jueves, 19 de diciembre de 2019

TEMPERAMENTO




Ciertamente, el temperamento es difícil de cambiar, porque es el resultado de nuestra herencia biológica, por tanto, es de origen genético. En cambio, el carácter es definible como la adquisición por parte de la persona de los valores y costumbres sociales. Existen tantos caracteres como sujetos en el mundo.
Por otra parte, la personalidad es, en realidad, la unión del temperamento y carácter y se expresa en todas las conductas que realizamos desde una perspectiva psicológica.
Indudablemente, el sistema neurológico de cada individuo  es clave en la formación de la personalidad, pero forma parte del temperamento. En relación con la estructura  mental y conductual de las personas destaca la teoría de Eysenck. Entre sus libros más influentes pueden citarse: Los fundamentos biológicos de la personalidad de 1969 y La medición de la personalidad de 1976.
Eysenck establece de un modo muy coherente un modelo jerárquico de la personalidad. En primer lugar, indica que existen en las conductas humanas respuestas específicas que suceden en una única ocasión o de modo esporádico, por ejemplo, rascarse la nariz. En segundo lugar, también son identificables las respuestas habituales que son los modos de comportamiento típicos de las personas. En tercer lugar, Eysenck habla de los rasgos primarios  que son constantes o se reiteran en los actos como la sociabilidad o la impulsividad.  En cuarto lugar, se puede afirmar que son definibles una especie de macrorrasgos que son habituales y permiten hacer relativas predicciones de la conducta y que son: extraversión, neuroticismo y psicoticismo.
Según Goldberg y McCrae son definibles claramente y sin ninguna duda cinco dimensiones básicas de la personalidad o cinco diferentes formas de ser. Por supuesto, todo esto está ampliado y diversificado por las diferencias individuales del carácter de cada individuo.
La primera de estas  dimensiones es la amabilidad que manifiestan o  expresan  los sujetos que son agradables en su modo de comportarse siendo generalmente  simpáticos o, al menos, empáticos. La segunda es la extraversión que muestra la gran sociabilidad y don de gentes de los sujetos que tienen esta forma de ser. La tercera dimensión se puede denominar neuroticismo y está caracterizada por inestabilidad emocional. La cuarta es la responsabilidad y los que poseen esta estructura conductual tienen una alta motivación de logro y controlan sus impulsos.  La quinta es la apertura a la experiencia y  es la propia de las personas reflexivas y de amplios intereses a los que les gusta la cultura y son creativos.
Respecto a la evaluación de la personalidad se puede realizar de un modo objetivo con diversos procedimientos y técnicas valorativas y observacionales.
Los psicólogos pueden evaluar la personalidad con bastantes métodos. Uno de ellos es la observación directa que para la mente preparada de cada psicólogo es una herramienta o técnica potente y efectiva para hacerse una idea bastante aproximada de cómo es la persona.
Además, también se utilizan las entrevistas clínicas que sirven para saber los planteamientos y la experiencia subjetiva de cada individuo. Puede ser con guión previo o sin él. A través de las preguntas el psicólogo o psicoterapeuta puede averiguar por medio del discurso del sujeto la personalidad que tiene.
Actualmente, se utilizan cuestionarios de personalidad con múltiples preguntas y que son muy precisos. Por ejemplo, el cuestionario de personalidad de Catell mide 16 rasgos de personalidad con 185 ítems. Aporta mucha información al psicólogo sobre los sujetos a los que se aplica.
En cuanto a los test proyectivos el más fiable es el de apercepción temática que fue elaborado por Murray. Está compuesto por 20 tarjetas que muestran escenas ambiguas. Al contar la historia de cada dibujo atribuyendo sentimientos y pensamientos a los personajes  los individuos muestran su personalidad.
La complejidad de la conducta humana es también el resultado de la libertad que tenemos para comportarnos. Lo fundamental en las conductas es dar explicación de las mismas. Y la sensibilidad y la capacidad de argumentación son también las palancas que dan impulso y potencia a los actos.
Ya que somos seres racionales que contamos con una rica emotividad y esto hace que el lenguaje sea la gran baza de que disponemos para hacernos entender. La psicología actual ya posee un amplio repertorio de técnicas para estudiar las conductas. En una sociedad en la que los padecimientos psicológicos cada vez son algo más común y habitual parece que la resistencia ante el sufrimiento y los avatares de la vida es primordial.




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