martes, 29 de septiembre de 2020

PODERES Y CORONAVIRUS

 



Las discrepancias entre el gobierno de la Comunidad de Madrid  y el poder central son muy ostensibles y no ayudan en nada en la lucha contra el coronavirus. La razón, a mi juicio, la tiene el ministro de Sanidad Illa.

Las evidencias y los resultados científicos son los que deben orientar las decisiones políticas para que disminuya la tasa de contagios o de positividad en Madrid y en otras zonas de España.

Ante una tasa de positividad del 22% deben de saltar todas las alarmas y debe confinarse, ya que no cabe duda de que existe una transmisión comunitaria. En Asturias, por ejemplo, es del orden del 2% y la situación está controlada.

Que desde algún sector del PSOE no se quiera confinar la capital del país es entendible, por el daño económico que supone. De todos modos, lo que no está de más es pensar que lo principal es evitar muertes y sufrimiento a miles o cientos de miles de personas en estos meses próximos.

Se puede sobrevivir con ayudas económicas del Estado y también con los ERTES, subsidios, salario social o con el ingreso mínimo vital. En cambio, la muerte por coronavirus no es reversible y no hay vuelta de hoja. Y no se puede jugar alegremente con las cifras de enfermos de coronavirus y con los más de 53.000 muertos.

Por tanto, este juego de negociaciones entre la Comunidad Autónoma madrileña y el Gobierno central no me parece bien ni éticamente admisible, ya que mientras tanto no se están tomando las medidas de confinamiento que a juicio de los expertos son absolutamente necesarias. Parece, según dicen los medios de comunicación, que el gobierno de Sánchez prefiere no intervenir Madrid por el coste político que supone y por otras razones posiblemente relacionadas con la complejidad logística de la operación de confinamiento.

Cuanto más se posponga la intervención peor estará Madrid y, si no se llega a confinar, puede vivirse  una situación dantesca parecida a la de marzo y abril pasados. Y, si sucede esto, de nada sirve lamentarse. Parece que es más importante la economía que las vidas humanas y no es verdad. Pero no sirve decirlo es necesario actuar con energía y como demandan las circunstancias actuales que son preocupantes especialmente en Madrid, Navarra, Cataluña y otras Comunidades Autónomas. Y todavía no se dispone de vacuna contrastada y  eficaz.

Todo depende de decisiones políticas contundentes, pero eficaces. Aunque ya sea tarde se pueden reducir considerablemente los efectos de la transmisión comunitaria y cortarla de la única manera que es posible. Por otra parte, se está observando que prácticamente en toda España se incumplen las normas y hay gente que hace fiestas en sus casas sin mascarilla y todo tipo de celebraciones sin distancia de seguridad y sin ningún tipo de protección.

Y las miles o cientos de miles  de  imprudencias diarias las pagamos todos como país con la expansión de la pandemia. Además, por si no fuera bastante existe también el negacionismo  que es absurdo y contribuye al descontrol y caos existente. Si un cierto número de  personas no son responsables en su comportamiento cívico es muy difícil poner coto al coronavirus.

Las muertes en abstracto no parecen algo tan terrible, ya que todos tenemos que morir, pero si se piensa en cada persona y familia o amigos las cosas se ven y se piensan de otra manera mucho más profunda y directa.

El derecho a la vida está por encima de todo y esto parece que por parte de algunos no se quiere aceptar. Los Derechos Humanos lo dicen y también se ampara el derecho a la salud de todos. Forma parte de los derechos individuales que no pueden ser suprimidos o  menospreciados.

Si ni doblegamos ya la expansión del coronavirus la situación de España en los próximos  años puede ser catastrófica, porque las consecuencias se dejarán sentir en todos los ámbitos de la vida cotidiana. Además, la calidad de vida se resentirá considerablemente.

La Constitución española afirma que los poderes del Estado español tienen la obligación de proteger la vida y salud de los españoles. Para hacerlo el Gobierno central tiene que poner todos los medios a su disposición para frenar la pandemia y, de momento, en Madrid no lo está haciendo por la resistencia que ofrece el Gobierno autonómico madrileño que pone en primer lugar la economía y en segundo lugar la salud y el orden debe ser el contrario. Todo lo demás es retórica política para justificarse.

jueves, 24 de septiembre de 2020

FOUCAULT Y EL PODER

 



La filosofía de Michel Foucault es una de las más influyentes en el mundo contemporáneo.  Nació en 1926 y falleció  a los 57 años en 1984. Su labor como profesor y escritor se expresó en obras decisivas para la comprensión de las relaciones de poder.  Criticó el modelo jurídico y negó la validez de la concepción marxista de la sociedad y del poder.

