Publico artículos sobre cuestiones filosóficas y también sobre temas de interés general. Soy profesor de Filosofía, escritor y filósofo. Invito a los que lo deseen a visitar mi canal de Youtube: https://www.youtube.com/channel/UCcUgQXHBUIwjdluJYOHEpEA Libros de los que soy autor: Ensayos filosóficos, Esencia y transcendentalidad en el realismo de Zubiri, Diversa realidad y Perspectivas en Amazon y José Gaos y la filosofía coetánea, etcétera.
viernes, 30 de noviembre de 2018
jueves, 29 de noviembre de 2018
PATINETES Y BICICLETAS
El civismo y el
respeto a los demás es fundamental y las
aceras son para los peatones. Así de claro y contundente. Lo que no es lógico
es que las personas que caminan por las aceras tengan que ir pendientes de que
no les atropellen bicicletas o patinetes.
Si se piensa en los
ciudadanos mayores es evidente que, en muchos casos no pueden reaccionar con
rapidez para evitar ser golpeados por los patinetes fuera de control. Es
plenamente entendible que en Madrid no puedan circular estos vehículos por las
aceras. Su lugar natural y apropiado son las calzadas o los carriles para
bicicletas.
La velocidad que
pueden alcanzar los patinetes no debería ser superior a los veinte o treinta
kilómetros por hora. Pero parece que se pueden trucar para que alcancen más
velocidad. Esto también tendría que ser prohibido por las autoridades y por las
normas y leyes pertinentes.
Entiendo perfectamente
que Tráfico quiera prohibir que los patinetes vayan por la acera y que circulen
a más de 25 km/hora. El caso de la anciana que falleció hace unos meses
atropellada por un patinete es terrible.
La legislación sobre
Vehículos de Movilidad Personal es absolutamente necesaria. No tengo nada en
contra de los patinetes y las bicicletas pero tienen que circular por las
calzadas o los carriles habilitados para este tipo de aparatos.
Uno de los problemas,
a mi juicio, en este tema es que debería ser regulado de un modo igual o
uniforme en todo el territorio de España. Parece que esto se puede lograr a
través de las normas que está estudiando y analizando la Dirección General de
Tráfico.
En efecto, me parece
de sentido común que tengan la obligación de usar casco protector y chaleco
reflectante por la noche los que
circulen en patinetes y también que puedan tener que pasar controles de alcoholemia
o drogas al igual que los conductores de automóviles o motos. Y esto tendría
que hacerse obligatorio en toda España.
Cada vez están
circulando más patinetes por todos lados y esto representa un riesgo para la
integridad física de muchas personas y no solamente de las mayores. Las aceras
no se pueden convertir en una especie de carreteras.
En lo referido al uso
de auriculares y móviles mientras se conduce un patinete está claro que debe
ser prohibido, porque se aumenta mucho el riesgo de accidentes por la
disminución del nivel de atención.
Y, generalmente,
los que sufren más daños con los
accidentes son los peatones que se mueven con normalidad y respeto por las aceras y que pueden sufrir graves
lesiones o perder la vida por la falta de responsabilidad y precaución de
otros.
Todo esto que expreso
puede ser objeto de crítica y comentarios, pero, a mi juicio, es racional,
coherente y consistente. Puede parecer excesivo, pero viendo lo que sucede en
la realidad de todos los días considero que no lo es.
Las normas y las
regulaciones están bien, si son justas y proporcionadas y buscan la garantía de
los derechos de los ciudadanos. Lo que no puede ser es que el desorden y la
arbitrariedad sea lo que predomine en la utilización de este tipo de vehículos
de movilidad personal.
En relación con las
bicicletas se están produciendo atropellos en toda España, ya que en muchas
ciudades y pueblos circulan por las aceras, aunque no esté permitido en muchos
casos. Y el parque de bicicletas es de millones con lo que esto supone. Y en
muchas ocasiones los atropellos que producen roturas de huesos, fisuras,
heridas y quedan impunes, porque no existe suficiente vigilancia o el número adecuado de cámaras que graben lo
que sucede en las vías públicas. Y es evidente que se deben
exigir responsabilidades a los causantes.
Ya se sabe que es muy
difícil controlar este tipo de situaciones para que no se produzcan, pero con
la puesta en vigor de una normativa
racional se conseguiría o, al menos, habría muchos menos casos de personas
arrolladas por este tipo de vehículos.
En definitiva o como
conclusión es necesario pensar más en los derechos de los demás y no
exclusivamente en la comodidad y la rapidez. Adelante con el uso de patinetes por las calzadas, ya que
esto facilitará llegar más rápidamente al trabajo y de una forma más barata,
sostenible y sin contaminar el medio ambiente y mejorará la calidad del aire
respirado.
miércoles, 28 de noviembre de 2018
martes, 27 de noviembre de 2018
lunes, 26 de noviembre de 2018
ÉTICA DE RUSSELL
Elabora una ética
emotivista de los valores. Bertrand Russell a lo largo de su trayectoria vital
en sus libros y en su enseñanza fue analizando cuestiones éticas y cambiando de
actitud ante las mismas. Algo lógico, si se piensa en la evolución del
pensamiento de este gran filósofo.
