y la filosofía de la ciencia son ramas tradicionales de lo que
se puede denominar ciencia de la ciencia. Puesto que los estudios e
investigaciones sobre los aspectos psicológicos, sociales y económicos de la
ciencia pura o aplicada son relevantes para la financiación y para la
organización de la actividad científica y también para la enseñanza de la
ciencia y la tecnología.
Los
filósofos son originales, pero se fundamentan en sistemas filosóficos
anteriores para crear sus ideas y sus teorías o sistemas propios. Y las ideas y
desarrollos conceptuales e interpretaciones de cada pensador están influidos en
cierta medida por su bagaje cultural y por sus experiencias y formación
académica.
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