Desde sus análisis se entiende que la autoridad es el ejercicio de fuerzas que están sometidas a una dinámica de conflictos y confrontaciones. Investiga de una manera profunda y llega a la conclusión de la necesidad de adoptar enfoques de investigación más positivos o científicos.

Existe en la sociedad un juego de relaciones móviles y desiguales y unos puntos de resistencia cambiantes en relación con el poder o la dominación.

Para Foucault  es indudable que «El ejercicio del poder consiste en “conducir conductas” y en disponer la probabilidad». El poder se manifiesta en las acciones de gobierno. Realiza estudios acerca de la historia de las instituciones sociales y también de las costumbres y formas de vida.

De este modo se da cuenta de que no es suficiente con un análisis de la razón, ya que también es necesario analizar lo irracional  en el ámbito de la sociedad. De todas maneras, conviene recordar que no apuesta por lo irracional como sostiene Habermas.

Este filósofo francés investiga sobre la dominación ejercida sobre los hombres y las mujeres a lo largo de la historia y las manipulaciones hechas sobre la conducta humana. Y llega a decir que existe una práctica de los estados modernos que denomina Biopoder  que se expresa en las formas de «explotar numerosas y diversas técnicas para subyugar los cuerpos y controlar la población». Son ejemplos claros de esto la Inquisición, la esclavitud, etcétera.

Todo esto se manifiesta también en la Biopolítica  que es un neologismo creado por Foucault  y que es la fuerza o coerción del poder aplicada  sobre la vida de los individuos y las poblaciones. Es como si los Derechos Humanos saltaran por los aires.

En sus investigaciones elabora una crítica histórica de la modernidad  que surge de lo planteado por Kant. Es, por tanto, una actividad original de examen de la realidad a lo largo de los siglos y también de la actualidad continuando la senda kantiana. Está muy influido por el vitalismo de Nietzsche y también por otros filósofos  alemanes.

Comparte con Heidegger sus críticas al sujeto cartesiano y a la técnica occidental por la deshumanización que causa. Se puede ver que existe una microfísica del poder. Es definible claramente un poder social que está constituido por una multiplicidad de poderes  que se observan en la esfera social aunque estén, a mi juicio, bajo el dominio del poder estatal y del imperio de las leyes.

Foucault insiste en que no existe un único poder, porque son objetivables o identificables múltiples relaciones de autoridad que se interconectan y manifiestan sutilmente.

Actualmente, se echa de menos un mayor reforzamiento del poder individual o de la autonomía de cada persona frente a entidades que pretenden dominarlo en diversos aspectos de la vida. 

La sociedad parece que es más importante que los sujetos y no debe olvidarse que los derechos individuales y el respeto absoluto de los mismos es lo que reafirma el valor de los planteamientos humanistas y democráticos.

Analizar los micropoderes que actúan en la sociedad también es necesario después de la muerte de Foucault. Porque estamos viviendo en una realidad muy dinámica y cambiante. La velocidad de cambio y transformación es muy rápida y la confusión y las consecuencias inesperadas por causa de la complejidad son enormes.

De todos modos, el respeto a las minorías y la democracia deliberativa y colaborativa son recursos o medios que potencian la justicia y el equilibrio social en un mundo tan globalizado e interconectado como el actual.

Ya se está planteando la posibilidad de que existan unas relaciones de poder más horizontales y menos jerárquicas desde planteamientos que consideren también la necesidad de incorporar datos procedentes de los expertos para tomar mejores decisiones.

Los debates y discusiones sobre cuestiones de legislación laboral y sobre otras cuestiones sociales y económicas deben basarse en confrontaciones de ideas y argumentaciones para hallar vías de salida a los problemas propios de un cambio de era o de civilización. La aceleración tecnológica está teniendo efectos que se dejan sentir en el rápido cambio social  y esto repercute en la vida de todos.