Su dilatada producción
filosófica muestra variados planteamientos en relación con sus ideas éticas.
Pensó que se podía estar seguro de que la razón era o debía ser el fundamento
de las pasiones, especialmente, en la primera etapa de su existencia.
En su primer periodo
como pensador está influido por el intuicionismo de Moore lo que presupone la
afirmación de una visión intuicionista y objetivista de los valores. Lo que
indica que sostiene un cierto objetivismo gnoseológico similar o parecido al de
Moore.
Cuando era adolescente
consideraba que el utilitarismo era perfectamente compatible con una ética
laica como la que defendió hasta su muerte en 1970. Se entiende que escriba: «Las reglas morales hacen exigencias, ordenan, recomiendan y
guían. El que la persona tenga ciertas emociones o sentimientos o esté de
acuerdo con cierto curso de acción no explica que esa persona actúa éticamente».
En 1910 Russell en su
libro La ética es una ciencia establece que el fin de la misma es la búsqueda de proposiciones
verdaderas acerca de la conducta virtuosa y viciosa. Y considero que es un
planteamiento absolutamente válido. En efecto, es posible y necesario que
exista una armonía entre razón y pasión en las conductas humanas.
De hecho, Nicolás
Zavavdivker afirma que Russell es uno de los primeros en desarrollar una teoría
emotivista de los valores. Y es cierto que ocurre a partir de la madurez de
Russell. Claro que se puede analizar la subjetividad de los valores y de los
sentimientos en los que se fundan, pero esto, a mi juicio, no justifica que se
niegue de un modo rotundo la posible objetividad de lo bueno o de la verdad y
lo correcto éticamente. Desde mi planteamiento está claro que las emociones son
también analizables por el raciocinio o por la inteligencia.
Los impulsos son algo
positivo, pero deben estar guiados y controlados de alguna manera por el
intelecto, en relación con el logro de conductas que respeten normas éticas de
sentido común. Si no establecen unos indicadores que sirvan para calificar los
comportamientos se cae en el subjetivismo relativista más absoluto. Es cierto
que Russell está convencido de que la sociedad o la colectividad influye
grandemente en la moral y las costumbres y es algo indiscutible, pero aunque
puedo estar de acuerdo en que la ética no es una ciencia como las matemáticas o
la física esto no significa que no se pueda establecer una moral mínima que sea
universalizable. Creo que Russell podría
aceptarlo si todavía viviera. Porque consideraba positivamente la teoría del
sentido común en ética y era un genio de la argumentación.
Lo que no supone que
no se deba contemplar el valor de las emociones y sentimientos en las
cuestiones morales. El bien general de la sociedad puede ser coincidente con
las buenas actitudes éticas. El pacifismo de Russell no le impedía defender sus
ideas con fuerza y firmeza.
La afirmación del
valor de la libertad y de la justicia fue proverbial en Bertrand Russell y es
ampliamente reconocida su labor y actividad en defensa de los valores o
derechos humanos primordiales. Su sabio escepticismo y su profunda sabiduría e
ironía le ponían en guardia contra las injusticias y cualquier clase de
explotación, tiranía o tortura.
El liberalismo de
Russell puede ser objeto de análisis y discusiones que pueden llevar a
discrepancias, pero su actitud ética es muy matizada, especialmente en la
segunda parte de su vida.
Se puede pensar que es
posible la combinación de su intuicionismo objetivista y cognitivista con su
emotivismo ético basando ambos en una especie de eclecticismo ético en el que
domine una ética mínima de la solidaridad, ya que la justicia y el bien aunque
no sean objetivables como las teorías científicas, si poseen en sí mismas
verdad y valor. De lo contrario, en la realidad práctica se instala un
relativismo absoluto que anula las diferencias entre lo bueno y lo malo y deja
sin sentido a las distinciones morales. Por ejemplo, la tortura es la negación
absoluta de la dignidad humana y es inaceptable siempre. Indudablemente no debe
haber excusas para emplearla.
domingo, 25 de noviembre de 2018
sábado, 24 de noviembre de 2018
jueves, 22 de noviembre de 2018
TEOFRASTO
Fue un filósofo y
botánico amigo de Aristóteles y continuador de la investigación y la docencia
en el Liceo. Nació hacia el 371 a. C. y falleció en el año 287 a.C.
En su larga vida se interesó por todos los campos de
conocimiento existentes en su época. Aunque su
nombre era Tirtamo es conocido por el apodo de Teofrasto que le dio el
Estagirita y que indica su forma de disertar que se caracterizaba por un estilo
divino y una gracia especial. Teofrasto fue discípulo de Platón y también gozó
del magisterio de Aristóteles.
De hecho, una vez
fallecido el creador de la Academia, y después de un tiempo se incorporó al
Liceo aristotélico. Colaboró de una forma extensa e intensa en los procesos de
investigación, especialmente, en relación con el estudio de las plantas. Se le
puede considerar como el padre de la Botánica. Entre sus libros destacan
Historia de las plantas, Sobre las causas de las plantas, Sobre las sensaciones,
Caracteres morales, Poética, Sobre la música, Sobre el entusiasmo, Sobre el
estilo, Sobre la comedia, etcétera.
