Desde el planteamiento
filosófico de Plotino la belleza sensible, en realidad, deriva de la
suprasensible o divina. Plotino nació en Licópolis que estaba en Egipto en el año 205 de la era cristiana. En el 245
se trasladó a Roma y fundó su escuela filosófica en la que enseñó hasta su
muerte en el año 270.
Su discípulo más destacado fue, sin duda,
Porfirio que escribió la Vida de Plotino y ordenó los cincuenta y cuatro
tratados escritos por el filósofo egipcio.
El mismo Plotino
propuso al emperador Galieno la fundación en Campania de una ciudad que
siguiera en su organización las leyes y disposiciones de la República de
Platón. Esta ciudad estado ideal se llamaría Platonópolis, como es lógico.
El pensamiento
plotiniano es sistemático y da un gran énfasis a la Unidad que es la expresión
de la perfección o de lo divino. La Unidad es la divinidad que es al mismo
tiempo trascendente e inmanente al mundo. De lo Uno deriva toda la pluralidad y múltiple diversidad de lo
real. Lo Uno es también el Bien, en la filosofía espiritualista de este
filósofo. La diversidad de la cosas del mundo o de la realidad misma procede
para Plotino de una emanación de forma similar a como la luz emana del sol.
Existen tres procesos
o hipóstasis en la emanación que son lo Uno, la Inteligencia y el Alma del
mundo. Desde su filosofía el principio de formación del mundo sensible es obra
del alma, puesto que contiene los arquetipos o paradigmas de las cosas.
De forma parecida a
Platón es indudable que Plotino está convencido de que la verdadera realidad
corresponde al mundo de las ideas, porque el mundo material se identifica con
la imperfección. La materia es el principio del mal por su naturaleza
corruptible e imperfecta.
En cuanto a la belleza
la trata y analiza en sus Enéadas. Escribe Plotino: «La belleza apela fundamentalmente a
la vista, pero también al oído a través de las combinaciones de las palabras». No cabe duda que este sabio sabe
apreciar y valorar todos los aspectos bellos que aparecen en la realidad. Lo bello abarca multitud de aspectos reales y
vitales. Todo nos puede parecer bello o no.
La belleza del fuego
es puesta de relieve por Plotino ya que escribe que «Brilla y resplandece como si fuera en sí mismo forma». La valoración del fuego como un elemento impenetrable y a
la vez que lo penetra todo es clara para el creador del neoplatonismo. Las
cosas bellas del mundo sensible causan deleite y placer y pueden ser muy
diversas y esto es algo que admira
Plotino. Para este pensador el esplendor divino del intelecto, es el de
un alma moderada, fuerte, justa y prudente que es, en consecuencia,
auténticamente bella o hermosa.
En relación con esto
escribe que «La fealdad en el alma consiste, por tanto, en no ser pura y
sin mezcla, igual que ocurre con el oro cuando aparece mezclado con partículas
de tierra». De esta forma, el alma buena es a la vez bella, si se
purifica de su conexión al cuerpo o a lo material, siguiendo los planteamientos
órficos, pitagóricos y platónicos.
En este sentido, para
Plotino no admite ninguna duda que hacerse semejante a Dios es lo propio del
alma bella y buena. Porque pensar, aprender, investigar y saber nos identifican
con la belleza divina, según su espiritualismo, un idealismo que sigue la senda
iniciada por Platón.
Plotino insiste en la
necesidad de la autodisciplina y en la
purificación moral e intelectual, ya que lo más puro y luminoso es lo
inteligible que es lo propio del alma. Indudablemente, la filosofía plotiniana
es una especie de misticismo puesto que el éxtasis sería salir de sí para
ascender al Uno o lo Absoluto. Por tanto, el sabio sería el místico
contemplativo. No admite que el paradigma de la sabiduría sea el hombre teórico
o el autosuficiente del estoicismo o epicureísmo.
Una cuestión que tiene
su relevancia es el claro paralelismo entre el neoplatonismo y la filosofía
patrística cristiana. Algunos planteamientos neoplatónicos son similares al
pensamiento cristiano, ya que ambas corrientes de pensamiento son espiritualistas
y se fundamentan en el idealismo de Platón, aunque con variaciones notables.
Existen aspectos
teóricos similares, si se analizan la filosofía socrática, especialmente el
intelectualismo moral, y la teoría de las ideas junto con la antropología
platónica.
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