 

lunes, 21 de septiembre de 2020

INCÓGNITA SIN RESPUESTA



Es indudable que lo que está sucediendo en China es una especie de misterio o de cuestión sin resolver  sin  las necesarias explicaciones del gobierno de este país. El coronavirus surgió en Wuhan y ya desde hace unos días o semanas se están celebrando fiestas masivas sin distancia de seguridad y sin mascarillas y la gente, aparentemente, no se contagia.

O, al menos, eso dicen las autoridades chinas. Si es verdad lo que afirman no se sabe. En todo caso, dicen que en Wuhan el último caso local data de mayo. Si esto es cierto parece inexplicable.

O podría ser que los chinos estén recibiendo algún tipo de tratamiento desconocido que puede ser un antídoto o unos medicamentos que el resto del mundo no están utilizando. Todo son especulaciones y conjeturas.

El hermetismo del gobierno chino y su negación de cualquier responsabilidad en el surgimiento de la pandemia es esperpéntico. Es la negación de lo evidente y comprobado. El gobierno comunista chino llega a acusar a España, Italia, Francia y varios países de ser el posible origen del covid-19.

Es evidente que los efectos patógenos del coronavirus superan todo lo conocido hasta ahora. Ya hace unos meses  que científicos chinos están  desarrollando una cura para el covid. Incluso un centro de la Universidad de Pekín está creando anticuerpos en laboratorios para la lucha contra la pandemia que está  padeciendo el mundo.

Los anticuerpos neutralizantes están dando buenos resultados ya que después de cinco días la carga viral se reduce. Incluso con el paso de los días los ratones llegar a estar libres de contagio. Además, el antídoto también se está ensayando en Estados Unidos.

La viróloga china Li- Meng Yan acusa al gobierno chino de retrasar deliberadamente la información sobre el virus. Lo que levanta las sospechas sobre la utilización del coronavirus como arma biológica para lograr la supremacía económica sobre el resto del mundo.

Yan dice que contactó con un colega del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades del país y que le confirmó que era un nuevo virus y que incluso habían secuenciado su genoma completo en Wuhan. Por si no fuera suficiente esta científica añade que en el laboratorio se manipuló genéticamente el coronavirus para que infectara más a los seres humanos.  Y aporta pruebas en un informe científico de 26 páginas. De ser cierto es muy grave aunque este virus se escapase accidentalmente.

No extraña que se haya presentado una demanda colectiva en Texas en la que se afirma que el covid-19 fue diseñado por China como un arma de guerra biológica.

Según la viróloga china que se ha refugiado en un lugar secreto de Estados Unidos el covid-19 «muestra características biológicas que son incompatibles con un virus zoonótico de origen natural». Y da datos científicos que refuerzan la tesis de que es un producto de laboratorio utilizando dos tipos de  coronavirus de murciélago.

El gobierno chino tiene que asumir sus responsabilidades, si se acaba demostrando que el covid-19 se ha creado artificialmente. De todos modos, lo que está fuera de toda duda es que surgió en los laboratorios de Wuhan y se expandió por todo el planeta con las consecuencias ya conocidas. Se entiende que la viróloga Yan proponga que la comunidad internacional investigue el laboratorio de bioseguridad  nivel 4 de Wuhan, ya que ahí fue donde, muy probablemente, se elaboró el covid-19.

El hermetismo de las autoridades chinas  es lo contrario de una actitud democrática, por decirlo suavemente. Los países más poderosos y la ONU deberían tomar cartas en el asunto y exigir al gobierno chino que diga toda la verdad sobre lo ocurrido en Wuhan. Sin mentiras ni ocultaciones.

Sería la forma de salvar al mundo de las terribles consecuencias de esta pandemia. Incluso con sanciones o bloqueos económicos a  China para que entiendan que no es tolerable la falta de respeto a los demás países. Deben poner todas sus investigaciones sobre vacunas y antídotos o anticuerpos a disposición de todos los países, ya que ellos han sido los causantes de la catástrofe humanitaria en todo el globo con casi un millón de muertos, aunque haya sido por un escape accidental. 

Se aproximan unos meses decisivos y toda la información e investigación que se pueda realizar es extraordinariamente útil. Pero debe ser compartida por los médicos y virólogos de todos los países. Si no se logra esto el futuro próximo puede ser cada vez peor. Actualmente, la cuestión de la alimentación de la población se puede resolver incluso con confinamiento.