Escribió la mitad
de lo que dejó escrito Aristóteles, esto es, unas 230.000 líneas. Su
producción comprende 225 títulos. No cabe duda de que en Teofrasto se nota que
sus planteamientos son fundamentalmente empíricos y no tan especulativos como
los de Aristóteles.
Aunque también su
maestro era un gran naturalista y un excelente observador de los animales y de
la realidad. Lo que está claro es que Teofrasto distingue muy claramente el
reino vegetal del animal. Algo que en su época era objeto de dudas, matices,
controversias y discusiones eruditas.
Respecto a la cuestión
filosófica de la finalidad o de la teleología escribe Teofrasto «Debemos tratar de poner un límite a la asignación de causas
finales. Éste es el prerrequisito de toda la investigación científica del
universo, o sea, de las condiciones de existencia de las cosas reales y de sus
relaciones recíprocas». Me parece acertada su reflexión
porque es evidente que la naturaleza es muy compleja e interviene el azar y,
por tanto, el finalismo es una explicación especulativa o teórica sin base
empírica suficiente.
Otro de los grandes
méritos de Teofrasto es que realizó la primera clasificación de las plantas
basada en sus propiedades médicas. En relación con su libro Caracteres describe los tipos morales que conoció
en la realidad de su existencia.
Incuestionablemente,
es el primer escrito en el que aparece una organización sistemática de una
serie de conductas humanas, desde una interpretación antropológica y ética. Al
principio de su obra Caracteres escribe: «El fingidor es un individuo de la
siguiente especie. Está dispuesto, tras haberse acercado, a entablar conversación con sus enemigos y a no
dar pruebas de su odio. Alaba, cuando están presentes, a unas personas a las
que él atacó en secreto, e incluso les expresa su pesar si son derrotados». Se puede ver que conoce muy bien los entresijos de las
circunstancias y conflictos humanos. Si se piensa en la tacañería también la
define de un modo muy ajustado ya que dice en su tratado que «La tacañería es una ausencia de generosidad en lo que atañe
al gasto». Y aunque se extiende en más detalles y explicaciones acerca
de la misma es indudable que la define muy bien en una sola frase.
Respecto a la música
considera que posee una función liberadora, ya que alegra y produce generalmente efectos positivos en el
alma y en el cuerpo. El arte musical produce, según Teofrasto, tristeza,
deleite o entusiasmo.
Aunque se conservan
fragmentos de una parte de las obras de este pensador y botánico también se dispone de obras que nos han llegado en su
totalidad y que han influido en otros filósofos, moralistas y científicos, por ejemplo, en Linneo, La Bruyére,
etcétera.
Teofrasto fue el
director del Liceo tras la muerte de Aristóteles durante 36 años. Fue un gran
investigador y erudito y siguió los
procedimientos llevados a cabo por el Estagirita, aunque con un enfoque
personal. Parece ser que completó o perfeccionó algunos escritos de
Aristóteles, pero elaboró una obra original de extraordinaria importancia.
Al final de su vida se
desestimó un cargo por irreligiosidad contra él. Era muy popular y la acusación
no tenía ningún fundamento. Fue
enterrado con grandes honores. Aristóteles y Teofrasto iniciaron el
conocimiento de la naturaleza a través
de la investigación en diversos campos o
disciplinas.
miércoles, 21 de noviembre de 2018
martes, 20 de noviembre de 2018
lunes, 19 de noviembre de 2018
TORTURA Y PODER
Está claro que la
tortura no puede ser objeto de justificación, ni siquiera la aparentemente
civilizada.
Después del 11-S
algunos parece que consideran adecuado recurrir a la tortura no letal para el
logro de información o confesiones. Amnistía
Internacional en 2016 ha hecho públicos datos estremecedores. Resulta que los
países que han torturado son nada menos que 122 y pueden ser algunos más.
Realmente esto significa que los Derechos Humanos son papel mojado o sin valor
en muchos Estados que, en principio, es de suponer que se consideran
civilizados.
Como escribe Donatella
Di Cesare al hablar del torturado «Lo que le aflige es la angustia de un
morir interminable». En efecto, la
práctica de la tortura o violencia a lo largo de la historia es una muestra de
la fuerza descomunal del poder que supera los límites de la dignidad, la
decencia y el respeto.
Se entiende que el
politólogo Henry Shue rechace el empleo de torturas al igual que Walzer. No se
puede legitimar la tortura para conseguir información apelando al argumento de
las manos sucias y al del mal menor. La
dignidad de cada persona no es algo negociable ni matizable desde premisas
utilitaristas o pragmáticas.
Y no es lo mismo la
guerra que la sistematización de las torturas en un ambiente de lucha contra el
terrorismo o contra la violencia. Existen numerosas estrategias de
investigación con las técnicas tan desarrolladas de la inteligencia artificial
para el logro de datos clave e información decisiva que evite otros males mayores.
