España está en una
situación política que hace difícil el desbloqueo. La formación de un Gobierno
de coalición del PSOE con Podemos está teniendo más dificultades de las
previstas.
El escollo fundamental
es la actitud política de ERC. Los datos de los sondeos y encuestas son claros.
Algo más de la mitad de los votantes socialistas rechazan la mesa de negociación
entre gobiernos iguales.
Por si no fuera
suficiente la complejidad de la situación aumenta, ya que alrededor de la mitad
de los que votaron al PSOE en las pasadas elecciones generales quieren que se
abran negociaciones con el Partido Popular y Ciudadanos para que se llegue a
conformar un Gobierno de gran coalición en vista de la intransigencia de ERC.
Lo que no sirve es
hacer responsables a los otros partidos, de modo exclusivo, por parte de los
dirigentes del PSOE si vamos directos a las terceras elecciones.
Me parece que debe
explorarse la vía de las fuerzas constitucionalistas si fracasa la negociación
con Esquerra Republicana de Cataluña. Uno de los problemas que pueden surgir es el
cálculo inexacto de los tiempos y que esto nos lleve a otra repetición
electoral.
Por otra parte, es
evidente que la opinión pública está dividida en relación con las exigencias
del independentismo. Desde una
perspectiva global las encuestas indican que un 71,7% de los votantes desean
que Sánchez no acepte las peticiones de ERC
y que, por tanto, ni se siente en la mesa de negociación, algo muy
sensato, a mi juicio.
En cualquier caso,
aunque se siente un equipo negociador de ambos partidos me parece que las
conversaciones no se extenderán por
mucho tiempo. Ya que si se analizan las exigencias del independentismo o de ERC
está claro que son absolutamente inadmisibles con la Constitución en la mano. Y
el Presidente Pedro Sánchez ya ha reiterado de muchas maneras que no se va a
salir del marco establecido por las leyes vigentes.
No puede haber una
mesa entre Gobiernos, porque sería el reconocimiento de facto de que Cataluña
es un país independiente al mismo nivel que España. El supuesto conflicto
político no es tal. La mayor parte de los catalanes se consideran españoles
también. No es algo excluyente.
Si se cambia la
Constitución de modo democrático, tal vez, se pueda preguntar a todos los
ciudadanos españoles sobre la situación
política de Cataluña. Y creo que el resultado sería que la mayor parte
de los ciudadanos españoles estarían de acuerdo en que Cataluña es España por
numerosas razones históricas, sociales y culturales.
En el Estado español
no hay presos políticos. Los que han cometido delitos están presos, pero por
sentencia judicial argumentada y con pruebas. La aceptación en la negociación
de la autodeterminación de Cataluña sería hacer saltar por los aires la unidad del
Estado español, así de contundente y claro. No puede haber amnistía como pide
ERC, por lo explicado anteriormente.
En relación a las garantías de ejecución que pide Esquerra
de cara a la negociación es algo muy peligroso para la estabilidad de la democracia
española y para el futuro del país. Si se aceptan por parte del PSOE se abriría
una vía inexorable para la separación de Cataluña.
En conclusión, parece
claro que los líderes socialistas y especialmente Pedro Sánchez deben precisar
muy bien los tiempos de negociaciones y contactos con los otros partidos para
llegar a un Gobierno de Coalición preferiblemente con Podemos y si esto no es
posible con otras formaciones políticas.
Lo que no es de recibo
es que vuelva a haber otras elecciones y siga el bloqueo. Algo que no es
descartable, ni mucho menos, si se observa el panorama político y la
fragmentación y división de los resultados en las pasadas elecciones de los
partidos políticos.
En general, la inmensa
mayoría de los ciudadanos están hartos de esta situación de bloqueo y verían
como una tomadura de pelo que se fuera a las urnas otra vez. En ese caso,
supongo que aumentaría la abstención por cansancio y enfado. Y esto todo el
mundo lo puede entender.
Quizás, la solución al
bloqueo esté en la formación de dos grandes bloques de partidos. De este modo,
la gobernabilidad sería lograble con mayor facilidad y sin tantas
complicaciones. También habría la posibilidad de que uno de los bloques alcanzara los 176 escaños o se
acercara mucho a la mayoría absoluta y que con apoyos puntuales se pudiera
gobernar.
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