 

miércoles, 16 de septiembre de 2020

DEMOCRACIA COMPLEJA



El reciente libro de Daniel Innerarity, catedrático de Filosofía política en la Universidad del País Vasco, expone numerosas ideas para el desarrollo de unas técnicas de Gobierno a la altura del siglo XXI. Es un libro extenso de más de 400 páginas. La información y el conocimiento son la base de las buenas decisiones políticas.

El caso de Inglaterra es paradigmático, ya que en el caso del imperio británico en el siglo XIX, la gran cantidad de informes  que llegaban a la metrópoli dieron lugar a la elaboración de mejores leyes que impulsaron la revolución industrial y potenciaron el crecimiento económico. Y esto es claramente extrapolable a la actualidad.

Innerarity es consciente de la necesidad de nuevos procedimientos políticos que comprendan la complejidad social y también la libertad individual. Por eso escribe que «Unos tienen excesiva confianza en la capacidad del Estado para intervenir desde fuera y otros confían demasiado en los comportamientos individuales y en la capacidad de autocorrección del sistema».

En este sentido,  es indudable que la regulación o  superación de los desajustes y problemas sociales, laborales y de otros tipos precisa de acciones que tengan en consideración todos los elementos que intervienen en las situaciones sociales.

Complejizar la democracia es lo mejor, porque eso mismo significa estudiar todas las posibilidades en relación con la toma de decisiones políticas en cualquier Estado o sociedad. Existen disfunciones sociales e injusticias.

Las contradicciones son superables también desde una perspectiva social si el poder de un país reacciona adecuadamente buscando el interés general.  Las anormalidades que se observan en las sociedades pueden ser corregidas. Se trata de reducirlas lo máximo posible o eliminarlas.  

Daniel Innerarity cita a Robert Musil estableciendo una comparación o analogía del individuo con la sociedad: «la diferencia entre una persona normal y una que está loca  es que la normal tiene todas las enfermedades mentales, mientras que la loca tiene solo una».

Por tanto, de lo que se trata es de organizar del modo más armonioso posible todas las dimensiones de la convivencia y de la vida social en todos los aspectos esenciales. Los límites y los controles en los Estados, si son racionales y coherentes garantizan la libertad de todos, sin duda. De lo contrario impera la ley de la selva. El saber experto es fundamental para que los gobernantes sepan decidir con el mayor acierto posible. Esto lo mantiene Runciman. Parece indudable que los ciudadanos tienen todo el derecho a disponer de un gobierno competente, por razones obvias o de sentido común. Y la racionalidad o irracionalidad del electorado es algo crítico y a considerar cuando se celebran comicios.

Comparto con el profesor Innerarity la percepción de una falta de confianza en los gobiernos, ya que existen muy serias dudas de que «sean capaces de afrontar los riesgos  de la existencia de manera eficaz e igualitaria». Y en estos meses lo estamos observando ante el caos sanitario, social y laboral provocado por la pandemia en España y en el mundo. Es preciso respetar la realidad y los datos y actuar en consecuencia también anticipándose  a lo claramente previsible.

No se deben despreciar o desatender los planteamientos políticos matizados  y complejos, porque son los que ponen sobre la mesa las soluciones respecto a la desigualdad excesiva y las injusticias sociales. Es indispensable poner barreras infranqueables a la maldad y a los errores. No se trata de ser héroes es cierto.

Los gobiernos técnicos piensan en todos los ciudadanos y son  la expresión de sistemas inteligentes que ayudan a todos. De todos modos, Innerarity considera que los Estados no son capaces de controlar sus sociedades. Y ya no es una cuestión de ensayo y error, sino de afinamiento y ampliación de los métodos para regular, del mejor modo imaginable, la actividad social en beneficio de todos los ciudadanos.

La reflexividad es clave para que la sociedad digital se diseñe y funcione para la realización de una vida común lograda. Y es cierto que la tecnología ya ha modificado nuestro gobierno del yo. Esto es compatible con un humanismo solidario que aproveche para la vida las ventajas del mundo cibernético en el que ya estamos.

Estamos cambiando a marchas aceleradas con el progreso tecnológico y esto también tiene sus consecuencias en el campo de la política. La digitalización dará nuevos conocimientos e informaciones para la acción política solidaria. Las ingentes cantidades de datos harán más fiables y mejores las  decisiones de gobierno en el ámbito de la sociedad. Estamos ante un reto positivo.