Esta cuestión se ha tratado en películas y se ha conectado
con la de los daños colaterales a población civil indefensa. En este sentido se
plantean dilemas morales que ponen en el foco de atención el valor infinito de
cada existencia.
También Kafka en uno
de sus relatos manifiesta que el poder frente al individuo que supuestamente ha
desafiado la autoridad estatal puede llegar a extremos terribles. Escribe el
gran escritor checo en La colonia penitenciaria redactado en 1914 «Nuestra sentencia no parece severa. Al condenado se le
escribe en el cuerpo, con la rastra, la orden que ha incumplido».
Y no conviene que en
la actualidad se cruce la línea que lleve a un Estado policial, aunque sea
desde un marco fundamentado en leyes. No sería un sistema político realmente
democrático, porque no se respetarían los derechos cívicos fundamentales de
todo ciudadano. El dolor no debe ser lo que marque la obediencia a las
leyes.
El texto de la
Convención contra la tortura que entró en vigor en 1987 fija muy claramente que
no se inflijan intencionadamente a una persona dolores o sufrimientos graves
para obtener información, etcétera.
Indudablemente, queda mucho camino por recorrer, porque esto no se
respeta todavía en muchos países aparentemente civilizados.
La vigilancia para que
no se siga practicando la tortura es algo útil, pero no evita que se siga produciendo, porque el poder de
algunos Estados es tremendo. La función de los medios de comunicación es, por
tanto, primordial, ya que la equivalencia entre saber y poder, en realidad, no
es tal. La fuerza del poder es lo determinante de forma general, aunque sea
injusto.
Ya escribió Foucault
que «En toda infracción, hay un crimen majestatis, y en el menor
de los criminales un pequeño regicida en potencia».
En efecto, parece, según este filósofo, que el poder estatal tuviera que
vengarse de los actos o conductas que ponen en peligro la paz social o el
bienestar común y la autoridad legítima de los gobernantes.
En la Antigüedad
existían las torturas en casos de enfrentamientos bélicos, guerras civiles y
luchas por el poder. Además, si se piensa en las decenas de miles de esclavos
de la Atenas antigua y de Roma es evidente que la realidad social estaba
marcada por la explotación y la discriminación.
La Inquisición es otra
muestra de barbarie que justificaba el uso de distintos procedimientos de
tortura en sus interrogatorios y que
causó un inmenso dolor y sufrimiento a numerosas personas que eran inocentes y
no se merecían, en modo alguno, ser tratados de esa manera tan cruel y
despiadada. Con el paso del tiempo o de los siglos se tomó conciencia del
horror de tales prácticas.
Y es que los
principios cristianos son lo más opuesto que cabe imaginar a la tortura. El
amor, la compasión, la solidaridad y otros valores éticos expresan,
indudablemente, la humanización.
domingo, 18 de noviembre de 2018
sábado, 17 de noviembre de 2018
viernes, 16 de noviembre de 2018
jueves, 15 de noviembre de 2018
ALCOA Y EL ABANDONO DE ASTURIAS
El presente y el
futuro industrial y económico de Asturias están en el aire. Que Alcoa pretenda
cerrar las plantas de Avilés y La Coruña y despedir a numerosos trabajadores
está creando una gran alarma social, especialmente en Asturias. Porque los
puestos de trabajo indirectos afectados son miles a lo que se debe sumar muchas familias
más.
Es lógico, por tanto,
que en Avilés la ciudadanía se manifieste o concentre de modo masivo exigiendo
que no se cierre. Los beneficios que ha logrado Alcoa hasta ahora presuponen un
compromiso con sus trabajadores. Y estos se merecen un proceso de diálogo y
negociación con los representantes sindicales y con el Ministerio para buscar alternativas que no
supongan la pérdida de puestos de trabajo. En este tipo de sectores
estratégicos el Estado debe impulsar una política de apoyo a las empresas más
activa.
Y si uno de los
motivos aducidos por la multinacional del aluminio es la elevada factura
eléctrica que supone casi 50 millones de euros considero que no es suficiente
razón para no negociar un posible abaratamiento de los costes energéticos y
otras medidas que garanticen los puestos de trabajo en la planta avilesina y en
la gallega.
Arcelor también paga
68 millones de euros por consumo eléctrico y no se plantea el cierre de
instalaciones. Tal vez porque es una multinacional más potente y mejor dirigida
y organizada.
La Dirección General
de Trabajo ha instado a aplazar los despidos. La rapidez con la que se ha
iniciado la tramitación del ERE extintivo da a entender que no existe una real
y verdadera voluntad de negociación por parte de la empresa o, al menos, es lo
que parece, si se analiza la realidad de los hechos.
Alcoa negociará los
despidos colectivos, pero parece decidida a vender las plantas a otra empresa.
En este caso la viabilidad de la nueva empresa sería clave para el
mantenimiento de los beneficios y la sostenibilidad del empleo. El Ayuntamiento
de Gijón apoya a los trabajadores de
Alcoa y rechaza el cierre de las plantas de Avilés y La Coruña y también
manifiesta que la multinacional no avisó de sus intenciones.
