Que en un par de días
haya cuatro asesinatos por violencia machista indica que se debe proteger más a
las mujeres y a los menores. Cuarenta muertos por violencia de género en lo que
va de 2018 es una cifra aterradora.
Ante una denuncia por
maltrato o violencia se debería actuar sin contemplaciones y dar protección a
la persona afectada. Y, si es necesario,
ofrecer toda la ayuda precisa de psicólogos para que, por miedo o temor, las
víctimas no dejen de declarar la verdad
acerca de lo que están pasando.
De este modo, se
garantizaría una más eficaz protección para evitar esta sangría continua de
vidas humanas inocentes. Mayor cantidad
de pulseras electrónicas de aviso y de móviles con sistemas de auxilio o botón
de pánico y otra serie de medidas similares ante una denuncia que responda a la realidad sería lo adecuado. Me parece
que bajaría el número de mujeres y menores asesinados con armas blancas o de
fuego.
Por lo que se observa,
a pesar de las campañas televisivas de lucha contra la violencia y el maltrato,
está claro que los violentos siguen siéndolo y haciendo de las suyas.
Igual sería positivo
que aumentara el número de policías o de Guardias Civiles que se dedicaran a la
tarea de evitar la violencia contra las mujeres, si esto fuera posible. En
cualquier caso, existe la posibilidad abierta de incrementar mucho las medidas
de control y de protección ante la petición argumentada y razonada de mujeres
que han sido maltratadas, por ejemplo, tras un divorcio o ruptura de relación
sentimental. Porque suele ser una de las situaciones o procesos desencadenantes
de las conductas violentas contra la integridad de las personas. No se pueden
consentir las amenazas de ningún tipo y tampoco las agresiones físicas o
verbales. Son actos denunciables ante las fuerzas de seguridad o la justicia.
Parece ser que las órdenes de alejamiento o medidas
similares pueden ser efectivas en muchos casos, pero pueden ser complementadas
con otros procedimientos de vigilancia o protección más sofisticados.
Igual antes de casarse
puede ser adecuado que los contrayentes realizaran un test de personalidad o
una prueba psicotécnica que detecte actitudes violentas o un machismo que puede
conducir a agresiones en el futuro de la
vida de la pareja. Puede parecer muy exagerado y descabellado, pero igual se
evitaban asesinatos machistas.
También es cierto que
en la educación se está insistiendo en el respeto a todos y en los valores
éticos de la paz, la tolerancia y la bondad, pero parece que no da mucho
resultado en un cierto número de personas. Y las mujeres parece que están
indefensas ante maridos o parejas violentas. No es así, porque la ley las
ampara, pero para las que mueren asesinadas es evidente que la protección no ha
sido suficiente.
Indudablemente, la
seguridad absoluta no es posible, pero se pueden poner más medios humanos y
mayor cantidad de dispositivos electrónicos que avisen para que haya más protección
y la policía pueda reaccionar antes para evitar asesinatos de mujeres o niños.
Considero que una de
las claves para proteger más a las mujeres que lo necesiten es que ante el
primer indicio o prueba clara de violencia, maltrato o abuso actuar de inmediato
y apoyar psicológicamente a las víctimas. Se pueden crear protocolos de
actuación renovados y que sean más eficaces que los actualmente existentes.
Existe también el
ensayo y error. Por un exceso de seguridad o de medidas de protección no se
producen consecuencias desastrosas o muy negativas. En cambio, sin medidas o
tardías e insuficientes, el resultado puede ser irremediable, por desgracia. Y
esto sin culpabilizar a nadie, pero creo que es la realidad.
Puedo pensar y creer
que se hace lo que se puede, pero es necesario hacer mucho más para
proteger a las mujeres que lo precisan y
son, quizás, muchas más de lo que parece, porque por miedo no se denuncia en
numerosas situaciones.
También la sociedad
debe colaborar más para denunciar a los
violentos, si observa su conducta agresiva. Está muy bien lamentar los
asesinatos de mujeres, pero se necesitan nuevas medidas normativas y
policiales. También los voluntarios de diversas organizaciones no
gubernamentales podrían, tal vez, realizar una labor de protección y
asistencia y en contra del machismo y de
la violencia.
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