Existe una cierta
decadencia del sistema sanitario español. Por causa de la escasez de médicos,
las listas de esperas interminables y otros muchos problemas que no se pueden
admitir en una sanidad pública de calidad como pretende ser la española.
Agenda de
especialidades cerrada. Esperas de ocho
meses en casi todas las especialidades. Esperemos que el nuevo Consejero de
Sanidad ponga en marcha medidas para
acabar con este despropósito.
Más atención a las
personas mayores que no por tener más de
80 años hay que pasar de ellas. Solo en Gijón viven 26.000 personas que ya han cumplido los 80.
Enfermedades
desconocidas que pueden ser alergias que
los médicos no entienden ni saben tratar y que tampoco son investigadas. Estos
son algunos de los botones de muestra de lo que está pasando actualmente
en Asturias y, de forma general, en todo
el territorio español, según dicen.
Es verdad también que
se está intentando remediar estos problemas asistenciales, pero el deseo no es
suficiente. Es preciso contratar más médicos no solo de otras comunidades
también, si es necesario, de otros países. Es urgente que se dedique más dinero
a estas cuestiones, porque aunque la Sanidad española esté considerada como una
de las mejores del planeta no es suficiente.
Se comprende que el
incremento de la longevidad y la baja natalidad está causando un envejecimiento
de la población en comparación con hace décadas, pero esto no puede ser una
justificación para la pasividad y la inacción. Las personas se merecen una atención
médica de primera clase al igual que sucede en otros estados como, por ejemplo,
Bélgica o los países nórdicos.
Que se deriven más
intervenciones a centros médicos privados, si no hay otra salida y que se tomen
medidas extraordinarias de refuerzo para que todos los ciudadanos sean
atendidos en igualdad de condiciones.
El aumento de la
esperanza de vida puede encarecer el sistema sanitario, pero la sociedad tiene
que darse cuenta de que es el precio que hay que pagar porque se viva más
tiempo y en mejores condiciones. Y esto es algo de simple sentido común y de
interés general.
La planificación
sanitaria a nivel global o mundial debe cambiar radicalmente. Con los nuevos
medicamentos y la nueva tecnología médica y con los tratamientos novedosos que
están apareciendo y que surgirán en los próximos años el cuidado de la salud será diferente.
De hecho, ya lo es y lo será más en el futuro.
Los tiempos de
estancia hospitalaria se reducirán, de modo generalizado, si se habla de
promedios y eso es bueno en sí mismo. Pero no debe olvidarse que la población mayor que vivirá hasta edades muy
avanzadas deberá ser cuidada y tratada para que tenga la mayor calidad de vida
posible, es lo lógico.
El egoísmo debe
dejarse a un lado. Todos llegaremos a mayores, si no morimos antes, por tanto,
la atención sanitaria nos afecta a todos sin excepciones. No pensar esto puede
llevar al desastre social.
El servicio más
importante de una sociedad es el sistema de salud. Y no se puede privatizar. La
sanidad pública vela por todos y así debe seguir siendo. Lo que no significa
que los que lo deseen acudan a la sanidad privada, pero no debe ser algo
obligado por la falta de medios y personal de la pública, en ciertas
situaciones.
No vale con que se
diga que no se puede hacer nada ante la falta de especialista para atender toda
la demanda de pacientes en algunos periodos. Las leyes y la Constitución dicen otra cosa muy
claramente.
Se puede mirar para
otro lado y resistir. Pero no parece de largo
la mejor actitud posible. La masificación en la atención sanitaria no es
responsabilidad de los usuarios o pacientes del sistema público de salud. Es
algo a solucionar por las autoridades sanitarias españolas poniendo más médicos
y trabajadores sanitarios a disposición de los ciudadanos. Por supuesto,
también es preciso incrementar el número de aparatos. Si esto no se hace las
palabras no arreglarán esta situación de la Sanidad española.
En la atención
primaria me parece que las cosas van
bien, de modo general. Pero en el ámbito de las especialidades médicas es dónde
está el grueso de los problemas. En consecuencia, este campo es el que debería
ser objeto de una mucha mayor dotación de fondos económicos, como es lógico. La
sanidad española puede funcionar excelentemente.
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