Se han escrito
numerosos libros sobre qué es la filosofía.
Y se pueden escribir muchos más.
La filosofía trata de la realidad y de los pensamientos que elaboramos cada
día.
El libro de Vicente
Caballero de la Torre titulado La filosofía en 100 preguntas trata de dar
respuestas a este número de interrogaciones que son un ejemplo de la infinidad
de cuestiones que son objeto del cuestionamiento filosófico.
Efectivamente, las distintas
ramas de la filosofía se ocupan de numerosas cuestiones que la mente de cada
persona puede investigar de un modo directo pensando. La Metafísica se interesa
por la naturaleza de la realidad, la Epistemología, Gnoseología o Teoría del Conocimiento
por los límites de lo que puede conocer realmente. La filosofía de la ciencia y
la del lenguaje y la religión se proponen analizar los aspectos integrados en
sus ámbitos o campos correspondientes.
Además, tanto el arte,
como la política y la ética también son objeto de reflexiones, análisis y
preguntas. A lo largo de la Historia de
la Filosofía los diversos pensadores han elaborado teorías y sistemas para dar
contestaciones coherentes y profundas a los problemas humanos y a la naturaleza
de la realidad, tanto natural como humana en toda la extensión de sus
significaciones.
Ciertamente, como
escribió el filósofo Deleuze: «La filosofía sirve para detestar la
estupidez, hace de la estupidez una cosa vergonzosa». Indudablemente, el pensador francés da en el clavo. Lo peor que le puede suceder a cualquier
persona es no saber razonar o también despreocuparse de buscar el saber o la
verdad.
La filosofía es
crítica por esencia, se interesa también por el principio de razón suficiente y
está en contra, de modo absoluto, de una vida en la que el principio de
contradicción no se aplique a lo que se intenta conocer o saber. Los prejuicios
o falsas ideas son lo opuesto al saber filosófico.
Como sabiamente indica
el profesor de Filosofía y director de
Instituto Juan José González Velasco: «Necesitamos, como forma de salvar la filosofía, acercarnos
desde la pasión a los problemas que nos
ocupan, insertándolos en el contexto de una sociedad donde lo digital y lo
virtual han cambiado los modelos de vida». En efecto, la pasión es una de las
actitudes que impulsa a filosofar y forma parte del asombro ante el mundo. Los
filósofos investigan muchas cosas. Esto, señalado ya por Pitágoras, es la
expresión de que las profundas investigaciones acerca de la realidad y de un
modo crítico es lo que necesita también la sociedad digital actual.
Las mismas personas
pueden cambiar el mundo con cooperación, ejerciendo de verdad los valores
éticos y siendo solidarios. En esta línea de pensamiento se debe practicar una
filosofía interrogativa. Todos somos filósofos, porque la totalidad de las
personas toman decisiones con el conocimiento y la información disponible en el
momento de decidir.
No podemos pretender
estar en posesión de un saber absoluto o total de todas las ventajas y
desventajas o riesgos en cada decisión durante la existencia.
Los seres humanos
buscan el sentido en todo lo que realizan. La cuestión clave está en acertar y
no es algo que sea siempre sencillo. Una vida con sentido puede ser
interpretada y entendida desde infinidad de perspectivas críticas.
Sentimos según
actuamos nos dice la psicología. O dicho
con las palabras de Caballero de la Torre:
«No lloramos porque estamos apenados, sino que vemos algo que
nos hace llorar y nuestro sentir que lloramos es la propia pena». Los actores lo saben bien. Los comportamientos o conductas
cambian el estado de ánimo. Si nos reímos nos sentimos alegres, por el hecho
mismo de expresar facialmente la alegría o el gozo. La música alegre es un
tónico para la mente, ya que la revitaliza y le da energía.
Escribe William Davies que «La felicidad en sí misma quizá no sea un fenómeno físico y
objetivo, pero sí que es el resultado de varias fuentes de placer, lo que tiene
una firme base fisiológica». En definitiva, de esto se deduce
claramente que las condiciones de vida y
la calidad de la misma son cruciales para el logro de una existencia feliz.
La filosofía también
está presente en el ámbito médico a través de los comités de bioética que
tienen que tomar decisiones en relación con los enfermos. Partiendo del respeto
a la vida de los pacientes y a la dignidad de los mismos.
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