Parece que el
optimismo por la vacuna de Oxford ha disminuido, ya que un investigador de la
misma universidad británica dice que los resultados no estarán hasta finales de
2021. Por otra parte, en Israel el Gobierno al subir el número de contagios a
4.000 diarios ha puesto a la población en confinamiento durante tres semanas.
En cambio en España,
con una cifra que duplica la de Israel, se están aplicando medidas selectivas
que cuando llegue octubre y noviembre no serán suficientes. Incluso el profesor
de Medicina en la Universidad de Oxford
Sir John Bell afirma que no vamos a derrotar la segunda ola. La
sensación es que se están dando palos de ciego.
Como dice Iñaqui
Gabilondo las autoridades hacen como que controlan la situación. Hacen falta
más médicos, sanitarios, rastreadores, UCIS, medicamentos, respiradores,
etcétera.
La OMS alerta del
aumento de la mortalidad en octubre y noviembre y se puede añadir que en los
siguientes meses. Y por si esto no es ya mucho esta organización indica que el
final de la pandemia será cuando, como comunidad, hayamos aprendido a vivir con
esta pandemia. Pues, me parece que lo tenemos muy difícil, por lo que se está
viendo. Incluso se dice que el fin de la pandemia no llega con el uso de la
vacuna.
Un médico de prestigio y extraordinaria
capacidad como Pedro Cavadas dice que hay microorganismos que después de
inversiones de trillones de dólares no tienen vacuna. Por ejemplo, el sida.
Además, la opacidad de
algunos gobiernos es otro lastre peligroso para poder vencer a esta pandemia que
tantas muertes y dolor está causando a la población del planeta. Rusia y China
aparentemente están poniendo una vacuna, pero muchos creen que es falso. En
todo caso, no colaboran con el resto de los países de la forma que sería
necesaria.
Si se pudiera
conseguir que el Covid-19 fuera como un virus catarral y tuviera muchísima
menor virulencia ya sería un logro. De todos modos, aunque es cierto que se
están acelerando mucho los plazos en la puesta en acción de la vacuna masiva,
ya que lo normal son diez años, lo importante es que sea eficaz y sin efectos
secundarios graves.
A mi juicio, lo que se
echa de menos en España es que la atención primaria no esté desbordada. En
algunos centros sanitarios españoles dan citas para tres semanas y esto no es
de recibo en ningún país. Se están aplazando operaciones y consultas. Y esto lo
sufren los ciudadanos. Dentro de un mes se cree que puede haber centros con
falta de UCIS y esto repercute en la atención a los pacientes. Podemos tener
que volver al Ifema y a los hospitales de campaña en el territorio
español. Y me refiero a lo que se nos
viene encima desde octubre hasta
abril. En vez de estar mucho más
equipados y preparados se va improvisando como buenamente se puede.
Lo racional y lógico
no es hacer las cosas de esta manera. Es indispensable poner muchos más medios
humanos y materiales de los que ya están funcionando para no quedarse cortos.
De no ser así, la pandemia pasará por encima de todos como un huracán de dolor
y muerte. Porque afecta a toda la sociedad de una forma u otra. La crisis
económica desatada es una de las consecuencias, pero se han producido muchas
más.
Con lo aprendido de
los tres meses de confinamiento en España debería haber sido suficiente, pero
me parece que no, por lo que se está observando cada día en los medios de
comunicación.
La estrategia para
abordar la pandemia es caótica, atomizada y dispersa, ya que está habiendo
transmisión comunitaria en bastantes territorios de nuestro país. Se necesita
una política de Gobierno más valiente y que no tema confinar, si es preciso a
comunidades enteras, antes de que sea demasiado tarde. El mismo Gobierno ha
reconocido que no realizó la desescalada como quería. Las consecuencias las
padecemos ahora y las seguiremos sintiendo con mayor virulencia en los próximos
meses que pueden ser terribles para muchos.
Que no se contabilice correctamente el número de
muertos no necesita comentario, ya que indica o desorden o incompetencia o las
dos cosas juntas. También se puede pensar en descoordinación u ocultamiento
deliberado de las cifras de muertos reales en los meses de verano, para no
alarmar a los turistas y a los otros países. En definitiva, el panorama no
parece muy positivo que digamos, por desgracia.
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