 

lunes, 14 de septiembre de 2020

RESPUESTAS



Parece que el optimismo por la vacuna de Oxford ha disminuido, ya que un investigador de la misma universidad británica dice que los resultados no estarán hasta finales de 2021. Por otra parte, en Israel el Gobierno al subir el número de contagios a 4.000 diarios ha puesto a la población en confinamiento durante tres semanas.

En cambio en España, con una cifra que duplica la de Israel, se están aplicando medidas selectivas que cuando llegue octubre y noviembre no serán suficientes. Incluso el profesor de Medicina en la Universidad de Oxford  Sir John Bell afirma que no vamos a derrotar la segunda ola. La sensación es que se están dando palos de ciego.

Como dice Iñaqui Gabilondo las autoridades hacen como que controlan la situación. Hacen falta más médicos, sanitarios, rastreadores, UCIS, medicamentos, respiradores, etcétera.

La OMS alerta del aumento de la mortalidad en octubre y noviembre y se puede añadir que en los siguientes meses. Y por si esto no es ya mucho esta organización indica que el final de la pandemia será cuando, como comunidad, hayamos aprendido a vivir con esta pandemia. Pues, me parece que lo tenemos muy difícil, por lo que se está viendo. Incluso se dice que el fin de la pandemia no llega con el uso de la vacuna.

Un  médico de prestigio y extraordinaria capacidad como Pedro Cavadas dice que hay microorganismos que después de inversiones de trillones de dólares no tienen vacuna. Por ejemplo, el sida.

Además, la opacidad de algunos gobiernos es otro lastre peligroso para poder vencer a esta pandemia que tantas muertes y dolor está causando a la población del planeta. Rusia y China aparentemente están poniendo una vacuna, pero muchos creen que es falso. En todo caso, no colaboran con el resto de los países de la forma que sería necesaria.

Si se pudiera conseguir que el Covid-19 fuera como un virus catarral y tuviera muchísima menor virulencia ya sería un logro. De todos modos, aunque es cierto que se están acelerando mucho los plazos en la puesta en acción de la vacuna masiva, ya que lo normal son diez años, lo importante es que sea eficaz y sin efectos secundarios graves.

A mi juicio, lo que se echa de menos en España es que la atención primaria no esté desbordada. En algunos centros sanitarios españoles dan citas para tres semanas y esto no es de recibo en ningún país. Se están aplazando operaciones y consultas. Y esto lo sufren los ciudadanos. Dentro de un mes se cree que puede haber centros con falta de UCIS y esto repercute en la atención a los pacientes. Podemos tener que volver al Ifema y a los hospitales de campaña en el territorio español.  Y me refiero a lo que se nos viene  encima desde octubre hasta abril.  En vez de estar mucho más equipados y preparados se va improvisando como buenamente se puede.

Lo racional y lógico no es hacer las cosas de esta manera. Es indispensable poner muchos más medios humanos y materiales de los que ya están funcionando para no quedarse cortos. De no ser así, la pandemia pasará por encima de todos como un huracán de dolor y muerte. Porque afecta a toda la sociedad de una forma u otra. La crisis económica desatada es una de las consecuencias, pero se han producido muchas más.

Con lo aprendido de los tres meses de confinamiento en España debería haber sido suficiente, pero me parece que no, por lo que se está observando cada día en los medios de comunicación.

La estrategia para abordar la pandemia es caótica, atomizada y dispersa, ya que está habiendo transmisión comunitaria en bastantes territorios de nuestro país. Se necesita una política de Gobierno más valiente y que no tema confinar, si es preciso a comunidades enteras, antes de que sea demasiado tarde. El mismo Gobierno ha reconocido que no realizó la desescalada como quería. Las consecuencias las padecemos ahora y las seguiremos sintiendo con mayor virulencia en los próximos meses que pueden ser terribles para muchos.

Que  no se contabilice correctamente el número de muertos no necesita comentario, ya que indica o desorden o incompetencia o las dos cosas juntas. También se puede pensar en descoordinación u ocultamiento deliberado de las cifras de muertos reales en los meses de verano, para no alarmar a los turistas y a los otros países. En definitiva, el panorama no parece muy positivo que digamos, por desgracia.