Parece inconcebible
que la dirección de Alcoa se cierre en banda a negociar con el Ejecutivo
central tarifas eléctricas considerablemente más baratas para mejorar
resultados y ser más competitiva o flexibilizar las condiciones de préstamos o
apoyos financieros recibidos y otras medidas que hagan que sea rentable
suponiendo que no lo sea.
Ante esta descripción
sucinta y breve de una parte de los hechos conviene poner de relieve que la situación social de
Asturias es tremendamente difícil, si se piensa en el progresivo
desmantelamiento industrial y empresarial que está sufriendo día tras día.
En el Principado de
Asturias cada vez las cosas son más difíciles para los que quieren encontrar
empleo y no me extraña viendo lo que está sucediendo con la desaparición de
tejido productivo o empresas. Muchos jóvenes se están marchando a Madrid o
Barcelona o a Londres y a países europeos para encontrar el ansiado trabajo del
que poder vivir.
Parece que lo de ser
paraíso natural resuelve todos los problemas económicos de esta gran comunidad
autónoma, pero, por desgracia, no es cierto. Se necesita más tejido empresarial
que dinamice la región. Porque Asturias está perdiendo algunos trenes del
desarrollo tecnológico, industrial, productivo y comercial. Sin mejores
comunicaciones con la meseta y con el extranjero la economía no despega.
Esperemos que el
esfuerzo de los Comités de Empresa y de la ciudadanía se escuche también en
Bruselas y en la Unión Europea para que aporten también posibles cauces de
negociación o canales de ayuda económica que se sumen a los ya existentes en
diversos ámbitos productivos. La deslocalización de empresas es otra amenaza o
peligro que está presente en las mentes de los ciudadanos.
El abaratamiento de
los costes de producción estoy convencido de que debe realizarse, pero no a
costa de los trabajadores. No estoy diciendo que sea el caso de Alcoa, pero es
un elemento a considerar también en el esfuerzo consciente por evitar el cierre
de empresas. Creo que el Gobierno central debe desempeñar un papel decisivo en
el desenlace de este ERE de esta compañía aluminera.
Indudablemente
Asturias y sus ciudadanos se merecen unas condiciones de igualdad económica
respecto a otras Comunidades Autónomas que poseen más nivel de renta per
cápita.
miércoles, 14 de noviembre de 2018
martes, 13 de noviembre de 2018
lunes, 12 de noviembre de 2018
WITTGENSTEIN
Es uno de los
filósofos más influyentes del siglo XX. Wittgenstein vino al mundo en Viena en
1889, último hijo de una familia muy rica de ascendencia judía y dejó de
existir en 1951 a consecuencia del cáncer. Publicó el Tractatus Logico-Philosophicus
en 1922, aunque lo escribió durante la Gran Guerra en la trinchera expresando en el papel los pensamientos de la
primera etapa de su filosofía. En el año 1929 llegó a ser profesor
investigador del Trinity College y, en 1939, sustituyó a Moore en su cátedra de
Filosofía.
Es un pensador que
conforma el denominado neoempirismo o la filosofía analítica del lenguaje. Los
grandes iniciadores de la filosofía analítica son tres: Moore, Russell y
Wittgenstein. En 1924 escribe «La filosofía que propugno es
considerada como una especie de realismo. Pero mi propia lógica es atómica, y
es este aspecto el que deseo subrayar. Por ello, prefiero describir mi
filosofía como atomismo lógico y no como realismo, con o sin algún adjetivo
antepuesto».
Frente a la lógica
monista afirmada por el idealismo de Bradley, el filósofo y lógico Bertrand
Russell, propone junto con Wittgenstein que el mundo posee la estructura de la
lógica matemática. El universo no es un todo interdependiente como pensaba
Bradley o, al menos, es de lo que están convencidos los filósofos analíticos.
El Tractatus puede ser
interpretado desde diversas lecturas y lo presentó también como tesis doctoral. No cabe duda de que es la respuesta que
Wittgenstein da al funcionamiento de la lógica, porque, a su juicio, es la
estructura sobre la que se constituye el lenguaje descriptivo o, dicho de otro
modo, la ciencia y el mundo.
Como él escribe en
este libro: «Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo». En efecto, la forma lógica es la base
o el fundamento del pensamiento, el lenguaje y el mundo. La teoría de la
figuración es la de la significación y la verdad en el lenguaje. La realidad se
describe con figuras. Es entendible que, según esto, una proposición será
significativa o tendrá sentido en la medida en que represente un estado de
cosas lógicamente posible. En este primer periodo elabora una teoría del
lenguaje como representación.
El segundo
Wittgenstein piensa de modo pragmatista. Lo relevante es el estudio o la
investigación de los comportamientos de los usuarios del lenguaje. En realidad,
es lo mismo que decir cómo aprendemos a hablar y para qué nos sirve o es útil.
Está convencido de que
es imposible la existencia real y efectiva de un lenguaje privado que sea
realmente comunicativo y social. Desde sus planteamientos Wittgenstein
establece que lo absurdo de una proposición estará en usarla fuera del juego de
lenguaje que es apropiado.
