martes, 27 de diciembre de 2016

LA BELLA ILUSIÓN DE JESÚS




Diversos filósofos han considerado que la existencia de Dios es una construcción mental. O, lo que viene a ser lo mismo, una especie de proyección imaginaria para neutralizar y relativizar los problemas de la existencia. Valéry llega a decir que la existencia divina es un acto reflejo de la razón ante el sufrimiento, la violencia, la injusticia y la mortalidad. Y Feuerbach dice que Dios es una proyección del hombre que crea sus cualidades fuera de sí. Pienso que la creencia en Dios no deshumaniza desde una interpretación más abierta y amplia del cristianismo que es la que procede.
De todos modos, el mensaje moral de Jesús de Nazaret con las oportunas matizaciones tiene mucho que decirnos a los seres humanos que vivimos en el siglo XXI. Aunque estimo que las ideas de este predicador judío que era Jesús mientras vivió son una hermosa ilusión puesto que impulsan un nuevo tipo de existencia basada en el amor, la humildad y la comprensión. En este sentido son universalizables. Y las califico de ilusión porque suponen una tarea real muy positiva basada en la fraternidad y la solidaridad. Y también aporta una esperanza que, aunque no se cumpla, puede servir de impulso para la acción.
Existe otra acepción o sentido de ilusión que podría ser entendida como el resultado de la imaginación que crea imágenes y conceptos que no pueden ser verificados científicamente en la realidad. De todas formas, también es verdad que en el ámbito de las creencias la libertad individual es plena.
El cristianismo como religión es absolutamente respetable, porque promueve la bondad y otros valores éticos esenciales. Jesús de Nazaret es una de las figuras más influyentes en la cultura e historia del mundo occidental y  esto no debe ser obviado.También es indudable que el judaísmo niega su divinidad y que en el islam se le conoce a Jesús como Isa y es valorado como uno de los profetas más importantes.
Como escribe Spicq: “La imitación de Jesús, más que en reproducir materialmente sus hechos y sus gestos, hay que basarla en inspirarse en su espíritu, en identificarse con su pensamiento y sentimientos”. Estoy de acuerdo con este planteamiento. Porque Jesús expresa y enseña un nuevo tipo de comportamiento moral que es  radicalmente opuesto a la injusticia y brutalidad reinante en su época.
La humildad, el amor, el  desprecio de las riquezas, el valor de la familia y de lo cotidiano y la resistencia ante el dolor y el sufrimiento culminan en la alegría. Si bien la esperanza en la resurrección considero que es la cuestión más débil de la doctrina de Jesús.  Fue un líder religioso y parece que  no fue un dirigente político. Sobre su figura y lo que representa se han escrito toneladas de libros.
Ahora bien, aunque no se crea en ella como divina, los planteamientos morales derivados de su enseñanza son aplicables a la vida diaria, ya que la convertirán en más gozosa, bella, grande e intensa. Se puede tratar de cumplir el paraíso en la tierra, aunque parezca una tarea imposible, y lo sea realmente. Pero el simple intento consciente de buscar formas de vida que sean solidarias y fraternas es algo decisivo, porque supondrá que estaremos divinizando, en parte, la propia vida con sus  complejidades y limitaciones.

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