 

miércoles, 9 de septiembre de 2020

EXISTENCIALISMO



Hannah Arendt en su libro ¿Qué es la filosofía de la existencia? Elabora profundos y agudos análisis y reflexiones sobre algunos de los principales filósofos que desarrollaron el existencialismo.

Esta filósofa nació en Hannover en 1906  y falleció en 1975. Se doctoró en Filosofía en Heidelberg  en 1928 con la tesis El concepto de amor en San Agustín que se publicó al año siguiente. Imparte conferencias en diversas universidades del mundo. También en el año 1955 realiza una estancia  como profesora invitada en la Universidad de Berkeley en California, etcétera. Entre sus obras destacan Los orígenes del totalitarismo y La condición humana.

Es indudable que a Arendt le interesó especialmente la filosofía del pragmatismo y también la fenomenología. Además, reconoció  muy pronto la importancia filosófica del existencialismo francés de posguerra.  Los planteamientos relacionados directamente con la rebelión fueron objeto de su interés.  En este sentido, la filosofía de Sartre con su afirmación de la revolución y de la actitud rebelde ante la injusticia y la represión le atrajo y le llevó a pensar que podía ser una de las posibilidades para cambiar la condición humana y mejorarla.

Arendt también puso de relieve que la sociabilidad humana es la expresión de la libertad que se puede ejercer de una forma más extensa en relación con los demás. El existencialismo surgió con el último Schelling y con Kierkegaard en la primera mitad del siglo XIX. También Bergson y la filosofía de la vida o el vitalismo de Nietzsche, de Ortega, Scheler y Jaspers conforman variadas formas de la filosofía de la existencia. Incluso Heidegger con su valoración de lo mundano expresa ciertas ideas existencialistas.

En relación con el auge del existencialismo Hannah Arendt es consciente de la potencia de lo existencial en relación con la vida cotidiana de las personas y escribe «El resultado  fue que Kierkegaard  se refugió en la psicología para la descripción de la acción íntima y Marx se refugió  en una ciencia de la política para la descripción de la acción externa». En definitiva, es la plasmación de que la esencia de los seres humanos es la existencia o la vida y no el espíritu.

En cambio, Arendt aunque valora enormemente el idealismo filosófico considera que aunque es el punto de partida de los grandes temas o cuestiones de la teoría del conocimiento, de la ética, la política, la antropología  y la metafísica debe ser aumentado con  unos enfoques más propios de un realismo filosófico, que son los que están en relación con lo concreto, con lo existencial. Es algo en lo que también insiste Sartre, ya que la propia vida la construye o elabora cada sujeto con sus decisiones y especialmente con sus acciones. Partiendo de la capacidad de elegir con total libertad.

Se comprende que Arendt exprese su admiración por la obra filosófica de Jaspers  puesto que «La existencia no es para Jaspers ninguna forma del ser, sino una forma de libertad humana». Es evidente para esta gran pensadora que en el mundo contemporáneo es clave la capacidad de filosofar en común y de empatizar, sin que esto suponga que no se afirme también el extraordinario valor de  la actividad analítica y reflexiva de cada ser humano pensante.

La clarificación o iluminación de las complejidades de la existencia es una cuestión central que trata expresamente Hannah Arendt. No se extraña de que el interés de los filósofos se exprese también en los ámbitos del periodismo, la novela y el teatro.  Porque la existencia lo comprende todo y la filosofía de la misma también, como es natural.

Está de acuerdo con muchos de los planteamientos de Camus  que reflejan su humanismo dentro del absurdo de la existencia. Escribe que «Para Camus, el amor es el intento un tanto torpe y desesperado por quebrantar  el aislamiento del individuo».

La temporalidad de la vida es lo que posibilita la realización humana hasta el mismo instante de la muerte. Por tanto, las acciones son lo más importante, porque son las que dan forma a la única vida de cada ser que vive en este mundo material.

Se deduce de la filosofía del absurdo de Albert Camus que nada tiene sentido y la vida, aparentemente, tampoco. De todos modos, se extrae de la misma una cierta filosofía positiva  y un  nuevo humanismo del que él  era consciente y que también señala  Arendt, ya que analizó su producción filosófica o literaria. Schelling también en su filosofía tardía elaboró ideas propias de una filosofía positiva y vital.