Con lo que no estoy de
acuerdo es en que haya de guardarse silencio sobre el sentido del mundo o de la
vida, la ética o la estética como pensaba este filósofo nacionalizado
británico. Porque la falta de claridad al hablar de estas cuestiones es algo
que sucede también en las ciencias naturales en ciertos sentidos.
Curiosamente los
empiristas lógicos consideraban que podemos hablar de todo lo que importa en la
vida. Para Wittgenstein, en cambio, lo interesante de la existencia no debe ser
objeto de verbalizaciones. Es su planteamiento que está determinado por un
excesivo logicismo. La obra principal de esta segunda etapa es Investigaciones
filosóficas, redactada entre 1936 y 1949. En la Segunda Guerra Mundial colaboró
como ayudante en un hospital.
Realmente está claro
que una de las actividades decisivas de los que filosofan o de los que piensan
es la realización de una crítica del lenguaje lo más precisa y rigurosa
posible. El significado de una palabra es su uso en el lenguaje, según
Wittgenstein. Su estilo es conciso y aforístico y esto ha dado lugar a que, a
veces, no se lo entienda de modo claro.
Clarificar las
proposiciones o frases o la realización
de crítica del lenguaje es esencial en filosofía. Si bien, desde mi análisis,
los filósofos no deben conformarse con eso. La creación de pensamientos,
reflexiones, ideas, sistemas filosóficos y nuevas teorías es una tarea
fundamental de cualquier pensador y es una labor complementaria de la pura
actividad analítica del lenguaje. Ambas están integradas o interrelacionadas.
Por ejemplo, en la
Hermenéutica la función interpretativa aplicada a los diferentes lenguajes es
la clave para entender efectivamente la realidad y los distintos saberes.
domingo, 11 de noviembre de 2018
sábado, 10 de noviembre de 2018
viernes, 9 de noviembre de 2018
jueves, 8 de noviembre de 2018
UTILITARISMO
Stuart Mill es uno de
los filósofos que creó el utilitarismo. Nació en Londres en 1806 y murió en
1873. Desde niño recibió una formación amplia y profunda. Aprendió lenguas
clásicas y estudió diversas disciplinas
bajo la dirección de su padre Jaime Mill. De los catorce a los dieciséis años
se trasladó a Francia y adquirió conocimientos de Química, Botánica y aprendió
la bella lengua francesa. Hacia los veinte años Stuart Mill superó una crisis
existencial y se convenció de la gran significación de los sentimientos y las
emociones y también del gran valor de la poesía y el arte.
Pensaba que no se
puede ser una máquina de pensar y que sentir con intensidad también es algo
imprescindible y útil para una existencia placentera. La cultura y la educación
deben abarcar todas las expresiones
artísticas existentes.
Realmente logró un
conocimiento enciclopédico y esto le sirvió también para la elaboración de una
amplia obra filosófica de gran interés. Fundó una Sociedad Utilitarista para
extender más el principio utilitarista que impulsa la búsqueda de la máxima
felicidad para el mayor número posible de personas.
En este sentido
conviene poner de manifiesto que está de acuerdo con los planteamientos de
Bentham y de su padre. De todos modos, también es cierto que es difícil ser convencido
de que la moral pueda ser una ciencia exacta pretensión explicitada por Jeremy
Bentham.
No cabe duda de que
los esfuerzos en la elaboración y aprobación de leyes de protección de la
infancia por parte de Bentham dan una idea de su actitud filantrópica y
solidaria con los pobres y los más desfavorecidos de su tiempo. En la
Inglaterra de finales del siglo XVIII y primer tercio del XIX existían bolsas
de pobreza considerables.
Bentham falleció en
1832, pero sus ideas utilitaristas y, en general, su filantropía y solidaridad
con los más necesitados de su época fueron apoyadas también por Stuart Mill
aunque con planteamientos propios, pero siguiendo una senda similar.
En el utilitarismo se
considera que el placer es uno de los objetivos principales de todo ser humano
y también lo es, obviamente, el no experimentar dolor. También es indudable que
la idea de libertad es esencial, porque lo que condiciona excesivamente la
individualidad es, a juicio de Mill, despotismo. El liberalismo político de
Mill se concreta en la defensa de los derechos de las mujeres y en la conquista
del derecho al sufragio femenino.
Como escribe Mill «Más vale un hombre insatisfecho que un cerdo satisfecho». En efecto, el valor del pensamiento y de los placeres
nobles que son la cultura, el altruismo y los buenos sentimientos y actitudes
éticas es muy superior a los placeres bajos o fáciles que para este filósofo
británico son los sensoriales.
Para él es
incuestionable que es definible o determinable una jerarquía de placeres. Los
mejores son los intelectuales y los materiales o sensitivos están en un nivel
inferior. Esto, por supuesto, es
matizable, porque este planteamiento es un dualismo reduccionista que no valora
que la inteligencia es un conjunto de capacidades sensoriales y
combinatorias. Sentir y pensar no son algo
contradictorio, ya que ambos forman parte de la inteligencia en su uso o
funcionamiento en la percepción de la realidad.
