jueves, 20 de septiembre de 2018

HERÁCLITO




Es un filósofo presocrático que ha especulado acerca del mundo y de la realidad humana. Su actividad de investigación fue para su época muy intensa. Se interesó por todo y buscó respuestas racionales.
No cabe duda del incesante movimiento de las cosas o de la realidad a través del tiempo. Heráclito que vivió desde el año 544 a. C. hasta el 484 a. C. aproximadamente elaboró nuevos planteamientos filosóficos acerca de la naturaleza y del ser humano. El fluir de lo real está presente en su modo de entender el mundo.
Considera que el primer principio o arjé de todo lo que conocemos es el fuego. Nunca te bañarás dos veces en el mismo río es una afirmación que concuerda con el cambio o transformación continua causada por  el transcurrir del tiempo en todas las cosas y en los animales y personas. Escribe Heráclito de Éfeso que: «Este mundo, que es el mismo para todos, no ha sido creado por ninguno de los dioses ni de los hombres, sino que fue siempre, es y será fuego eternamente vivo que se enciende según un orden regular y se apaga según orden regular».
Considera que la realidad es una y, por tanto, está convencido de que la unidad se expresa o manifiesta en la diversidad del mundo o de lo fenoménico y la diferencia es integrable en la unidad. La multiplicidad de la realidad no es algo que contradice o niega la unidad del mundo o de lo cósico, porque es algo esencial, sin duda.
Heráclito era de origen aristocrático y su filosofía se opone radicalmente a la de Parménides. Es probable que el pensador de Elea conociera el pensamiento filosófico de Heráclito.
Heráclito piensa que el fuego es el arjé o primer principio del universo.  La destrucción y el renacimiento del mundo son el resultado de la energía de  las llamas. La idea de un juicio universal es afirmada por el pensador de Éfeso. El Lógos es para Heráclito la razón universal que lo ordena todo. En el hombre constituye la razón o el raciocinio. En este sentido está claro que se adelantó a su época al plantear estas ideas.
Indudablemente, el cultivo del conocimiento es beneficioso para el espíritu humano o para el alma según Heráclito. Se podría interpretar que el alma para este filósofo presocrático posee un carácter ígneo y sobrevive a la muerte uniéndose de modo definitivo al fuego cósmico.  No parece que esto sea lo mismo que la pervivencia de un alma inmortal individual tal como lo plantea Platón en su filosofía idealista. 
Se considera que el estilo expositivo de Heráclito es, en ocasiones, oscuro. De todas formas, es cierto que trata de profundizar en la investigación de múltiples aspectos de la realidad y esto conlleva grandes dificultades, si tenemos en cuenta el periodo en que vivió, porque estaba surgiendo paulatinamente el conocimiento racional y científico de lo que nos rodea. El mito iba dejando paso a la racionalidad explicativa que busca causas y que señala el gran valor de la experiencia y la observación.  
Escribe Heráclito que «Los límites del alma no podrás hallarlos aunque transites todos los caminos: tan profundo es su Lógos». Existe una lucha de opuestos o una especie de guerra de las cosas, según Heráclito. En esto se opone claramente a la doctrina de Pitágoras y sus discípulos que piensan que existe una armonía incuestionable en el mundo real. Considero que es una cuestión de interpretación. De todos modos, estoy más de acuerdo con el  planteamiento de Heráclito, ya que creo que responde mejor  a la lucha de contrarios existente en la naturaleza.
Se puede pensar como Heráclito que existe una especie de orden común que rige el mundo. En realidad, sería el Lógos, ya que es la razón universal que hace posibles los cambios y las transformaciones de la realidad o del mundo a lo largo del tiempo.
Como se puede observar en Heráclito se nota un esfuerzo por racionalizar aspectos esenciales con el claro propósito de entender el funcionamiento de lo real, pero perviven, a mi juicio, aspectos espiritualistas y propios del mito como son, por ejemplo, la idea del eterno retorno y la consideración del fuego que es un elemento material como un principio ordenador y pensante con carácter divino.


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