 

CHINA CONTROLA LA PANDEMIA

jueves, 3 de septiembre de 2020

MONTAGU Y EL HOMBRE



 

El libro Qué es el hombre de Ashley Montagu  es una obra que muestra la profundidad y amplitud de las reflexiones antropológicas o filosóficas de este pensador británico- estadounidense. Analiza de modo muy preciso lo que está sucediendo en la época actual desde una perspectiva también social y psicológica.

Montagu nació en Londres en 1905 y falleció a los 94 años en 1999 en Estados Unidos. En 1995 obtuvo el galardón de Humanista del año. Aunque el libro citado es de 1950 sus planteamientos y consideraciones siguen siendo muy útiles hoy en día, porque trata temas que siguen ocupando las mentes de las personas también en este siglo XXI.

Montagu  da una extraordinaria importancia o significación a la naturaleza social de los seres humanos. Así lo expresa en numerosos pasajes de su libro y, en general, en toda su producción escrita. Dice que «Si no se le presta atención, el adulto socialmente dependiente cae en una apatía que puede ocasionar la muerte». El deseo de seguridad está activo y presente en la conciencia de todos los individuos y es algo natural y entendible.

Es indiscutible que los niños no nacen con un yo formado, ya que las relaciones sociales son las que orientan la formación de la persona. Insiste Montagu en la necesidad de la solidaridad y la buena interacción con los demás desde el respeto.

En lo relativo a la violencia y la agresividad indica que es lo que dificulta el avance de la sociedad y el pleno y satisfactorio desarrollo de los sujetos en libertad. Montagu escribe que «Por “espiritual” no entiendo “religioso” en ningún sentido formal, sino, simplemente, un progreso en bondad”. La realidad es que muchas personas tienen  demasiados valores erróneos  y  él mismo lo pone de manifiesto o de relieve en su libro de modo muy claro.

De todos modos,  considera que la educación o la enseñanza es esencial  de cara a la construcción de una sociedad cada vez mejor. Dice que «El maestro es el más importante  de todos los servidores públicos de la comunidad». Montagu no tiene ninguna duda de que  el desorden, la tensión, la hostilidad y la ansiedad   que se observan en la sociedad son el resultado de las frustraciones causadas por el materialismo dominante en el mundo occidental.

Aspira a una sociedad del afecto y no de la agresividad, de la violencia y del egoísmo feroz. La lucha competitiva por la existencia no debe abarcar todos los aspectos de la vida humana. Se entiende que diga «En estas condiciones, los hombres en todas partes, tienden a ser desagradables, brutales y crueles».

Por tanto, Montagu reitera el incalculable valor de la vida de cada persona frente a los intentos de dominación. La libertad es uno de los valores éticos fundamentales, porque a partir de ella los demás valores adquieren fuerza y poder. La socialización debe ser la puesta en práctica de la bondad, la responsabilidad, la solidaridad y otros valores que mejoran la vida de los hombres y mujeres en su existencia.

En consecuencia, se podría hablar de un existencialismo humanista en Montagu directamente relacionado con su énfasis en la sociabilidad entre los individuos. Es la mejor manera de avanzar hacia una sociedad justa e igualitaria. También es necesario pensar en el legado del cristianismo en relación con la ética y los Derechos Humanos.

En definitiva, de lo que se trata es de poner los medios materiales para que todos los seres humanos puedan desarrollarse al máximo y alcanzar la plenitud en todos los sentidos. En una sociedad violenta o agresiva esto es difícilmente lograble.

En cambio, en un ambiente social armónico y agradable todo es más fácil y se potencia mucho más la felicidad individual. Lo que no significa que no deba haber luchas y tensiones, pero controladas para que no sean excesivas o desproporcionadas. Mientras los seres humanos no aprendan esto y lo apliquen a la vida cotidiana el mundo seguirá igual.

Actualmente, disponemos de una oportunidad única con la sociedad digital o telemática para llegar a  nuevas formas de existencia que sean más coherentes y respetuosas. Esperemos que no sea desaprovechada.

Se puede ser escéptico, pero considero que una parte de la gente es consciente de que se está creando un nuevo modo de enfocar la realidad vital. La bondad, el afecto, el  respeto y la solidaridad son las claves de bóveda de una nueva forma de entendernos todos en la búsqueda de la felicidad posible.