En relación con el
liberalismo político elaborado por Mill está claro que promueve un indudable
reformismo social civilizador que supone un derecho a la educación y también
una legislación laboral y social realmente humanizadora.
En lo referido a la
economía liberal desarrollada por Mill cabe decir que es la puesta en cuestión
de algunos efectos perversos de la economía capitalista. En realidad, es la
denuncia de las injusticias que causa un capitalismo sin un control legal y
estatal adecuado que evite la explotación laboral y otros excesos y
desigualdades.
Respecto a la calidad
o la cantidad de los placeres los planteamientos de Bentham y Mill son complejos. Se le
atribuye a Mill la afirmación de los grados de calidad del placer y a su amigo
Bentham la cantidad de placeres como lo más importante.
Considero que el
criterio principal, a mi juicio, es la cantidad, si hubiera que decidirse por
uno. No en vano, en prácticamente todos
los aspectos de la existencia la acumulación de experiencias es fundamental
tanto en el campo laboral como en otros. De todas formas, es posible un
planteamiento intermedio o ecléctico combinando calidad y cantidad. Considero
que es lo más juicioso.
miércoles, 7 de noviembre de 2018
martes, 6 de noviembre de 2018
lunes, 5 de noviembre de 2018
SHAFTESBURY
Es un
filósofo británico que defendió la libertad de crítica. Nació en Londres en
1671 y falleció en Nápoles en 1713. Su educación primaria fue profunda, ya que
aprendió griego y latín y otras materias con la supervisión de un gran filósofo
Locke.
La
amistad y la sociabilidad son esenciales virtudes cívicas desde la filosofía
moral de este pensador. Y fue el primero que lo afirmó pensando en la dignidad
humana. Sus obras más importantes son: Ensayo sobre el mérito y la virtud de
1699, Carta sobre el entusiasmo de 1708, Sentido común de 1709 y Características
de hombres, costumbres, opiniones y tiempos de 1711.
Elabora
una ética del sentimiento y de la simpatía que conduce al bien universal y
particular. Considera que es fundamental producir una cierta armonía social.
Está convencido también de que el ser humano posee un sentido moral de modo
innato. En este sentido, su pensamiento moral es el antecedente de la ética emotivista
de David Hume.
Shaftesbury
estaba influido por la filosofía griega antigua y el Renacimiento y pertenecía
a la escuela neoplatónica de Cambridge. Sigue la senda de Ficino al entender
que la belleza es principio del amor y que conduce a la belleza espiritual o
inmaterial mediante un proceso finalista o teleológico y progresivo que supone
intenciones o propósitos.
El
entusiasmo es la elevación del espíritu o de la mente propia de los genios. El
gusto en el arte se puede educar, aunque también, en parte, es innato para este
filósofo y político inglés. A igual que
Alberti considera que arte y naturaleza son el resultado de la armonía del
Universo. La doctrina de Shaftesbury fue muy bien valorada por sus coetáneos
británicos y también por Diderot y otros pensadores como, por ejemplo, Herder y
Goethe.
En el
ámbito religioso considera acertada la religión natural que también es la
expresión de la confianza en un Dios bondadoso y en una naturaleza humana en la
que, en general, se puede confiar. De hecho, escribe en su Carta sobre el
entusiasmo «sostengo, que siempre que se trate de la religión con el debido
respeto, jamás se abusará del humor, ni se pecará de exceso de libertad o confianza
al examinarla». Parece una reflexión
aplicable a los momentos actuales.
En
general, afirma la libertad del ingenio de cada uno y la libre reflexión
siempre desde una actitud respetuosa a las discrepancias de los interlocutores
o de las personas que no estén de acuerdo con lo afirmado en relación con las
cuestiones religiosas, políticas o sociales.
Como
escritor Shaftesbury da muestras de su exquisita formación, ya que conoce a los clásicos griegos y latinos y también
expresa sus ideas de forma muy elaborada y retórica, con gran ingenio y agudeza
en su estilo filosófico y literario. Se conjugan de una forma bella.
El
esteticismo de este brillante filósofo inglés
se plasma en la combinación de ética y belleza o de saber y hermosura.
Lo bueno y lo bello coinciden en gran medida, según un planteamiento con el que
estoy de acuerdo.
En
relación con lo que entiende por divino lo deja muy claro al escribir que «amar
a los hombres, buscar el bien común y
promover el interés del mundo entero en la medida de nuestras
posibilidades es seguramente el colmo de
la bondad y constituye ese carácter que llamamos “divino”». En efecto, es la
exposición o formulación de los principios básicos del utilitarismo ético y
social más elaborado posteriormente por Hume, Bentham y Mill.
Se
trata, por tanto, de divinizar las buenas actitudes y costumbres en el mundo
para transformarlo, en cierta manera, en una realidad mejor. También critica
las supersticiones y valora la necesidad de plantearse la posibilidad de la inexistencia
de Dios, pero en una apuesta por su existencia, si se perdiera, no pasaría nada
grave. Es una cuestión compleja que es analizable desde muy diversas
perspectivas valorativas.
