lunes, 25 de noviembre de 2019

FORMACIÓN DE GOBIERNO Y ERC




España está en una situación política que hace difícil el desbloqueo. La formación de un Gobierno de coalición del PSOE con Podemos está teniendo más dificultades de las previstas. 
El escollo fundamental es la actitud política de ERC. Los datos de los sondeos y encuestas son claros. Algo más de la mitad de los votantes socialistas rechazan la mesa de negociación entre gobiernos iguales.
Por si no fuera suficiente la complejidad de la situación aumenta, ya que alrededor de la mitad de los que votaron al PSOE en las pasadas elecciones generales quieren que se abran negociaciones con el Partido Popular y Ciudadanos para que se llegue a conformar un Gobierno de gran coalición en vista de la intransigencia de ERC.
Lo que no sirve es hacer responsables a los otros partidos, de modo exclusivo, por parte de los dirigentes del PSOE si vamos directos a las terceras elecciones.
Me parece que debe explorarse la vía de las fuerzas constitucionalistas si fracasa la negociación con Esquerra Republicana de Cataluña.  Uno de los problemas que pueden surgir es el cálculo inexacto de los tiempos y que esto nos lleve a otra repetición electoral.
Por otra parte, es evidente que la opinión pública está dividida en relación con las exigencias del independentismo.  Desde una perspectiva global las encuestas indican que un 71,7% de los votantes desean que Sánchez no acepte las peticiones de ERC  y que, por tanto, ni se siente en la mesa de negociación, algo muy sensato, a mi juicio.
En cualquier caso, aunque se siente un equipo negociador de ambos partidos me parece que las conversaciones  no se extenderán por mucho tiempo. Ya que si se analizan las exigencias del independentismo o de ERC está claro que son absolutamente inadmisibles con la Constitución en la mano. Y el Presidente Pedro Sánchez ya ha reiterado de muchas maneras que no se va a salir del marco establecido por las leyes vigentes.
No puede haber una mesa entre Gobiernos, porque sería el reconocimiento de facto de que Cataluña es un país independiente al mismo nivel que España. El supuesto conflicto político no es tal. La mayor parte de los catalanes se consideran españoles también. No es algo excluyente.
Si se cambia la Constitución de modo democrático, tal vez, se pueda preguntar a todos los ciudadanos españoles sobre la situación   política de Cataluña. Y creo que el resultado sería que la mayor parte de los ciudadanos españoles estarían de acuerdo en que Cataluña es España por numerosas razones históricas, sociales y culturales.
En el Estado español no hay presos políticos. Los que han cometido delitos están presos, pero por sentencia judicial argumentada y con pruebas. La aceptación en la negociación de la autodeterminación de Cataluña sería hacer saltar por los aires la unidad del Estado español, así de contundente y claro. No puede haber amnistía como pide ERC, por lo explicado anteriormente.
En relación a  las garantías de ejecución que pide Esquerra de cara a la negociación es algo muy peligroso para la estabilidad de la democracia española y para el futuro del país. Si se aceptan por parte del PSOE se abriría una vía inexorable para la separación de Cataluña.
En conclusión, parece claro que los líderes socialistas y especialmente Pedro Sánchez deben precisar muy bien los tiempos de negociaciones y contactos con los otros partidos para llegar a un Gobierno de Coalición preferiblemente con Podemos y si esto no es posible con otras formaciones políticas.
Lo que no es de recibo es que vuelva a haber otras elecciones y siga el bloqueo. Algo que no es descartable, ni mucho menos, si se observa el panorama político y la fragmentación y división de los resultados en las pasadas elecciones de los partidos políticos.
En general, la inmensa mayoría de los ciudadanos están hartos de esta situación de bloqueo y verían como una tomadura de pelo que se fuera a las urnas otra vez. En ese caso, supongo que aumentaría la abstención por cansancio y enfado. Y esto todo el mundo lo puede entender. 
Quizás, la solución al bloqueo esté en la formación de dos grandes bloques de partidos. De este modo, la gobernabilidad sería lograble con mayor facilidad y sin tantas complicaciones. También habría la posibilidad de que uno  de los bloques alcanzara los 176 escaños o se acercara mucho a la mayoría absoluta y que con apoyos puntuales se pudiera gobernar.


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