Es uno de los
filósofos más influyentes del siglo XX. Wittgenstein vino al mundo en Viena en
1889, último hijo de una familia muy rica de ascendencia judía y dejó de
existir en 1951 a consecuencia del cáncer. Publicó el Tractatus Logico-Philosophicus
en 1922, aunque lo escribió durante la Gran Guerra en la trinchera expresando en el papel los pensamientos de la
primera etapa de su filosofía. En el año 1929 llegó a ser profesor
investigador del Trinity College y, en 1939, sustituyó a Moore en su cátedra de
Filosofía.
Es un pensador que
conforma el denominado neoempirismo o la filosofía analítica del lenguaje. Los
grandes iniciadores de la filosofía analítica son tres: Moore, Russell y
Wittgenstein. En 1924 escribe «La filosofía que propugno es
considerada como una especie de realismo. Pero mi propia lógica es atómica, y
es este aspecto el que deseo subrayar. Por ello, prefiero describir mi
filosofía como atomismo lógico y no como realismo, con o sin algún adjetivo
antepuesto».
Frente a la lógica
monista afirmada por el idealismo de Bradley, el filósofo y lógico Bertrand
Russell, propone junto con Wittgenstein que el mundo posee la estructura de la
lógica matemática. El universo no es un todo interdependiente como pensaba
Bradley o, al menos, es de lo que están convencidos los filósofos analíticos.
El Tractatus puede ser
interpretado desde diversas lecturas y lo presentó también como tesis doctoral. No cabe duda de que es la respuesta que
Wittgenstein da al funcionamiento de la lógica, porque, a su juicio, es la
estructura sobre la que se constituye el lenguaje descriptivo o, dicho de otro
modo, la ciencia y el mundo.
Como él escribe en
este libro: «Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo». En efecto, la forma lógica es la base
o el fundamento del pensamiento, el lenguaje y el mundo. La teoría de la
figuración es la de la significación y la verdad en el lenguaje. La realidad se
describe con figuras. Es entendible que, según esto, una proposición será
significativa o tendrá sentido en la medida en que represente un estado de
cosas lógicamente posible. En este primer periodo elabora una teoría del
lenguaje como representación.
El segundo
Wittgenstein piensa de modo pragmatista. Lo relevante es el estudio o la
investigación de los comportamientos de los usuarios del lenguaje. En realidad,
es lo mismo que decir cómo aprendemos a hablar y para qué nos sirve o es útil.
Está convencido de que
es imposible la existencia real y efectiva de un lenguaje privado que sea
realmente comunicativo y social. Desde sus planteamientos Wittgenstein
establece que lo absurdo de una proposición estará en usarla fuera del juego de
lenguaje que es apropiado.
Con lo que no estoy de
acuerdo es en que haya de guardarse silencio sobre el sentido del mundo o de la
vida, la ética o la estética como pensaba este filósofo nacionalizado
británico. Porque la falta de claridad al hablar de estas cuestiones es algo
que sucede también en las ciencias naturales en ciertos sentidos.
Curiosamente los
empiristas lógicos consideraban que podemos hablar de todo lo que importa en la
vida. Para Wittgenstein, en cambio, lo interesante de la existencia no debe ser
objeto de verbalizaciones. Es su planteamiento que está determinado por un
excesivo logicismo. La obra principal de esta segunda etapa es Investigaciones
filosóficas, redactada entre 1936 y 1949. En la Segunda Guerra Mundial colaboró
como ayudante en un hospital.
Realmente está claro
que una de las actividades decisivas de los que filosofan o de los que piensan
es la realización de una crítica del lenguaje lo más precisa y rigurosa
posible. El significado de una palabra es su uso en el lenguaje, según
Wittgenstein. Su estilo es conciso y aforístico y esto ha dado lugar a que, a
veces, no se lo entienda de modo claro.
Clarificar las
proposiciones o frases o la realización
de crítica del lenguaje es esencial en filosofía. Si bien, desde mi análisis,
los filósofos no deben conformarse con eso. La creación de pensamientos,
reflexiones, ideas, sistemas filosóficos y nuevas teorías es una tarea
fundamental de cualquier pensador y es una labor complementaria de la pura
actividad analítica del lenguaje. Ambas están integradas o interrelacionadas.
Por ejemplo, en la
Hermenéutica la función interpretativa aplicada a los diferentes lenguajes es
la clave para entender efectivamente la realidad y los distintos saberes.
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