Dice, al
respecto, Shaftesbury «La mejor defensa
contra la superstición, señor, consiste en recordar que no hay nada en
Dios que no sea divino, y que, o bien no existe en absoluto, o bien es
verdadera o perfectamente bondadoso». No existe un planteamiento intermedio. Lo
racional y lo propio del sentido común es pensar en su existencia o
inexistencia y actuar en consecuencia, pero desde la consideración de las ideas
de creyentes y ateos. Las obras filosóficas de Shaftesbury son profundas con un bello estilo.
domingo, 4 de noviembre de 2018
sábado, 3 de noviembre de 2018
viernes, 2 de noviembre de 2018
jueves, 1 de noviembre de 2018
TIEMPO Y MUERTE
No cabe duda de que el
tiempo es más importante que el dinero. Porque somos seres hechos de tiempo.
Como decía Séneca en su tratado acerca de la brevedad de la vida el que derrocha su tiempo no lo va a recuperar nunca. Si lo derrocha a
manos llenas no debería quejarse de que la vida es corta. Es larga si se
aprovechan bien los días, horas, minutos y segundos de los que disponemos.
La vida es elegir y
tomar decisiones. Esto lo reafirmó José Ortega y Gasset en su filosofía
raciovitalista. También Jung un psiquiatra conocido y que ha dejado un gran
legado con sus obras está convencido de que es mejor vivir la existencia como
una gran aventura y con pasión, igual que si fuéramos a vivir centenares de
años.
La intensificación de
los momentos de la vida es uno de los procedimientos que posibilita sacar más
rendimiento al paso inexorable del tiempo.
Ya Pascal decía que somos una caña pensante y casi cualquier cosa nos
puede matar, pero pensamos y esto no lo hace la naturaleza y es que lo que nos
convierte en extraordinarios y eternos.
Feuerbach que fue un
filósofo alemán ateo y materialista consideraba que el amor es Dios y la
divinidad es una proyección inventada e ilusoria de las cualidades o atributos
humanos convertidos en supremos e infinitos en la figura artificial de Dios.
Rechazaba también la existencia real de otra vida después de la muerte. En
consecuencia, consideraba que las metas de los hombres debían dirigirse a la
divinización de lo humano en toda su amplitud y profundidad.
De hecho para el
filósofo Xavier Zubiri es indudable que el hombre es una manera finita de ser
real y efectivamente Dios. Incluso reconociendo que el ser humano es una animal
de realidades. Es la experiencia de ser Dios que es, en el fondo, la realidad
absolutamente absoluta.
Los hombres y mujeres
somos una especie de dioses finitos que debemos sacar lo mejor de nosotros
mismos en esta vida finita y ser lo más
felices que podamos.
Desde este
planteamiento general se comprende que es contraproducente tener miedo a la
vida. Al contrario, lo realmente mejor es afrontar la existencia con pasión,
entusiasmo y fuerza. El riesgo y la incertidumbre forman parte inseparable de
las circunstancias vitales y del transcurrir del tiempo y esto es preciso
aceptarlo.
Ya Tierno Galván en su
libro ¿Qué es ser agnóstico? planteaba una serie de cuestiones que siguen
siendo de interés en este momento. Parece que el conformarse con la finitud es
lo más racional, lo que no presupone que las personas creyentes no puedan
pensar en otra existencia espiritual en otra dimensión después de dejar este
mundo material.
Lo que, a mi juicio,
está claro es que la búsqueda de la felicidad es uno de los motivadores
fundamentales de la vida. El filósofo Julián Marías en su libro La felicidad
humana y también en sus lecciones o conferencias pone de relieve que se logran
islas, periodos o momentos de bienestar, pero la felicidad absoluta es
imposible en todo momento y esto es verdad también para los multimillonarios.
No podemos hacer todo lo que queremos o imaginamos, porque somos seres
limitados, finitos.
Lo que no significa
que no podamos hacer muchísimas cosas, más de lo que creemos, a priori, que
podemos realizar. Una de las claves está en ser perseverante, tenaz y hacer
cosas importantes para nosotros todos los días. La acumulación de pequeños
pasos diarios lleva al éxito y al logro de las metas planeadas.
En la vida la
acumulación de experiencias, vivencias, recuerdos, creaciones, conocimientos,
escritos, videos, viajes, etcétera, es un bagaje decisivo y que inevitablemente
se abre paso en el presente y en el futuro, a pesar de todos los obstáculos,
avatares y circunstancias de la
realidad. Y esto mismo ya eterniza lo
creado para siempre.
Se puede vivir con una
actitud que califico de transcendentalismo estético. La vida y el tiempo son
belleza que nos transciende y nos proporciona placeres estéticos sensibles que son ideales porque poseen significación
teórica también desde un enfoque sentiente y a la vez intelectivo.
La vida es, en parte,
un eterno retorno de lo mismo, aunque renovado desde la singularidad de la libertad de cada sujeto. Y, en este
sentido, todo lo que nos hace únicos y diferentes es lo que plenifica lo que ya
somos.
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