 

martes, 1 de septiembre de 2020

TERRIBLE PANDEMIA



El libro del filósofo esloveno Slavoj Zizek titulado Pandemia expone numerosas interpretaciones sobre las consecuencias de la crisis causada por el coronavirus. Parte de la afirmación de que estremece al mundo por las muertes y el sufrimiento que está produciendo esta nueva peste del siglo XXI.

Es verdad que la distancia corporal de seguridad es necesaria para evitar la infección por este virus maligno, pero eso no significa  que no podamos experimentar internamente la cercanía o presencia de los demás. Parece que se toma más conciencia de que somos seres sociales. 

La libertad de expresión y de crítica está amparada y protegida por las leyes como es lógico, pero  partiendo de la confianza en la capacidad de opinar de todos. Como escribe Zizek «El principal argumento  contra la idea de que el Estado  tiene que controlar los rumores  para evitar el pánico  es que este mismo control propaga la desconfianza  y crea aún más teorías conspiratorias».

Ciertamente,  se observa un cambio social y civilizatorio considerable y parece que se está creando un nuevo paradigma económico que puede llegar a superar las coordenadas clásicas del mercado.  El número de contagios ha aumentado mucho en España, porque una parte de las personas no han cumplido las normas de protección repetidas hasta la saciedad en los medios de comunicación.

Con la interconexión de las personas a nivel mundial y nacional no es de extrañar que los casos aumenten de modo desproporcionado en diversas partes del planeta.  El mundo ha tenido mala suerte y sufre la contingencia  del covid-19. Podía no haber sucedido.

Zizek  pone en cuestión los fundamentos del neoliberalismo económico capitalista y dice que «lo importante  es reflexionar sobre el triste hecho  de que necesitamos una catástrofe para ser capaces de repensar las mismísimas características de la sociedad en la que vivimos».

Parece que la realidad virtual es el único espacio seguro del todo en relación con nuestra salud  o vida. La solidaridad en el ámbito presencial se traduce en la distancia de seguridad y el uso de mascarilla. No es aceptable el control digital, algo que sucede en China, porque es una invasión de la intimidad personal.

En este sentido, los países occidentales con la protección de datos y con el derecho a la privacidad están en la buena línea de los derechos humanos. Porque la libertad individual o los derechos individuales son innegociables. Un simple virus ha cambiado el mundo de la noche  a la mañana. Es una lección que ya hemos aprendido. Somos seres contingentes y sujetos al azar y a la casualidad. Y el planeta también, en cierto sentido, es frágil ya que puede sucumbir. Dentro de unos cinco mil millones de años quedará destruido por el Sol.

Por eso hace falta una solidaridad universal, si no queremos vivir escenarios de pesadilla. A nivel político Zizek está convencido de que es necesaria una especie de comunismo o socialismo  que sirva de base a una real justicia social global.

El caso de Estados Unidos con casi 200.000 muertos por coronavirus da una idea de la magnitud de la tragedia humana que está padeciendo por la falta de medidas de protección obligatorias para todo el país. Y el responsable no hace falta citarlo, porque está en la mente de todos.

Las medidas de control y regulación de la gente para evitar los contagios no son arbitrarias y tienen sus límites y son útiles para salvar vidas. Si no se les da importancia el derecho a la vida desaparece y da igual todo. 

Desde la perspectiva de Slavoj Zizek «La trampa  es que aun cuando la vida  acabe regresando a cierta normalidad, no será la misma  que la que teníamos antes de la epidemia». Sobre esto tengo mis dudas.  Lo que es indudable, a mi juicio, es que tenemos que repensar sobre nuestra orientación vital con todo lo que esto supone.

No se sabe lo que va a durar esta pandemia aunque se piensa que puede ser un par de años. En todo caso, lo que es evidente es que la vida de cada persona tenga la edad que tenga debe ser cuidada al máximo. Es entendible que Zizek insista en la asistencia incondicional, sin reparar en gastos. Todos tenemos derecho a vivir. No todo vale en este nuevo estado de cosas causado por la pandemia.  

Estamos empezando a vivir en un mundo viral, por desgracia.  De todos modos, es esencial organizar la vida cotidiana de una manera estable y dotar de significado a lo que se realiza.